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"El odio termina por consumirlo a uno": colombiana que desafió a 300 neonazis

Tras haberse convertido en un ícono contra el racismo, María Teresa Tess Asplund admite que por su accionar los grupos neonazis “están molestos y tienen ira”, aunque indica que le gustaría dialogar con ellos.

Redacción Actualidad
10 de mayo de 2016 - 06:39 p. m.
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Luego de haber protagonizado una imagen memorable que la hizo no solo viral en las redes sociales, sino en un símbolo mundial de la lucha contra el racismo, María Teresa Tess Asplund habló de lo que sintió el pasado 1 de mayo en Suecia cuando, con la cabeza alta, el puño derecho levantado y la mirada fija, caminó en sentido contrario a 300 hombres del Movimiento de Resistencia Nórdico de Suecia, que salieron a protestar pidiendo la expulsión de los inmigrantes del país. (Lea: La caleña que desafió a 300 neonazis en Suecia)

En diálogo con la emisora RCN Radio, la mujer sueca, nacida en Colombia y llevada a Europa cuando tenía apenas meses de vida, se declaró ‘en shock y avergonzada’ por los ataques que a diario, deben tolerar los inmigrantes en occidente, víctimas de todo tipo de discriminación y señalamientos. (Lea: Ilustrador español homenajea a María Teresa, la activista que enfrentó a 300 neonazis)

“Estoy en shock y avergonzada por lo que sucede en Europa, porque es muy dura con las personas que necesitan ayuda y la respuesta ha sido construir muros para estas personas que lo que están buscando es un lugar mejor para vivir“, le aseguró a la emisora, a la que le dijo que no sintió miedo cuando se enfrentó a casi 300 neonazis y dejando entrever que reclamar por los derechos de la humanidad no debe ser considerado algo ‘espectacular’.

“Simplemente estaba brava, tuve un impulso de pararme en medio de la calle, no entiendo por qué a todo el mundo le parece espectacular. El racismo en Suecia ha crecido y se ha convertido en algo que es normal”, lamenta la mujer, quien hace 26 años se desempeña como activista antirracial, tomando como referente a símbolos como Nelson Mandela.

“Desde los 5 o 6 años cuando vi a Nelson Mandela levantar su puño al salir de la cárcel en Sudáfrica he usado este símbolo que significa libertad y justicia (…) Desde pequeña cuando fui educada por mis padres entendí que Mandela iba a ser mi modelo y por eso levanté el puño, lo que hago en todas las manifestaciones”, agrega María Teresa, una caleña que a los siete meses fue adoptada por suecos y que hoy tiene dos hijas.

María Teresa admite que su actuación generó malestar en movimientos neonazis, por eso no vacila en decir que “están molestos y tienen ira”, aunque indica que le gustaría hablar con ellos y abrir espacios de concertación: “si tuviera oportunidad de hablar con ellos les diría que se sienten y escuchen, que dejen el miedo y hablen y que miren lo que hizo Nelson Mandela, que tuvo una actitud de paz después de tantos años en prisión porque el odio termina por consumirlo a uno“.

En referencia a Donald Trump, la colombiana –quien agradeció los mensajes de solidaridad que ha recibido, especialmente de los colombianos– dijo que “es un loco, un racista y es peligroso, no entiendo a los Estados Unidos, no entiendo la gente cómo lo escucha, olvidan a (Adolfo) Hitler, olvidan la historia de un país que es de inmigrantes“.

María Teresa, de 42 años, caminó no más de tres segundos con el puño derecho levantado y mirando fijamente a los tres hombres de aspecto nórdico que encabezaban la marcha y que no se atrevieron a seguirle el contacto visual, pretendiendo seguir con su camino. De hecho, la acción de la mujer fue detenida porque otra persona quiso unirse a su protesta, y ambas fueron retiradas del camino de los 300 neonazis por parte del personal de seguridad de la manifestación.

Por Redacción Actualidad

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