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Rebeldía y amor en un círculo guiado por la poesía de Kase.O

El rapero español presenta este 23 de septiembre "El círculo", su nuevo disco en solitario, con el que cierra una etapa de su vida. En un largo recorrido por los pasajes más recónditos de su vida, se muestra en una dualidad entre lo etéreo y lo demasiado humano.

Felipe García-Altamar
23 de septiembre de 2016 - 02:33 a. m.
Portada de "El Círculo" / Kase.O
Portada de "El Círculo" / Kase.O

360 grados tiene un círculo. Y al llegar a los 36 años, Kase.O decidió cerrar una etapa de su vida, con un esperado disco por los seguidores del rap en español. Escrito, influenciado y producido en Colombia en su gran mayoría, “El Círculo” hace un recorrido por su niñez y su adolescencia, por sus épocas de bares y alcohol, por sus amoríos e idilios, llegando a revelar muchos secretos de los que nunca había hablado en sus piezas. Siempre consecuente, septiembre llegó y significó el regreso del rey del palabreo, en la cima del hardcore junto a su grupo, Violadores del Verso. (Lea: El artesano del hardcore cierra un círculo: Kase.O presenta su nuevo disco).

“El Círculo”, canción por canción:

El Círculo

La conexión es directa con la portada del disco. El proyector mental pone a caminar al hombre que aparece en aquel ambiente natural. Va pisando hojas secas y parece dirigirse a un gran lugar, quizá hacia el templo de cuatro columnas en la que se suspende el fuego de la eternidad. El suspenso acompaña la escena, aun cuando a él lo arrulla una fusión de trinos, zumbidos y cantos de aves e insectos, que es silenciada como si un gruñido de jabalí llegara: “Kase.O ha vuelto al ejercicio”, junto a un scratch de varias frases con otros de sus a.k.a y el nombre de la disquera de Violadores del Verso, abren la introducción del disco.

Una introducción en la que Kase.O presume de haber sido parte de la adolescencia de dos generaciones de hispanoparlantes. Siempre con sus rimas que desequilibran a los lingüistas, le habla a los que empezaron escuchándolo y a los que fueron conociéndolo. A los que acompañó en sus noches de licor, en sus tardes de colegio y en sus momentos de soledad. Empieza a tornarse agresivo cuando se refiere a la música actual, que califica como “escoria / la peor de la historia”. Arremete también contra los nuevos MCs, públicos y espectáculos, motivo suficiente para considerarse un ser más cósmico y menos terrestre.

Un estribillo con una frase suya en una canción de 1997 (“100% crudos”) funciona como ventana del tiempo para esos hoy adultos que lo escucharon hace casi 20 años. El tajante al que tiene acostumbrado Kase.O a sus seguidores continúa cuando habla de las millones de ideas y rimas que escribe hasta plasmar las correctas.

Esto no para

Cuando “El Círculo” se estrenó, “Esto no para” ya tenía 1’300.000 visitas en YouTube y había sido comentada por miles de usuarios de la plataforma. Fue la única canción que se extrajo y fue presentada ocho días antes, el 15 de septiembre. En los comentarios, qué mejor medidor, los fanáticos celebraban la reaparición de Kase.O, luego de años de ausencia, en los que las nuevas piezas que disfrutaron del artista fueron las 15 del disco “Kase.O Jazz Magnetism” (2011) y las 4 (con sus instrumentales) de “Previo” (2015), un maxi en formato CD.

La canción muestra a un iluminado que se despacha contra las enfermedades de la sociedad actual. Un estado elevado desde el que Ibarra afirma que el mundo es regido por una o varias entidades ininteligibles que han logrado manejar los hilos de una sociedad fácil de manipular y separar. El videolyric oficial, que transmite la idea de esa primera canción del disco: rebelde, contestataria y de denuncia. Los colores, el concepto audiovisual y las referencias del video, hacen pensar de la gran calidad que también tendrán los videos de su nueva producción. “Esto no para” invita a moverse, a levantarse, a luchar y a no dejarse controlar por esas fuerzas que sugiere en esta primera canción, que además se despacha contra el sistema de justicia global.

Yemen

Es una canción pesada con sabor colombiano y sello de Aranjuez, Medellín. El Arkéologo presenta una de las mejores bases del disco, que evoca celebraciones antiguas de emperadores y superhombres. Kase.O, quien se presenta en la canción como un semidiós de la poesía, abofetea a los MCs haciendo alarde de sus creaciones. Hincha su superyó con cada frase que de inmediato relaciona con el carácter sobrehumano y redentor que pretende sentenciar el artista con la canción. El ente etéreo plasmado en la canción afirma que incluso ha logrado contactos prohibidos que le significarían ser un “peligro” para algunos.

En su recorrido por “Yemen” recuerda sus andanzas, instantes y amigos de Zaragoza, que lo convirtieron en el aclamado MC que es hoy gracias a sus cualidades, oído, y capacidad de combinar letras y sonidos para hacerlos agradables a quien escucha. La base, hipnótica y reiterativa, logra tener un gran espacio luego de la palabrería que expele Ibarra, redundando sobre el aspecto de humano supremo que comunica.

Triste

El título no deja mucho a la imaginación. En una extensa y única rima en la que solo se repite el título de la canción y la frase “solo tengo ojos para mí”, Ibarra expresa sus miedos más grandes miedos e incertidumbres. En un minuto y 22 segundos retrata a un hombre perdido en sí mismo, con temor a la vejez y que empieza a sufrir los primeros dejos de una vida precoz, siempre estando mucho antes en cada momento que debía vivir. Miedos, lágrimas, sueños, dudas, se vierten sobre su persona para bajarlo del pedestal en el que la música lo ha puesto y demostrar que también es un humano que ha cometido muchos errores a lo largo de su camino. Retrata una etapa depresiva de Ibarra, a la que logró sobreponerse con ayuda de sus personas cercanas.

Maniobras con los tiempos de un beat conformemente sombrío e igual de minucioso que la letra, logran reflejar al Kase.O de 36 años que en ocasiones es casi un robot. Un robot, a pesar del carácter humano que busca reflejar, que carece de sensaciones, de emociones y hasta de juventud, pero que no deja de enfilar las palabras que mejor combinen hasta dar con su parabién.

Guapo tarde

Aunque la canción anterior inicia el momento de introspección de “El círculo”, esta canción es el primer gran retroceso que hace Kase.O en su vida. Se va hasta los tiempos en que era un niño y relata esa etapa en la que no lograba diferenciar su vida de colegio y los juegos de niños de la calle, el licor, los cigarrillos, el rap. Años difíciles en los que empezó el coqueteo entre él y la música, aún con todos los coletazos que esto trajo. El arte terminó convirtiéndolo en un niño que hacía presentaciones, bebía y fumaba inconteniblemente mientras creaba sus canciones y hasta contaba con groupies pese a su corta edad.

La convulsa etapa, en la que no lograba sentirse cómo en ningún espacio social, fue sobrellevada por Ibarra con la música. Sus audífonos que retumbaban con los mejores raperos que ha dado Estados Unidos y algunos de la primera generación del rap en español, le permitieron desenvolverse en un mundo en el que a pocas cosas lograba adaptarse. Recorre los secretos más enterrados de su vida, de los que nunca había hablado en sus canciones. Y aunque reconoce que es mejor tener esos recuerdos ocultos, prefirió no reprimirlos más y darlos a conocer a sus seguidores.

Viejos ciegos

“Rap hardcore, vasos vacíos y Javi triste”, dice Hate, contando una ocasión que vio a un joven Ibarra componiendo. Así se resume la canción que eligió Kase.O para hablar de su etapa de bares, botellas, vasos y cantinas, en la que invita a Hate y a Xhelazz, quién más si no ellos. Dos de los borrachos más talentosos cuando de rap se trata. Es la primera colaboración del disco en el que se remite hasta a las largas jornadas de tragos, no solo en Zaragoza sino por toda Europa. Kase.O aprovecha para hacer una nueva confesión sobre su vida universitaria, que dice haber abandonado debido a la vida de pubs y amigos. Una nueva recapitulación de Ibarra sobre la que poco ha hablado en sus piezas.

Hate y Xhelazz, encargados de tratar más sobre esa devoción que sentían por los vasos de ron con hielo. Años que forjaron e influenciaron ampliamente la carrera de Violadores del Verso y de Xhelazz, siempre cercano al grupo. Hate llega a bromear con que en esos recorridos internacionales eran conocidos como personajes cuya nacionalidad era “Borracho”.

Quieren copiar

El paréntesis a tantas confesiones llega con el primer interludio. Un beatbox junto a música electrónica, casi de videojuego, sobre la que Kase.O se vanagloria del trono que ha ostentado desde que empezó en la música. Platea una pregunta clave para el desarrollo del rap en español: ¿cuántos raperos decidieron serlo por la influencia de Ibarra? Según él, podrían ser unos 16.000, cuenta que llegaría a quedarse corta.

El interludio acusa a quienes han querido imitar el estilo de Kase.O de no tomarse por lo menos el mismo tiempo e imaginación que él derrocha en crear sus frases.

Pavos reales

Otra canción con un sello más colombiano que las otras canciones del disco. La mezcla entre Crudo Means Raw, nacido en Nueva York y criado en Medellín, y Kase.O dan como resultado una base magnética con un bajo supremamente potente. Nuevamente se muestra un Ibarra ególatra por su forma de hacer música, y hablándole de frente a quienes han querido dudar de sus capacidades. Para hacerlo, presenta a Mcklopedia, Hermano L y Shabu One Shant, que ponen tintes de raggamuffin y música caribeña a la pegajosa base de la canción, quizá por la presencia en él de un venezolano, un mallorquín y un malagueño.

Con estilo similar al que presentó Ibarra, los tres MCs muestran su orgullo por haber sido invitados por él para hacer parte de esta etapa de su círculo. Cantantes con una trayectoria, en teoría, corta en el rap, pero que en absoluto desentonan con el artista principal del disco, y hasta terminan pidiendo un reconocimiento para el combo que lograron armar.

Mitad y mitad

“En este círculo, en el que hago lo que me sale de los huevos”, afirmó Kase.O en el intro. Así que quienes pensaban que iba a evadir y hasta apalear el tan debatido trap, se chocaron con esta canción que tiene sonidos muy similares. Es la primera de tres que dan un respiro al vertiginoso trayecto de “El círculo” hasta acá. Un beat muy electrónico y un Ibarra hablando al oído, traen una canción que es una verdadera trampa para el subconsciente de quien la escucha. Cuando lo haga, de inmediato se le vendrá a la cabeza una referencia de la persona que protagoniza sus fantasías sexuales.

El lenguaje explícito, propio de su hardcore, se combina con un ambiente adolescente para llegar a una proposición erótica que está desde el título de la canción. Hay además un coro delicado de Najwa Nimri, que hace contrapeso a la voz gruesa de Ibarra y compagina con el estilo salido que pretende la canción. Crear una atmósfera propicia para hacer mejor la unión de esas dos mitades de personas que se aman, es el propósito de un innovador tema, con una base y arreglos de Kase.O y Gonzalo Lasheras, completamente alejada de los sonidos que hasta hoy había ofrecido Ibarra.

Mazas y catapultas

Es un flamenco electrónico que muestra otra faceta de Kase.O. Romántico y parlanchín, Ibarra presenta la segunda canción cariñosa del disco. Siempre como un solitario ser, celebra la llegada de esa persona que logra chamuscar esa frialdad y destrozar los cánones para ser convertida en quien le entregó la posibilidad de creer en el querer.

Coros de Irene Reyes, Sara Diaz y Maria López, complementan una relajante canción, caracterizada por los teclados y el estilo de cantaor que asegura Ibarra, en una arriesgada pero efectiva apuesta con la que incluso puede llegar a nuevos oídos.

Amor sin cláusulas

Kase.O se deshace en elogios y declaraciones de amor hacia la persona que lo acompañó en todo el proceso del disco. Le escribe a “su Cleopatra”, la mujer que estuvo en los momentos de fluidez y de desespero mientras intentaba cazar letras con bombos. Tal como dice en su canción, efectivamente es una persona que siempre tiene una sonrisa en su rostro. Ese ímpetu y carácter que le imprimió a Ibarra en todos los lugares a los que lo acompañó, terminaron siendo decisivos en la finalización del disco.

La base es hecha por R de Rumba y el alter ego DJ de Kase.O, Javato Jones. Con mucho jazz acompañando los bombos, Ibarra le recuerda y agradece esos viajes alrededor del mundo, pero también por estar en aquellos momentos en que es más frágil. Con un estribillo sencillo en el que le resalta sus mayores cualidades, Kase.O le expresa a su amada sus deseos por envejecer juntos, configurándose como quizá la canción preferida de uno de los pilares de “El Círculo”.

No sé qué voy a hacer

La carrera artística de Kase.O ha tenido varios sobresaltos. Él lo sabe, y en esta canción, pese al catolicismo que ha manifestado en otras épocas, se presenta como el Mesías del rap y se “disculpa” con sus seguidores por las veces en que se han podido sentir abandonados. No por nada su disco en solitario fue tan esperado, especialmente por los puristas a quienes no gustaron mucho sus rimas sobre jazz con JazzMagnetism.

Recuerda su juventud, sus amigos, sus giras de conciertos, su amada y hasta las épocas en las que un canuto lo apasionaba, con una base más inclinada hacia el funk. Tiene hasta un coro afable que contrasta con la letra paranoica de la canción, en la que evidencia su lucha interna por mantener a todos sus fanáticos contentos.

Risoterapia

El segundo interludio de “El Círculo, bien pudo convertirse en la canción más larga del disco si hubiera involucrado frases de Colombia. En casi dos minutos, R de Rumba y Kase.O presentan algunas de las frases más ridículas y fingidas de los políticos españoles. La sesión de risas por las bufonadas de algunos mandatarios españoles es acompañada por una fuerte bajo y un bucle de carcajadas.

Balbuceos como “Lo desconozco absolutamente. No sé si estaban, si estuvieron, si alguien las quitó. Hay cosas que no se pueden demostrar”, que seguramente algún político colombiano ha dicho con otras palabras, hacen parte de esas brillantes oraciones que lleva reprochando Violadores del Verso desde sus primeras apariciones. “No estamos en una crisis económica” o “No hubo financiación ilegal”, son otras de las perlas que presentan en este interludio.

Rap superdotado

“Saca las banderas de Rap Solo al viento” es la consigna de un regreso de Violadores del Verso que inaugura R de Rumba. El título de la esperado retorno está sustentado en una canción de 2001 (“Nadie lo haze”) contenida en el primer maxi que lanzó el grupo. Otra vez, la peña que forjó a miles de raperos en España y Latinoamérica les hace un flashback a sus épocas colegiales y de barrio. Lírico, quien en esa canción de 2001 pronuncia por primera vez la expresión “Rap superdotado”, toma el primer turno y demuestra que sigue tan vigente como en sus épocas de grupo, y con sus “frases largas y pausas” habla de la influencia en la cultura y música española, y ahora del mundo, que ha tenido el grupo del que tanto se habló mientras había cambio de siglo.

Hate y sus frases explícitas, crudas y catedráticas -como siempre han sido-, imponen el respeto que han ganado los indudables reyes del rap hardcore. Apoya la afirmación del Intro del poco arte y emoción que transmite la música actual y pone en duda la calidad del rap que produce actualmente España. También cuestiona esas nuevas apariciones tan mezquinas, que han dejado de tener en cuenta muchos aspectos a la hora de escribir, producir y presentar un disco, reivindicando finalmente a su grupo como el prototipo más elaborado que ha engendrado su país.

El tercer turno es para un Kase.O furioso que proclama a Violadores del Verso y a su disquera, Rap Solo, como cátedra del rap en español. Celebra el regreso de un grupo que empezó cuando todos eran niños que peleaban contra los “fachas” del colegio que no dejaban ser diferente al que quería serlo. Un grupo que marcó un antes y un después en la historia de la música de Zaragoza, que se puede jactar de haber criado. Incluso propone la inclusión de una tercera generación, al invitar a poner su disco a los niños.

La magistral intervención del DJ y productor de Violadores del Verso finaliza con un largo juego que alterna la base, scratchs, dub, y una repetición del nombre de la disquera que han alzado como una de las mecas del rap, vigente luego de dos décadas pese a los altibajos y los diferentes caminos que tomaron sus integrantes. Caminos que se volvieron a cruzar y tras “El Cïrculo” seguramente volverán a ser aquel templo de la música, soportado de igual forma por cada uno de los cuatro prodigios del Hip-Hop en la lengua de Cervantes.

Repartiendo arte

El viaje sideral que ha significado “El Círculo” se imprime en esta canción, que presentó Kase.O hace un año. “Repartiendo arte” tiene una producción que contó con bastantes manos: Juez, Gonzalo Lasheras, Juan Rodríguez Berbín, y el propio Kase.O, quien incluso hace el solo de piano en la canción. Un tema completamente platónico y filosófico en el que adelantó todas las sensaciones que estaba atravesado mientras lograba descifrar esa forma eterna del círculo que estaba descubriendo en sí.

Haciendo gala de su predilección por las analogías con la Antigua Grecia, habla del mundo de las ideas y el de las formas. Toca también la abstracción de todos los elementos que lo agitaron en 36 años de vida (35 en ese momento), y de cómo nunca dejó de tomar elementos a su alrededor hasta lograr ese esperado regreso a un lugar impalpable y abstracto del que finalmente provienen todos sus pensamientos. Ibarra divide en dos su ser, al constatar que dicho viaje lo ha hecho verse a sí mismo desde otro punto, entendiendo mucho mejor a aquel crío y adolescente tímido que se transformó en un prudente y sensato hombre al que el rap y el amor moldearon.

Basureta

La canción más personal y melancólica de “El Cïrculo” materializa la penúltima estación antes de cerrar el recorrido de vida. Una voz afligida de Kase.O se impone sobre una base melancólica que evoca infancia, y que fue producida por él mismo y por Gonzalo Lasheras. Es también la canción más larga del disco, única que sobrepasa los 6 minutos aun cuando son tan pocos los cortes que tiene. Jamás es tarde para reconocer las equivocaciones. Por eso, un Ibarra que se hace una profunda introspección pide perdón a sus personas más cercanas por el sufrimiento que les causó en épocas en que la muerte amagaba constantemente con visitarlo.

Es una canción que despedaza a cualquiera, pues lo conecta con aquellos seres queridos que han abandonado la Tierra, o que simplemente marcaron un momento específico de los primeros años de vida. Ibarra llega a llorar y no deja de lamentarse durante el largo fraseo en el que evoca su infancia, adolescencia, y recuerda a las almas que marcaron esas etapas. Muchas de ellas, personas que no supo o quiso valorar en su momento, y que años más tarde reconoce como parte indudable de su formación como persona. Kase.O reafirma su carácter de persona familiar al ratificar cuán importante fueron las personas que lo vieron crecer en su casa de La Jota.

Se devuelve miles de semanas hasta cuando empezaron a florecer sus primeras perturbaciones, manías y alteraciones de su mente, demostrando que él mismo es su psicólogo. El “Maestro del psicoanálisis”, como se autodenominó hace unos 10 años, reconoce la rareza de esos tiempos, pero los pone sobre la mesa como parte necesaria de su reconocimiento y su transcurso hacia una nueva etapa.

Outro

El círculo se cerró con amor. Con un agradecimiento mayúsculo a la piedra angular y guía del proceso de composición y producción, Kase.O le dedica “El círculo” a su amada. Menciones a su familia, colegas y los dos productores que más veces intervienen en el disco (Gonzalo Lasheras y Rubén Cuevas), completan la gratitud con quienes aparecen simbolizados en la ilustración de la portada, cada cual como deseó ser representado.

Nuevamente se acuerda de su abuela y de los amigos que han dejado su vida y manda un mensaje de renovación, de un estado superior de conciencia y evolución. El círculo se cerró. Una etapa acabó. Positivismo, paz y amor, lograron transformar a un rebelde que no supo en qué momento dejó los carros de juguete y empezó a escribir rimas, pero que se siente orgulloso de haber logrado reconocer, analizar y exponer un largo recorrido de personas, lugares, sonidos, frases, ideas y experiencias, que lo han puesto junto a su grupo en la cúspide histórica del rap en español. Un movimiento que por años esperó el regreso del más aventajado de sus autores.

Por Felipe García-Altamar

 

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