De acuerdo con el Banco Mundial, 85 millones de personas viven con algún tipo de discapacidad en América Latina, muchas de ellas sufren discriminación y otras barreras al momento de acceder a un empleo. Como resultado, 3 de cada 4 personas con discapacidad están desempleadas en la región.
Inclúyeme, empresa social fundada en 2014, es una de las pocas plataformas de la región que ponen en contacto a las personas en condición de discapacidad con las compañías que buscan generar equipos de trabajo inclusivos y equitativos. La empresa capacita y coloca a estas personas en oportunidades laborales en 7 países de América Latina (Argentina, Chile, Perú, Colombia, México, Uruguay y Paraguay).
Hablamos con Gabriel Marcolongo, fundador y CEO de Inclúyeme, sobre la empresa y cómo la exclusión de las personas con discapacidad es un problema sistémico en toda América Latina.
¿Cómo se creó Inclúyeme?
Inclúyeme nació en el año 2014, en Argentina. Me tocó conocer desde pequeño las barreras que tienen las personas con discapacidad al momento de buscar empleo. Mi papá es licenciado en economía y tenía un programa en finanzas. Cuando él perdió su empleo, al momento de salir a buscar otro, llegaba a entrevistas laborales por su currículum, pero lo rechazaban cuando notaban que no veía por un ojo y que tenía el 50% de capacidad visual en el otro.
Yo veía a mi papá deprimido por no poder conseguir un empleo, por no poder proveer a su familia. Cuando crecí, después de trabajar en empresas multinacionales por más de 12 años, empecé a buscar números sobre lo que implica el desempleo en las personas con discapacidad y me encontré con números que asustan. Hoy, 3 de cada 4 personas con discapacidad no cuentan con un empleo en América Latina, es decir, tenemos más de 85 millones de personas con discapacidad en la región que se enfrentan a una tasa de desempleo superior al 70%, con lo cual dije, “bueno, acá definitivamente hay algo por hacer”. Junto con una psicóloga entrevisté a más de 300 personas con discapacidad para entender cómo era su experiencia buscando empleo y consistentemente lo que se repetía era: “en el momento donde se nota mi discapacidad, quien me entrevista no sabe cómo reaccionar y hasta ahí llega la entrevista, es decir, dura 5 minutos en lugar de durar 40 minutos o una hora”.
Luego me reuní con empresas que tenían programas de diversidad y de inclusión. Todas me decían “mira, lo que me termina pasando es que por vías tradicionales de reclutamiento no recibo aplicantes con discapacidad”. Teníamos, por un lado, personas con discapacidad que estaban en busca de empleo y, por el otro, empresas que buscaban activamente contratarlos, pero no se conocían. Hicimos lo obvio: usamos tecnología para fomentar esta fase de encuentro y creamos lo que fue el primer portal de empleo para personas con discapacidad.
Hasta hoy hemos logramos expandirnos y tener operaciones en 11 países. Tenemos más de 230.000 personas con discapacidad registradas. Somos la única organización en toda América Latina que tiene operaciones en tantos países, trabajamos con todos los tipos de discapacidad y a su vez con más de 600 empresas.
¿Cuántas personas con discapacidad han logrado ubicarse en el campo laboral gracias a Inclúyeme?
Desde que comenzamos a trabajar, más de 3.500 personas con discapacidad han conseguido empleo a través nosotros. También hemos formado a personas que trabajan en empresas sobre qué significa una discapacidad y qué no significa una discapacidad. Entendemos que debemos ayudar a eliminar barreras, prejuicios y miedos.
Usted mencionaba ahorita que esta iniciativa aplica para las personas con todo tipo de discapacidad...
Sí, discapacidad física, psicosocial, mental. Todos tienen la oportunidad de encontrar un empleo a través de esta iniciativa. Tenemos vacantes de todo tipo y en todo tipo de industrias, las oportunidades son tan diversas como las personas. Tratamos de hacer que cualquiera tenga la posibilidad de ser incluida dentro de las ofertas que manejamos.
¿Las empresas están interesadas cada vez más en contratar personas en condición de discapacidad?
Hoy las empresas tienen muchísima más conciencia respecto a lo que significa contratar talento diverso. Pero hay mucho todavía por hacer. Soy optimista y tengo razones para creer que, sobre todo las nuevas generaciones, arrancan con muchísimos menos prejuicios cuando empiezan a trabajar. Las generaciones se animan a cuestionarse y son parte de ese cambio que estamos necesitando. Sin duda falta tiempo, pero creo que las discusiones se están dando y ojalá que empecemos en conjunto a hacer un mundo cada vez más inclusivo, no solamente para las personas con discapacidad, sino para cualquiera.
¿Cuál es el mayor reto que tenemos actualmente al momento de hablar de inclusión en el mundo laboral? ¿Qué falta?
Creo que faltan un montón de cosas, comenzando por lo que es el acceso y esto aplica en todas las áreas, no solamente en lo laboral: medios urbanos, salud, educación. Hoy, madres y padres de niños y niñas con discapacidad todavía tienen que batallar para que les acepten a sus hijos en el colegio, eso no debería pasar. En el tema de la salud hay muchísimas barreras para poder acceder a coberturas médicas de calidad. América Latina es la región más desigual del mundo, si tienes los recursos económicos adecuados puedes acceder a salud con estándares europeos, pero si no los tienes, estás condenado a la peor salud del mundo. Y luego está lo difícil que es certificar una discapacidad y, por ende, poder acceder a derechos. La suma de todas esas cosas se evidencia en el mercado laboral.
En ese sentido, ¿cree que Latinoamérica está un poco más atrasado que otras regiones en el tema de inclusión, especialmente, cuando hablamos del mercado laboral?
Depende de la región que compares. Soy parte de una comunidad del Foro Económico Mundial que se llama Young Global Leaders y tuve la posibilidad de conocer un montón de iniciativas en distintas partes del mundo. Hay países donde lo económico no es un problema, pero lo cultural sí. Si una familia tiene dentro de su grupo familiar una persona con discapacidad es visto como un tabú. Por ejemplo, en Medio Oriente todavía hay muchos temas culturales por resolverse, en algunas regiones de África hay infinitas carencias socioeconómicas y eso hace que una gran parte de la población penalice aún más a quienes poseen una discapacidad. Creo que la región que más rápido está progresando es Asia, especialmente, el sudeste asiático, hay muchísimo progreso que se está llevando adelante y, aun así, la tasa de desempleo sigue siendo altísima. No hay un país en la actualidad que tenga una tasa de desempleo menor del 50% en su población con discapacidad.
¿Una persona con discapacidad que accede a un trabajo puede mejorar su calidad de vida en los otros aspectos?
Sin dudas. Hay una frase que se usa mucho aquí: “el trabajo dignifica”. El acceso a un trabajo te permite tener un sentido de valor propio y decir ´puedo valerme por mí mismo´.
Nosotros trabajamos con empresas nacionales, grandes o multinacionales y los empleos que dan son de calidad, tienen cobertura médica a todos sus colaboradores y eso hace que el acceder a un medicamento o a un tipo de tratamiento sea menos preocupante. Si tienes ingresos puedes empezar a planificar tu vida. Una persona una vez me dijo ´mira, yo volví a tener sueños al momento de tener un trabajo´. La inclusión laboral es inclusión social al final.
¿Por qué es importante apoyar este tipo de iniciativas?
Si hoy estás trabajando en una empresa y no estás contratando activamente a personas con discapacidad, definitivamente te estás perdiendo de mucho talento. Lo mejor que puedes hacer es contratar el mejor talento posible sin ponerle una etiqueta. Hay muchísimas personas talentosas con discapacidad que lo único que necesitan es una oportunidad. Al trabajar con equipos diversos puedes obtener resultados y soluciones diversas.