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Uniandes y la lucha contra la homofobia

Dos estudiantes denunciaron amenazas por su orientación sexual. Luego aparecieron otros 22 casos. Universidad garantiza educación diversa.

Norbey Quevedo Hernández
06 de noviembre de 2015 - 02:33 a. m.

El pasado 26 de septiembre se hizo pública la historia de los estudiantes de la Universidad de los Andes Sebastián y Alejandro Lanz. El suceso puso en evidencia amenazas a través de una red social en donde los intimidaban por su orientación sexual y por su activismo en la comunidad LGBTI. De inmediato se prendieron las alarmas entre directivos, docentes y estudiantes para combatir la homofobia. Sin embargo, hoy, cinco semanas después de la denuncia, aparecieron 22 nuevos casos de estudiantes que señalaron que también son discriminados y agredidos por su condición sexual en el principal centro docente del país.

Una vez se conoció el caso, la rectoría, los profesores y los miembros del consejo estudiantil expresaron su repudio y comunicaron las acciones a seguir. El rector, Pablo Navas, precisó que la universidad sí atendió y dio apoyo directo a los estudiantes. Explicó que no hubo indicio que demostrara que la intimidación provino de un estudiante de la universidad y manifestó que las amenazas fueron anónimas y en una red social. Al respecto explicó que la entidad educativa “no puede excederse en sus atribuciones investigativas, que son resorte de las autoridades competentes”. (Lea acá la posición oficial de la Universidad de los Andes)

Por su parte, el equipo de docentes, encabezado por Juan Camilo Cárdenas, de la Facultad de Economía, elaboró una comunicación en la que rechazó las amenazas contra los hermanos Lanz e invitó a los profesores a construir y defender la convivencia en medio de la diversidad. Una carta que en dos semanas recibió el apoyo de 160 de los 633 profesores de planta que tiene la institución académica.

En cuanto a los estudiantes, a través de Luisa Fernanda Lafaurie, presidenta del Consejo Estudiantil Uniandino; Felipe Yamin, representante y miembro del consejo académico, y Felipe García, representante consejero, quienes velan por los intereses de cerca de 13.000 alumnos que tiene la universidad en pregrado, iniciaron su propia investigación.

Luego de múltiples reuniones, consultas, entrevistas y manejo de información, los estudiantes llegaron al meollo del asunto: el caso Lanz. El caso, según lo relató el propio Sebastián Lanz a sus compañeros en una charla privada, las amenazas y la discriminación a miembros de la comunidad gay con vínculos en la Universidad de los Andes, datan de 2008. Para esa época, según el relato de Lanz, hubo una práctica parecida de amenazas contra miembros de esa comunidad. También a través de medios virtuales diferentes a la red social Grindr, creada para homosexuales, ya que ésta se lanzó el 25 de marzo de 2009.

Pero no sólo Sebastián era objeto de amenazas. Sin precisar mucho, relató que su hermano Alejandro, estudiante de la Universidad de los Andes, también había sido objeto de intimidaciones en 2013 por su condición de homosexual. Un testimonio relevante si se tiene en cuenta que a través de la ONG Parces, desde hace varios años, Sebastián, es activista y defensor de derechos humanos de la comunidad de lesbianas, gais, bisexuales y transgeneristas. “Quienes lo amenazaron en ese momento sabían muchas cosas de mi hermano, dónde vivía, cómo se vestía, cómo era su apariencia física y hasta quién era su novio”. Hasta ese momento del relato el estudiante no hizo reparos a la universidad.

Vinieron luego los hechos recientes. El pasado viernes 28 de agosto, cuando estaba cerca a la Quinta de Bolívar y a pocos metros de la universidad, Sebastián Lanz, quien estudia antropología y derecho en los Andes, recibió los primeros mensajes en la red Grindr: “Loca, afeminada, adicta”. Dos días después, los mensajes fueron otros. “¿Cuando te desfigure la cara irás a seguir actuando como una mongaloca? (…) Eso va a pasar cuando te mande a tirar ácido. Sebastián Lanz, tus días están contados (…) si me echan de la universidad, lo mato”.

Sin embargo, en los días posteriores, cuando el estudiante hizo público su drama, parece que dio aliento a muchos otros que hasta ese momento habían permanecido en el anonimato soportando una situación similar. Por vía directa, telefónica y virtual, los hermanos Lanz recibieron información y están documentando más casos. “Establecimos que al menos 22 personas que estudian en la Universidad de los Andes han recibido amenazas a través de la red Grindr. Es un tema que viene desde 2013, un patrón sistemático, y la universidad ha asumido un rol de espectadora, sin combatir esas formas de violencia”, dijo Sebastián Lanz.

Con base en la información recopilada, los representantes de los estudiantes, cuyas edades no superan los 22 años, le enviaron un correo a Pablo Navas, rector de la universidad, para evidenciar lo que está pasando y proponer unas vías de acción. “La razón de este correo es que creemos que debe reconsiderarse la reacción que hasta ahora ha tenido la universidad. Y aunque ya existe un comunicado oficial de la ombudsperson, en el cual se afirma que la universidad no es competente para investigar, consideramos que la Universidad de los Andes debe asumir una postura más activa en estos casos”.

Los estudiantes agradecieron el apoyo que se ofreció a los hermanos Lanz y propusieron como líneas de acción un rechazo institucional más fuerte y público, e incentivar la cercanía entre la universidad y las víctimas de homofobia. También sugirieron el uso de herramientas, como el teatro invisible, o charlas y espacios para hablar abiertamente sobre este tipo de situaciones. (Lea acá la posición del Consejo Estudiantil)

El caso siguió avanzando y el 22 de septiembre los hermanos Lanz se reunieron con la alta dirigencia de la universidad. Allí los directivos reiteraron su disposición de apoyar a los estudiantes, continuar fortaleciendo el grupo de participación de estudiantes LGBTI que funciona desde hace varios años y hacer un estricto seguimiento del caso por parte de Margarita Gómez, la ombudsperson de la universidad, encargada de resolver los conflictos en el interior de la institución. No obstante, hubo sorpresa cuando los asistentes a la reunión reconocieron que no tenían conocimiento de que desde 2013 se vienen presentando casos similares. Una semana después de esta reunión los hermanos Lanz señalaron que en la oficina de la ombudsperson se recibió otra carta de un estudiante en donde denunciaba amenazas similares.

Pero, más allá de los argumentos de unos y otros, el caso ya está en manos de la Fiscalía desde comienzos de septiembre. El ente acusador inició de oficio una investigación que dará mayor certeza sobre lo que está pasando. Al respecto, el vicefiscal Jorge Fernando Perdomo señaló a El Espectador que el caso de los hermanos Lanz está en averiguación.

El debate sobre casos de homofobia en la Universidad de los Andes crece. El profesor y candidato a doctor en psicología de los Andes Miguel Rueda ha señalado que “esta es la primera vez que dos estudiantes tienen la valentía de sacarlo fuertemente, de manifestarlo de una manera clara, abiertamente y con nombre propio, para que se lleve a cabo lo que se tiene que llevar a cabo. Eso es lo que nos hace falta: berraquera para denunciar”. Ángela Rivera, de Cerosetenta, documentó dos casos de exalumnos homosexuales de los Andes que fueron amenazados a través de la red social Grindr. La columnista Catalina Ruiz le ha pedido a la universidad que no se “lave las manos” y ha mostrado casos similares de homofobia en Egipto y México a través de esa red.

En contraste, en la universidad existe desde hace varios años el programa Espacios Seguros, que fundaron los hermanos Lanz para atender los requerimientos de la comunidad LGBTI. Por eso no es raro ver parejas de estudiantes o profesores homosexuales expresando su afecto. El martes de esta semana el consejo estudiantil uniandino expidió su primer comunicado interno sobre el caso, un hecho que sorprendió a los estudiantes. Allí, en esencia, rechazó las manifestaciones de homofobia y violencia contra los estudiantes homosexuales, reconoció la labor de directivos y docentes en el caso y propuso la creación de un procedimiento claro y sencillo para los afectados, así como campañas de repudio.

Los hermanos Sebastián y Alejandro Lanz están atemorizados. Reconocen que sienten miedo de ir a la universidad y optaron por restringir su asistencia. Su denuncia impulsó a otros 22 estudiantes a denunciar que también son víctimas de homofobia por su orientación sexual. Seguramente aparecerán nuevos casos. La líder de los estudiantes, Luisa Fernanda Lafaurie, señaló que seguirá luchando para que los Andes responda a los mecanismos que propusieron para proteger a las víctimas y acabar con el flagelo de la homofobia. El rector Pablo Navas garantiza que la institución seguirá educando en la diversidad y la convivencia.

Por Norbey Quevedo Hernández

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