La receta para Saludcoop

Lo que enturbia el ambiente es que, mientras todo esto sucede, el proceso penal no avanza ni clarifica qué pasó en Saludcoop.

El Espectador
26 de noviembre de 2015 - 09:27 p. m.
El plan diseñado por el ministro de Salud permitirá vender activos y sanear Cafesalud para venderla y recuperar los dineros de la salud que están en un limbo. ¿Tendrá éxito? / Luis Ángel/El Espectador
El plan diseñado por el ministro de Salud permitirá vender activos y sanear Cafesalud para venderla y recuperar los dineros de la salud que están en un limbo. ¿Tendrá éxito? / Luis Ángel/El Espectador

En entrevista con El Espectador en octubre, el ministro de Salud, Alejandro Gaviria, anunció el proceso que finalmente arrancó esta semana: la liquidación de la EPS Saludcoop. Por su importancia para los millones de afiliados a sus servicios, y por las lecciones que el Gobierno y el país deben aprender de los malos manejos que se han denunciado, este proceso debe acompañarse con lupa. No vaya a ser que todo cambie, pero los problemas persistan, como pasa tanto en este país.

Lo más importante, antes de cualquier otra consideración, es garantizar el servicio de salud a las personas que usaban la EPS. Según las cifras reveladas, el número de afiliados asciende a los 4’600.000. Con esto en mente, el Ministerio de Salud desarrolló un plan de transición. Saludcoop prestará los servicios hasta el 30 de noviembre, y a partir de diciembre la EPS Cafesalud (que ya contaba con 1’824.000 afiliados) se encargará de responder por ellos. Un usuario, en principio, no debe preocuparse: el proceso se hará de manera automática y no modificará ninguna cita previa. Además, después de pertenecer por 90 días a Cafesalud podrá trasladarse si quiere a otra EPS. Hasta ahí, la única duda sería por que la ejecución funcione bien.

En cuanto a la liquidación en sí, nos quedan algunas precauciones. Saludcoop es infame desde 2011, cuando salieron a la luz los malos manejos a los que la sometieron sus directivos, que utilizaron recursos de la salud para inversiones que poco o nada tenían que ver con la prestación del servicio. Importante: Saludcoop no es sólo una EPS, sino un conglomerado empresarial de cerca de 40 cooperativas con distintos objetos sociales. Lo curioso es que Saludcoop (el conglomerado) es también dueño de Cafesalud, la receptora de los afiliados de la EPS que se liquida. Cambia el nombre, pero no los encargados. ¿Por qué liquidarla?

La respuesta es que ese enroque les permite al Gobierno y a Saludcoop aplazar el pago del embargo que la Contraloría le hizo, el cual asciende a la bicoca de $1,7 billones. Esta rara jugada jurídica se justifica en que el embargo era limitante para la inversión en la EPS y esa atadura truncaba cualquier intento de recuperación financiera. Si el plan del ministro se cumple a la perfección, no sólo se podrá comenzar a vender algunos de los activos, sino que, además, con los nuevos afiliados y la inversión prevista en la medida, Cafesalud se podrá fortalecer y ser vendida en cuatro años.

Ojalá así sea, y no dudamos de las buenas intenciones del Ministerio de Salud, pero hay preguntas por resolver. Una, básica, es por qué si Saludcoop ha venido pasando de números positivos a negativos y disminuyendo su patrimonio desde que fue intervenida, se puede confiar en que Cafesalud va a superar sus propios problemas financieros en las mismas manos. Otra, central, es qué base legal tiene lo que ha dicho el ministro respecto de la pérdida de la propiedad de Saludcoop, no vaya y sea que este rescate termine sirviendo para que los dueños originales le hagan conejo a la Contraloría y obtengan réditos del mal manejo realizado.

Confiamos en que esta operación sirva a los usuarios, a los empleados y a la recuperación de tanto dinero de la salud que está perdido en una nebulosa. Lo que enturbia el ambiente es que, mientras todo esto sucede, el proceso penal no avanza ni clarifica qué pasó en Saludcoop, quiénes fueron responsables y cómo van a pagar. Superar en definitiva el lío de Saludcoop requiere también esas respuestas.

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Por El Espectador

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