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Adiós a las culpas de madres trabajadoras

Varios estudios recientes apuntan a que no es cierto que los hijos de hogares en donde los padres trabajan tiempo completo tengan más problemas de comportamiento, agresividad, depresión o sobrepeso.

Redacción Vivir
11 de agosto de 2011 - 06:55 a. m.

La culpa ha perseguido sin piedad a las madres trabajadoras. Muchas de ellas han creído por décadas que el precio de insertarse en el mercado laboral lo han pagado sus hijos a los que no ven durante casi todo el día y envían antes de tiempo a jardines escolares o los dejan en manos de personas que no les pueden ofrecer el mismo cuidado y amor.
 
Esta es una creencia equivocada según un grupo de investigadores dirigidos por Rachel Lucas Thompson, de la Universidad Macalester (Minnesota, EE UU). Luego de revisar 69 estudios sobre los efectos de la vida laboral de las madres en el comportamiento de sus hijos constataron que aquellos provenientes de familias con madres trabajadoras obtuvieron mejores calificaciones y padecieron menos crisis de ansiedad que los niños criados por amas de casa.

Anne McMunn, del University College en Londres, se sumó al grupo de expertos que quiere desmitificar la idea de que los hijos de estas madres presentan más problemas de comportamiento, agresividad, depresión, sobrepeso y peores resultados académicos. Para ello, le hizo seguimiento a 18.819 niños británicos (nacidos entre 2000 y 2002) hasta cumplir los cinco años. Lo que descubrió fue que el ambiente familiar más beneficioso para los menores es aquel en el que los progenitores viven en la misma casa y tienen un trabajo remunerado.
 
En un reportaje sobre el tema, el periódico El País de España recordó que los datos de la Encuesta del Uso del Tiempo que elaboró el Instituto Nacional de Estadística de este país, en 2006, refuerza la teoría de que no existe una relación significativa entre el trabajo de los padres y el tiempo que dedican a sus hijos: “Las madres que trabajan fuera de casa priman el tiempo de calidad y lo compensan durante el fin de semana, de forma que ese tiempo difiere poco entre empleados y desempleados. El promedio está en 11 minutos diarios por hijo menor de 17 años en el caso de las madres que trabajan fuera del hogar, sólo un minuto por debajo del que les dedican las amas de casa sin ocupación externa”.

Para la mayoría de mujeres tener hijos ha sido visto como un inconveniente para el desarrollo de su carrera profesional. En Europa, por ejemplo, un 51% de mujeres que trabaja y puede tener hijos los evita para no alterar sus planes de desarrollo personal. En el caso colombiano, la Gran Encuesta de Demografía y Salud 2010, elaborada por Profamilia, demostró que a mayor educación menor es la fecundidad con una diferencia de casi tres hijos entre las mujeres sin educación y aquellas con educación superior.
 
Entre las mujeres colombianas con mayor nivel educativo y con un proyecto profesional más claro la edad a la que tienen el primer hijo es mayor que aquellas que no superaron la secundaria. La diferencia entre unas y otras es de 2.6 años.
 
“La maternidad no debe obstaculizar la carrera profesional de la mujer, ni el ejercicio de un trabajo remunerado debe de ser una barrera para tener hijos”, es lo que cree María Teresa López, vicepresidenta de la fundación Acción Familiar en España.
En este debate, expertos como Fátima Arranz, socióloga de la Universidad Complutense y colaboradora del Instituto de la Mujer, apuntan su dedo a los padres.  “La mujer se ha incorporado al mercado laboral 'a pesar de los hombres' y que la culpa que recae sobre la conciencia materna se debe al egoísmo masculino. Ellos palian sus ausencias responsabilizando a las mujeres de la crianza', aseguró a El País. Una madre empleada destina tres veces más tiempo al cuidado primario básico que un padre ocupado, según el estudio Mujeres y Hombres en España.

Por Redacción Vivir

 

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