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Con frío, lluvia y colorido arrancó el Mundial en Bogotá

Ni el fuerte aguacero que cayó sobre la capital, ni las bajas temperaturas del sábado por la noche evitaron que El Campín se vistiera de gala para recibir el Mundial Sub-20.

Gabriel Hernández L.
31 de julio de 2011 - 07:44 a. m.

Pese  a la incesante lluvia y al frío del sábado, más de 30 mil aficionados asistieron al primer día de fútbol Mundial en la capital de la República para colmar las graderías del estadio El Campín.

Eran apenas un poco más de las tres de la tarde del sábado y la cancha del estadio era más fácil de comparar con un inundado potrero que con un campo para jugar al fútbol.

Pero lo anterior era apenas comprensible, toda vez que sobre la ciudad de Bogotá cayó el más fuerte aguacero de los últimos meses, incluso con rasgos de tormenta.
 
Nada amigable eran entonces las caras de los organizadores del Mundial en Bogotá, pero transcurrió el tiempo, el drenaje de la cancha respondió al 100% y los rostros se volvieron amigables una vez más.

Sin embargo tocó esperar una hora más de lo programado para que Malí y Corea del Sur hicieran su debut. El partido sirvió para ‘calentar’ la noche. El juego arrancó con al menos 20 mil hinchas en las tribunas y con el pasar de los minutos llegaron los más de 10 mil restantes para decir ‘presente’ y cumplirle a la selección Colombia con el apoyo en el debut.
 
Al fin la lluvia cesó para dar paso al ensordecedor sonido de las vuvuzelas y a la algarabía que se armó en las tribunas del coloso de la 57. Apareció entonces el ¡Colombia, Colombia! mientras los jugadores calentaban a un costado del campo y a su vez eran presentados en la pantalla del estadio.

Mientras tanto, en los pasillos del recinto deportivo se escuchaba “que bonito quedó”, “así sí vale la pena venir a fútbol”, “no nos íbamos a quedar en la casa después de haber comprado la boleta”, en relación a la recién renovada tribuna occidental, la ‘nueva cara de El Campín’.

Y además de la felicidad de ser anfitriones de un Mundial por primera vez en la historia y de tener un renovado estadio de fútbol, los hinchas bogotanos recibieron el mejor ‘bonus’ de la noche; se fueron a sus casas con la alegría de haber visto a Colombia golear 4-1 a Francia y con la satisfacción de haber recibido de los jugadores juveniles el ‘feed back’ ideal a tan incondicional apoyo.

Al final, ríos de gente en los alrededores del estadio rumbo a sus casas, pero cantando y coreando sin cesar tras haber visto a una selección que los reconquistó y los enamoró con buen fútbol, pero sobre todo, con goles, la constante deuda del fútbol colombiano.

Por Gabriel Hernández L.

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