Publicidad

¿Cuándo vamos a proteger a los ahorradores?

El gran ausente en la discusión sobre la crisis en el negocio de las libranzas ha sido el Estado, pues la regulación adecuada para evitar ese manejo irregular de préstamos que prometen el cielo, capturan clientes y luego colapsan es laxa, por no decir inexistente.

El Espectador
14 de septiembre de 2016 - 02:55 a. m.
La Supersociedades intervino a la firma administradora de títulos valor Elite International Américas, la cual está en mora con sus acreedores y estaría realizando acciones para eludir “su obligación de pago”. / Página de Elite International Americas, ajustada a la proporción.
La Supersociedades intervino a la firma administradora de títulos valor Elite International Américas, la cual está en mora con sus acreedores y estaría realizando acciones para eludir “su obligación de pago”. / Página de Elite International Americas, ajustada a la proporción.
Foto: Picasa

La crisis que se ha ido develando en semanas recientes sobre el negocio de las libranzas en el país demuestra, otra vez, los riesgos que sufren los ciudadanos cuando la falta de supervisión estatal fomenta prácticas financieras riesgosas que, bajo la promesa de rentabilidades extraordinarias, atraen inversionistas ávidos de mayores retornos, que al final ven cómo se revienta la burbuja y pierden sus ahorros. La intervención de la Superintendencia de Sociedades busca reducir el perjuicio, pero incluso si lo logra, queda en el aire la posibilidad de que este tipo de situaciones se sigan repitiendo.

Uno de los principales problemas en el momento de tratar estos temas es que los involucrados saben utilizar el complicado sistema financiero para que los clientes no tengan manera de conocer los riesgos a los que se enfrentan. Las libranzas —que son los préstamos a las personas a través de sus lugares de trabajo y que se descuentan directamente del sueldo— lucen como un negocio de bajo riesgo debido a la estabilidad que presta esa forma de pago. Por eso, por ejemplo, hay libranzas manejadas por los bancos del país que mueven cerca de $36 billones y que no han presentado problemas, dado su músculo financiero para respaldar los créditos.

Sin embargo, en el país también están permitidas las libranzas extrabancarias, un negocio de $10 billones que está en manos de cooperativas, las cuales, a su vez, venden esos préstamos a comercializadores de libranzas. Es en ese sector donde la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (ANIF) reporta que hay cerca de $3 billones que no van a ser pagados por los inversionistas. Por eso, la Supersociedades intervino a la firma administradora de títulos valor Elite International Américas, la cual ya está en mora con sus acreedores y la que, según el ente de control, está realizando acciones para eludir “su obligación de pago”. No hay excusas, agrega la Supersociedades, para que en este tipo de negocios haya tanto atraso en los pagos.

Y es que los antecedentes son preocupantes. Ya en el caso de otra firma administradora de libranzas, Estrategias en Valores (Estraval), en liquidación, la Supersociedades designó como promotora de la reorganización empresarial a María Mercedes Perry, quien pudo evidenciar captación ilegal de dinero, pues Estraval vendía el mismo título valor a varios clientes por el mismo período, o recibía el dinero del inversionista sin asignarle a éste un título valor, sobre el cual, por lo demás, prometía rentabilidades que rondaban el 20 %.

Ese tipo de especulación, que vende varias veces el mismo crédito, crea un sistema que no es sostenible y que se derrumba tan pronto alguien se atrasa en sus pagos, o cuando se acaba el influjo de nuevos clientes con cuyo dinero van pagando a los antiguos. Al mejor estilo de una “pirámide”. Y con idénticos resultados: grandes retornos al comienzo, pérdida de los ahorros al final.

No sobra aclarar que hay cooperativas que no han incurrido en esos problemas. El negocio en sí no es ilícito, pero sí la manera como algunas deciden administrar los créditos. Por eso mismo, el gran ausente en esta discusión ha sido el Estado, pues la regulación adecuada para evitar ese manejo irregular de préstamos que prometen el cielo, capturan clientes y luego colapsan es laxa, por no decir inexistente.

Por supuesto, no se trata de coartar la libre empresa ni la propiedad privada, pero cuando hay un desequilibrio de poder entre unos expertos del sector financiero y un público inversionista que quiere rentabilidad, pero que no conoce del todo los riesgos de los distintos tipos de negocios, es fundamental que haya reglas claras y sistemas de vigilancia con dientes para que esa desigualdad no termine, en el mediano plazo, en personas que pierden sus ahorros por culpa de especulaciones como las que venimos mencionando. ¿Cuántos casos análogos tendrán que ocurrir hasta que se tomen las decisiones necesarias? Si bien la Supersociedades ha implementado y trabaja en el desarrollo de nuevos controles, es claro que, como casi siempre pasa en estos casos, llega tarde y cuando los colombianos ya han perdido sus ahorros.

 

¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras a yosoyespectador@gmail.com.

Por El Espectador

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar