Publicidad

Cuidado con la xenofobia

Los colombianos hemos sido migrantes históricamente, refugiados en otros países y perseguidos por ello. Salir de Colombia por mucho tiempo fue cargar un estigma en el pasaporte. Ahora que nuestro territorio se ha convertido en un espacio de oportunidades para extranjeros, no podemos utilizar la misma moneda discriminatoria.

El Espectador
29 de mayo de 2016 - 08:20 p. m.
La violencia contra los inmigrantes en San Victorino es inaceptable. / Óscar Pérez - El Espectador
La violencia contra los inmigrantes en San Victorino es inaceptable. / Óscar Pérez - El Espectador

San Victorino, en Bogotá se ha convertido en una bomba de tiempo por las tensiones entre los comerciantes colombianos e inmigrantes de origen asiático que están llegando a iniciar sus negocios con estrategias agresivas de mercado. Más allá del debate sobre el contrabando, que es una preocupación esencial, la actitud de muchas personas ha demostrado tintes xenofóbicos que son inaceptables en un país que sabe lo que es ser discriminado a nivel mundial.

Hace una semana, Migración Colombia, en una operación motivada por las quejas de los comerciantes colombianos, retuvo a doce asiáticos en San Victorino, en el centro de la ciudad. Ocho de ellos tenían problemas con sus documentos. Si bien no hay motivos para creer que el actuar del Estado ha sido intransigente, no sobra pedir que se les trate con toda la humanidad que amerita cualquier persona, así sea indocumentada. ¿Cuántos colombianos han sufrido abusos de las autoridades por haber sido encontrados sin papeles en países ajenos? Este no es el momento de olvidar nuestro pasado.

Donde sí se ha presentado violencia es en San Victorino. Los comerciantes locales sienten que no tienen cómo competir con los recién llegados. El 18 de mayo marcharon contra los nuevos negocios de origen chino y la semana pasada el ambiente se tornó más pesado: los colombianos atacaron varios locales de los chinos, golpearon con puños y patadas sus puertas y les pusieron candados para encerrarlos. Los asiáticos dicen que incluso los han amenazado. Ese comportamiento es inaceptable.

La angustia se entiende porque el cambio ha sido vertiginoso. En lo que va de este año, al menos 250 asiáticos han llegado a San Victorino. Kenny Tsui, presidente de la Comunidad China en Colombia, le explicó a El Espectador que los asiáticos apuestan por la libre competencia y explicó por qué el modelo de negocios les funciona tan bien: al manejar el idioma, pueden llegar a mejores precios con los fabricantes. Además, prefieren ganar menos sobre una prenda, venderla más barata, pero en grandes cantidades.

Los colombianos, por su parte, dicen que hay competencia desleal por la presencia de mercancías de contrabando y dicen que a este ritmo van a terminar en la quiebra.

Nos repetimos: las mercancías ilegales deben ser controladas por las autoridades y no puede permitirse su comercialización. Eso no está en duda. Lo que sí suena extraño es pretender sabotear los comercios chinos establecidos de manera legítima, únicamente porque tienen mejores contactos con los fabricantes en su país de origen. Esas son las reglas de la competencia que el país ha promovido con su apertura en las últimas décadas, y no hay motivos para empezar a cerrar fronteras ahora.

Es bienvenida la propuesta de que la Cancillería abra una oficina comercial del país en Taiwán. Esa es la clase de reacción que debe presentarse: buscar ser más competitivos, no apelar a la violencia y a la xenofobia. El nacionalismo terco no tiene sentido.

Los colombianos hemos sido migrantes históricamente, refugiados en otros países y perseguidos por ello. Salir de Colombia, por mucho tiempo fue cargar un estigma en el pasaporte. Ahora que nuestro territorio se ha convertido en un espacio de oportunidades para extranjeros, no podemos utilizar la misma moneda discriminatoria. El miedo a la competencia no es excusa para cerrar las puertas. Aprender a convivir con el extranjero también es un aspecto clave para construir un nuevo país.

¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras a yosoyespectador@gmail.com.

Por El Espectador

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar