Álvaro Uribe, la Corte Suprema y las mentiras

El Espectador
20 de febrero de 2018 - 03:30 a. m.
Aunque claramente Uribe tiene derecho a defenderse, es irresponsable seguir pateando la mesa de las instituciones cada vez que hay una acusación en su contra. / Cristian Garavito - El Espectador
Aunque claramente Uribe tiene derecho a defenderse, es irresponsable seguir pateando la mesa de las instituciones cada vez que hay una acusación en su contra. / Cristian Garavito - El Espectador

No es coincidencia que los colombianos estén aturdidos. Esa es, precisamente, la estrategia: confundir a través de acusaciones que desinforman para que no se debata el fondo del asunto. Lo hemos visto en el pasado, cuando políticos de izquierda y de derecha han sido investigados por hechos cuestionables, y ahora lo estamos viendo con la decisión más reciente de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) que involucra al expresidente Álvaro Uribe, ahora senador del Centro Democrático, y al senador del Polo Democrático Iván Cepeda.

Uno de los enfrentamientos más hostiles en el mundo de la política es el de Cepeda y Uribe. Ante las denuncias públicas realizadas por el senador del Polo, el expresidente contestó acusándolo ante la CSJ de haber influenciado indebidamente a varios testigos para que dieran falsos testimonios contra Uribe. Sin embargo, esta semana el alto tribunal llegó a una conclusión contundente: no hay declaraciones producto de “manipulaciones basadas en ofrecimientos hechos por el congresista”. En síntesis, Cepeda es inocente de lo que se le acusó.

De hecho, dice la CSJ, es el expresidente quien debería ser investigado por la Comisión de Acusación del Congreso “por su presunta participación en la manipulación de testigos”.

Después de conocerse la decisión, ardió Troya y quienes iniciaron las llamas fueron los líderes del uribismo. El mismo expresidente dijo que esta era la manifestación de una persecución política en su contra. Mientras tanto, otros representantes del Centro Democrático difundieron la idea de que es preocupante cómo la CSJ tenía “chuzado” al líder de la oposición en el país.

Aunque claramente Uribe tiene derecho a defenderse, es irresponsable seguir pateando la mesa de las instituciones cada vez que hay una acusación en su contra. Especialmente porque la CSJ está actuando de manera transparente y con motivaciones claras.

Primero, no es verdad que el expresidente estuviera “chuzado”. Lo que ocurrió es que las llamadas que él realizó las capturó de manera legal la CSJ, a través de las herramientas de la Fiscalía, dentro de la investigación que adelantaba contra el ganadero Juan Guillermo Villegas Uribe, quien ha sido señalado de ser el presunto fundador del Bloque Metro de las Auc. Como Uribe lo llamó, esas conversaciones quedaron registradas, pues el teléfono de Villegas sí estaba intervenido.

Segundo, porque, al revisar el contenido de esas interceptaciones, la CSJ encontró suficientes indicios para creer que vale la pena investigar si el expresidente influenció indebidamente a los testigos. ¿No es eso, precisamente, lo que cualquier autoridad debe hacer al encontrar material probatorio que genere dudas? ¿Dónde está la persecución ahí?

Es fácil abrumar a los colombianos con la retórica de la persecución, más en época electoral, pero no por eso deja de ser una actitud irresponsable. En temas tan delicados, el país merece saber con exactitud qué ocurrió.

Por El Espectador

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