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¿Repensar la pólvora? ¡No! Prohibirla

Linda Guerrero Serrano*
15 de enero de 2024 - 02:05 a. m.

En respuesta al editorial del 30 de diciembre de 2023, titulado “Es momento de repensar la pólvora”.

Su editorial aporta datos sobre el incremento de los lesionados por la manipulación de la pólvora en todo el país y sobre los efectos traumáticos, por estrés, que tiene en la fauna, principalmente aves y caninos. Faltó mencionar el impacto por la contaminación del medio ambiente. Se ha evidenciado un aumento del 41 % del particulado en el Valle de Aburrá después de la desafortunada celebración de la alborada.

Todo ello, para preguntar: ¿cómo podemos disuadir de su uso?

Luego de más de 30 años tratando de hacer prevención de quemaduras, hemos llegado a varias conclusiones. En términos generales se requiere educación, principalmente en la infancia, para poder tener hábitos que corrijan los riesgos y ello toma tiempo y exige compromiso de los ministerios de Salud y Educación. Es más fácil educar que reeducar. Con otros agentes que producen quemaduras se requiere intervención del Estado, ya sea legislando o prohibiendo. Los muertos y lesionados por el uso y la manipulación de las estufas de cocinol solo se acabaron cuando Ecopetrol dejó de subsidiarlo, lo suspendió y lo cambió por las estufas de gas propano en 1992.

Las dos alcaldías de Mockus fueron potentes en la educación y prevención de quemaduras por pólvora. Se logró una disminución significativa en Bogotá y fue ejemplo nacional e internacional.

Se ha avanzado en la legislación que regula la compra de los explosivos por expertos, su fabricación, almacenamiento y distribución, pero solo se prohíbe que se venda a personas en estado de embriaguez y a los menores de edad. Eso no garantiza que al llegar a los hogares, en medio de las celebraciones, no se manipule la pólvora bajo el efecto del alcohol o se entregue a los menores.

Con el paso de los años hemos visto un aplanamiento, pero después de la pandemia la curva ha ido en aumento, como se vio el año pasado.

No hay pólvora segura, como aseveran los polvoreros. Una quemadura se produce a partir de los 41 °C. Las luces de bengala o chispitas que queman los niños —las mas “inofensivas”— alcanzan más de 500 °C.

Las quemaduras solo se pueden prevenir con una acción: simplemente no comprando ni manipulando pólvora. Si se desea que no haya más muertos y lesionados se debe prohibir.

* Directora científica de la Fundación del Quemado.

Por Linda Guerrero Serrano*

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