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En Bend, en el centro de Oregón y cerca del Río Deschutes, cuelga el último e icónico letrero azul y amarillo de Blockbuster en EE.UU. Este establecimiento de la reconocida cadena que alquilba películas y videojuegos físicos, se mantiene tras la llegada de Netflix e internet, las cuales disminuyeron las ventas en los videoclubes.
Con una población de casi 100.000 habitantes, de acuerdo con datos de 2016 del Censo de EE.UU., esta ciudad atrae a turistas por su impresionante naturaleza y su consecuente oferta de actividades al aire libre. El último local de la franquicia trajo más turistas a la zona, varios de ellos se toman fotos junto al identificable letrero inclinado.
Cruzar sus puertas de vidrio y recorrer sus estanterías con un total de 14.000 títulos, con estrenos y videojuegos incluidos, es casi un viaje en el tiempo, a aquellas épocas de predominio absoluto del formato físico. La mejor década para la firma fue la de 1990.
Sandy Harding, gerente de este establecimiento inaugurado en 2002, señala que la supervivencia del último Blockbuster del país se debe a los vecinos de la ciudad y a su pasión por el cine.
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"El crecimiento de la ciudad, el apoyo de la comunidad por los negocios locales y el hecho extraordinario de ser los últimos nos mantiene a flote", reconoció Harding
"Mucho antes de ser los últimos entraba gente comentando: '¡Dios mío, hay un Blockbuster en la ciudad y no había visto uno en años!'. Rápidamente se hacen socios y vuelven", comentó.
Además, Harding dijo que las familias empiezan a ser conscientes de la desconexión que les produce la tecnología e internet, y cómo sus hijos están muy centrados en los móviles. "Creo que disfrutan viniendo aquí y viendo películas en familia como hacíamos en los años 90", agregó.
Al mirar atrás, el gerente recuerda que en una época los afectó "la llegada de Netflix y de (la compañía de películas vía internet) Redbox", y por supuesto el zarandeo que significó que Blockbuster se declarara en bancarrota en 2010 y la posterior adquisición de la franquicia por la empresa estadounidense de televisión de pago Dish Network.
La compañía fundada en 1985 por David Cook llegó a tener hacia el año 2004 unos 9.000 locales en todo el planeta, pero progresivamente fue incapaz de hacer frente a las nuevas formas de consumo digital y los videos bajo demanda en internet, entre otras razones.
Hasta hace poco más de un año se mantenían con vida en EE.UU. una decena de tiendas Blockbuster, seis de ellas en Alaska y que como la de Bend se ubicaban mayormente en áreas rurales, con un limitado acceso a internet.
Hoy, en el planeta, además del local de Bend solo quedan en pie otros cinco en Australia, los cuales esperan durar por lo menos hasta el año 2020 y así hacer una celebración conjunta por el 35 aniversario de la fundación de la franquicia.
En Bend mientras tanto atienden a la clientela con el mismo ánimo y sistema informático de la década de 1990, muy eficaz contra los hackers, aseguran.
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"Estos son ordenadores muy antiguos, hay que ser muy específico con ellos, estamos hablando de Windows 3", comentó con orgullo Gabe Fischer, uno de los empleados del local y quien revela algún día le gustaría ver entrar en el local al actor Bruce Willis. "Podría señalar casi el 95 % de las películas de la tienda en las que aparece", confiesa.
Blockbuster pasó de ser una cadena internacional, casi dueña del mercado mundial de videoclubes, a ser un pequeño museo del pasado.
Sus empleados y administradores tienen como meta seguir atrayendo a esas personas que aún se alegran por buscar una película en estanterías físicas, en vez de deslizando el pulgar sobre una pequeña pantalla electrónica.