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Descontrol ambiental en el Valle del Cauca

El sistema de humedales del valle geográfico del río Cauca está en severa tensión. Nos preguntamos si no aplica para ellos la legislación de la conservación de sus rondas, que están invadidas de caña de azúcar.

El Espectador
08 de febrero de 2016 - 08:16 p. m.
Lo ocurrido con la laguna demuestra la ambivalencia de las autoridades con la protección ambiental. / Cortesía
Lo ocurrido con la laguna demuestra la ambivalencia de las autoridades con la protección ambiental. / Cortesía

Las imágenes que hemos visto de retroexcavadoras y buldózeres alterando los flujos de las aguas en una laguna no provienen de regiones remotas. Sucedieron a cinco minutos de Buga, en la Reserva Natural Laguna de Sonso, un humedal emblemático del valle geográfico del río Cauca.

No se entiende cómo un supuesto empresario agrícola pudo introducir maquinaria pesada en un área protegida. Pero se entiende menos que su accionar, de varios días, no haya sido advertido y suspendido por la autoridad ambiental. Más que una sorpresa, pues así no podría llamarse por el tipo de evento, estamos realmente frente a una crisis de gobierno en el tema ambiental, que esta vez alcanza a una corporación autónoma regional, la CVC, con sobrada tradición institucional y recursos. Imaginemos lo que puede estar, entonces, sucediendo en territorios remotos. Al menos la gobernadora del Valle ya hizo presencia, así fuere después del desastre.

Los impactos sobre la reserva natural ya han sido denunciados por organizaciones ambientalistas. La construcción ilegal causó alteraciones a los flujos hídricos, de los cuales depende la integridad ecológica de la laguna. La reserva cubre aproximadamente 2.040 hectáreas y alberga a centenares de aves migratorias en vía de extinción, entre ellas el buitre de ciénaga, ave insignia del Valle.

Entre octubre y diciembre del año pasado entró maquinaria pesada para desviar el caño Carlina, el cual evacúa las aguas del humedal hacia el río Cauca, según los ambientalistas. Cerca de 40 hectáreas se verían afectadas. Insistimos: ¿cómo puede ocurrir algo así sin que las autoridades se percaten?

Esto sucede además cuando el río Cauca tiene niveles históricos mínimos. Es decir, podríamos estar frente a un daño realmente irreversible. El paisaje de los escasos árboles representantes del otrora extenso humedal forestal, con especies valiosas como el manteco y el burilico, aparece arrasado. Los primeros afectados son las comunidades de El Porvenir, Puerto Bertín, Yotoco y Mediacanoa, las cuales se sostienen a través de la pesca y diversas actividades agrícolas y pecuarias en su entorno.

¿Habrá judicialización? ¿Quién va a asumir el costo del daño y la reparación, en caso de que esto sea posible? Resulta paradójico, por decir lo menos, que las imágenes aparecen en momentos en que la reserva viene siendo considerada para a ser reconocida como humedal de importancia internacional. El impacto puntual, gravísimo, trae a colación otras reflexiones.

Es claro que el sistema de humedales del valle geográfico del río Cauca está en severa tensión. Mirando desde el aire las conocidas madreviejas, nos preguntamos si para estos cuerpos de agua no aplica la legislación de la conservación de sus rondas, que están invadidas de caña de azúcar hasta el límite mismo de las aguas. También sorprende que, a la fecha, las porciones aledañas a esta reserva no hayan sido adquiridas en su totalidad y restauradas. Es evidente que como sociedad no podemos seguir de desastre en desastre, y que éstos deban llegar a las redes sociales y los medios de comunicación para que la autoridad actúe. El país requiere una explicación y, ante todo, reparación.

¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras a yosoyespectador@gmail.com.

Por El Espectador

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