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Lo que pasa cuando encuentras al gran amor de tu infancia en Facebook

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Alegría Albán
30 de agosto de 2015 - 01:08 a. m.
Lo que pasa cuando encuentras al gran amor de tu infancia en Facebook

 “En 2013 estaba próxima a casarme. Estaba aterrada con la idea. Mi vida empezó a darme vueltas. Me estaba empezando a arrepentir, por lo que decidí escapar. Mis padres estaban organizando unas vacaciones en Buenos Aires y no encontré mejor forma que pedirles que me llevaran con ellos y aceptaron.

Un día entré a mi Facebook y en las noticias apareció la sección de “Gente que puedes conocer”. Me fijé bien y entre estas sugerencias estaba mi gran amor de infancia. Ahí, como si nada. Entré a ver su perfil y, sorpresa, decía que su ciudad actual era Buenos Aires.

Le mandé una solicitud de amistad y empezamos a ponernos al día. Le conté que viajaría próximamente a su ciudad y no dejamos de escribirnos día tras día. Empezó a ser mi motor de vida cada mañana. Me levantaba esperando para conectarme a cualquier dispositivo que tuviera a la mano para encontrar un correo, una actualización de estado, un chat, algo que me diera alguna señal y esperanza.

Los días pasaban y yo sólo quería viajar y volver a encontrarme con este caballero virtual que escribía hermoso y que cada día me enamoraba más y me hacía suspirar en digital. Mi día a día era ahora un cúmulo de mariposas en el estómago cada vez que me conectaba y pasé de ser una mujer de 30 años a una quinceañera: pegada a mi celular, pidiendo WiFi a donde iba, conectándome desde cualquier computador que encontraba y chateando hasta altas horas de la madrugada. Pasé de ser una chica totalmente “off line” a una niña superconectada. Aprendí a usar cualquier servicio de chat que aparecía, Facebook me hizo descargar el suyo propio en mi teléfono móvil. Whatsapp me hizo mejorar mi plan de datos y dispositivo móvil. Todo esto por amor. ¿Amor a la tecnología? No, por mi propia historia de amor, más bien.

Al final viajé a Buenos Aires, el idilio digital culminó y la relación se volvió más personal. Hoy somos felices, vivimos en la ciudad de Quito, en Ecuador, y tenemos una bebé hermosa de ocho meses llamada Facebook. Mentiras, se llama Celeste”. 

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Por Alegría Albán

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