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Etnia Okaina lucha por mantenerse viva: protagonista de "El Abrazo de la Serpiente"

La Policía condecoró a YA-HI-ALLAM, quien mantiene vivo el legado de su comunidad en el Amazonas.

El Espectador
15 de febrero de 2016 - 05:20 p. m.
Etnia Okaina lucha por mantenerse viva: protagonista de "El Abrazo de la Serpiente"

Colombia quiere hacer historia en los Óscar con un homenaje a las comunidades amazónicas que, más allá de tender un puente entre pasado y presente, espera reconectar la identidad multicultural de una sociedad que las ha olvidado. (Leer Los gobiernos "nunca han sabido qué hacer con la Amazonía": Ciro Guerra).

Es por esto que a diario YA-HI-ALLAM (Antonio Bolívar Salvador), protagonista del film “El Abrazo de la Serpiente”, lucha por mantener vivo el legado de sus ancestros diezmados por la esclavitud en las caucharías de la Caza Arana.

Como gesto de agradecimiento y respeto, la Policía de Amazonas rindió un homenaje al indígena de la etnia Okaina, oriundo del corregimiento de la Chorrera – Amazonas, descendiente de las comunidades indígenas que vivieron el holocausto de la esclavitud y la ignominia en los tiempos de la explotación del caucho en las selvas de la Amazonía, causante de que los Okaina practicante estén extintos.

A sus 71 años de edad y con la sencillez y humildad propias de su escuela de vida forjada en la sabiduría de la Pacha Mama; este respetable sabio indígena del amazonas, no dudo en vestir su mejor gala hecho de Yanchama y Corona de penacho con plumas de las aves sagradas, para recibir de manos del Coronel José Joaquín Devia Aguilar, la palca policial representativa de la Policía.

La etnia Okaina revive a través del cine

La nominación de "El abrazo de la serpiente", tiene más significados, más allá de que Colombia puede ganar su primer Óscar.

La película narra en paralelo el encuentro de Karamakate con el etnólogo alemán Theodor Koch-Grünberg y el biólogo estadounidense Richard Evans Schultes en la primera mitad del siglo XX, quienes buscan la yakruna, una planta ficticia que hace soñar.

Las conversaciones entre el chamán y los exploradores -la mayoría en lenguas indígenas- ahondan en las tradiciones de las tribus, pero al mismo tiempo ponen de manifiesto cómo esta fuente de sabiduría se está extinguiendo.

A lo largo de la película, los protagonistas van descubriendo el impacto de la llegada del hombre blanco a zonas remotas: explotación de recursos naturales, evangelizaciones masivas e imposición de lenguas dominantes.

Pero Karamakate demuestra que el indígena tiene mucho que enseñar y que el colombiano debe proteger esas tradiciones porque, en el fondo, se trata de su propio conocimiento.

 

Por El Espectador

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