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El 5 de enero de 2016, la Policía española visitó la casa de la familia Hopkins, en Cataluña, debido a que llevaban varios meses sin pagar su alquiler a la propietaria de la vivienda. Cuando llegaron al lugar, los agentes se llevaron una lamentable sorpresa: envuelto entre las sábanas de su habitación, encontraron el cadáver en descomposición de un niño de ocho años.
El olor de la propiedad indicaba que el menor, Caleb, uno de los tres hijos de la pareja, había muerto hacía varios días, sin embargo, la familia argumentó que él no había fallecido, que simplemente estaba dormido. Lea también: El trágico final de una madre que asesinó a su hija con discapacidad
Posteriormente, la autopsia reveló que el niño llevaba muerto al menos un mes desde que la Policía lo encontró, al parecer debido a un ataque de asma y a la falta de cuidados médicos por parte de sus padres.
La Fiscalía pide tres años y tres meses de cárcel para Bruce y Schrell, la pareja estadounidense que reside en España y que, además, tiene otros dos niños. Ellos habrían cometido un delito de homicidio imprudente por su negligencia ante la enfermedad del menor. Según el fiscal Enrique Barata, encargado del caso, a pesar de su enfermedad crónica, Caleb solo habría visitado al médico una vez desde su llegada a Cataluña.
Los padres, por su parte, afirmaron que no reportaron la muerte de su hijo porque, al ver que no respondía, entraron en estado de shock. Le puede interesar: Fallece a los 83 años el asesino en serie Charles Manson
Sus otros dos hijos, una joven de 18 años y uno de 15, se han acogido a su derecho de no declarar y se encuentran bajo la custodia de la Dirección General de Atención a la Infancia y la Adolescencia.