La diferencia de edad no importa… mientras estemos enamorados

La historia demuestra que cuando se desvanecen la atracción y el deseo, los años se hacen evidentes y las relaciones, a excepción de pocas, se acaban.

Por María Cecilia Betancour*

25 de junio de 2010

 La diferencia de edad no importa… mientras estemos enamorados

La canción que repetía José José con cierta preocupación, por allá en el año 92, “cuarenta y veinte, cuarenta y veinte”, tuvo un gran éxito porque mucha gente se vio reflejada en ella. Cuando se trata de una mujer 15, 20 y más años mayor que un hombre, así como cuando él es quien lleva la delantera, el temor de que la relación se acabe es legítimo. Así lo confirma la historia y los psicólogos somos testigos de ello.

En proporción directa, a más distancia en edad, más probabilidades hay de que la predicción se cumpla. Ni siquiera el argumento de que “seremos muy felices gracias a la suma de tu juventud y mi experiencia” obra el milagro de mantener el atractivo y suscitar el deseo. Son muchos los puntos de desencuentro que se dan en estas parejas con el transcurrir del tiempo como que el miembro más joven sienta que el otro le recorta las alas o que cuando el mayor manifiesta que ya no le llaman la atención ciertas actividades, el otro lo acuse de no ser divertido y de estar ya viejo.

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Ambos, según sus edades, tienen intereses y necesidades distintas y cualquiera de los dos puede sentirse rechazado sexualmente. En conclusión, cuarenta y veinte, cincuenta y treinta no se notan. Pero sesenta y cuarenta, setenta y cincuenta pesan y, en muchos casos, derrumban.

Las lectoras preguntas

Tengo 48 años y me separé hace tres. Estoy saliendo con un hombre varios años menor que yo. En privado, no tenemos problemas y la diferencia de edad no importa. Pero es incómodo tener que soportar la negativa de mis hijos que son casi de su edad. Ellos se niegan a aceptarlo. ¿Cómo manejar esto que nos afecta a todos y que está dañando la relación?

Lo más probable, querida Lucía, es que con el rechazo hacia la persona que te interesa tus hijos te estén diciendo que temen verte sufrir. Lo más común es que a mayor diferencia de edad, más pronto aparezcan los conflictos. La inteligencia indica que hay que pensar más en el futuro que en lo bien que te estás sintiendo. Puedes decirte a ti misma que no quieres un marido, que tu idea es sentirte amada y valorada después de las heridas que te dejó tu ex. Eso sería maravilloso si lo pudieras controlar, pero te aseguro que no será así. Te vas a enamorar de este nuevo compañero y cuando se agote la magia de los primeros encuentros y se hagan evidentes ante sus ojos las huellas de tus años, partirá. Puede, incluso, que permanezca físicamente a tu lado, pero su corazón, mente y deseo se habrán ido a donde ya no puedes alcanzarlos.

Estoy profundamente enamorado de mi novia de 22 años. Soy un hombre de 40 y quiero formar una familia. Siento que este es el momento preciso para tener hijos, pero ella se niega aduciendo que aún no está lista para eso. ¿Qué puedo hacer?

La diferencia de edad entre tu novia y tú entraña, a su vez, una diferencia significativa en el plano de la experiencia. Lo que tú ya tienes, a ella le falta y razón tiene en querer vivir sus oportunidades antes de asumir la responsabilidad de ser madre. Como tus deseos son igualmente válidos, puedes hacer dos cosas: seguir con ella, casarte o formalizar la relación, llevando, de entrada, un conflicto que será fuente de muchos otros o acabar con la relación, asumir el duelo y esperar a que aparezca la persona que comparta contigo el interés por construir un hogar. El hecho de estar enamorado tal vez te dificulte tomar esta última decisión, por lo cual te conviene analizar si es más importante vivir un sentimiento amoroso temporal, renunciando al llamado de tu interioridad, o pagar el precio por persistir en la búsqueda de tu realización como persona.

Próximo tema: ¿La convivencia mata el amor?

*Psicoterapeuta, conferencista y autora de 14 obras de psicología práctica.

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Por María Cecilia Betancour*

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