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“Los errores son míos”

El Presidente condecoró este jueves al mandatario electo Juan Manuel Santos con las órdenes de Boyacá, de San Carlos y al Mérito. El viernes, en su último día de gobierno, estará en la reunión de gabinetes entrante y saliente y en ascensos de militares.

Redacción Política
06 de agosto de 2010 - 04:22 a. m.

En una alocución televisada, el presidente Álvaro Uribe Vélez se despidió anoche de los colombianos enviando un mensaje de gratitud —en su nombre, en el de su familia y en el de los funcionarios que lo acompañaron en el Gobierno— e insistió en la necesidad de que el país mantenga el rumbo de la seguridad democrática, la confianza inversionista y la cohesión social.

“La providencia y ustedes, mis compatriotas, me dieron la gran oportunidad de estar en la Presidencia durante ocho años. Procuré cumplir de la mejor manera esta gran responsabilidad. Estuve acompañado de un gran Vicepresidente y de un extraordinario equipo de colaboradores (...) Ese equipo de colaboradores no fue una burocracia apelmazada, fue un equipo lleno de mística por Colombia”, dijo.

En un tono poético, con orgullo y nostalgia, el Primer Mandatario destacó el hecho de dejar sembradas tres semillas para el futuro: la primera de ellas, la de un país “convencido de que la seguridad es posible; que la seguridad tenemos que recuperarla plenamente de ese atentado del terrorismo y de los criminales; que la seguridad es un presupuesto fundamental para las libertades, un valor democrático”.

La segunda, la de “una patria convencida que Colombia es un gran destino de inversión; que la inversión con fraternidad es el único camino para el empleo digno, de buena calidad, con afiliación a la seguridad social, para superar la pobreza, para construir equidad”. Y la tercera, “la de una patria convencida de que es posible avanzar en lo social, para que lo social se dé en los hechos, no se quede en el discurso”.

Y como es habitual, una vez más el Presidente no pudo sustraerse de lanzar ‘indirectas’ al gobierno venezolano: “Cuidemos las libertades. Cuidemos la libertad de iniciativa, de emprendimiento, hoy maltratada en otros países”; y de referirse de frente a los recientes mensajes de las Farc al gobierno entrante sobre la posibilidad de abrir puertas a negociaciones de paz: “Poco interés prestamos a las tentaciones de engaño, de invitación al diálogo por los terroristas, pero dimos todo nuestro amor al diálogo fraterno con los colombianos de bien”.

Uno a uno, los 32 departamentos de Colombia fueron siendo mencionados por el Jefe de Estado, concluyendo en Bogotá, a la que definió como “culta y orientadora del pensamiento nacional, en senda incontenible de progreso; albergue sin llanto, sin egoísmo, de la Nación entera”, y Antioquia, “la comarca que veo desde acá como a mis padres, con mirada fija en la disciplina laboriosa del yunque, que interrumpe en emoción al escuchar un trino sentimental; una escuela de trabajo donde el afecto se siente más y se expresa menos...”.

El agradecimiento a los soldados y policías tuvo en el discurso del presidente Uribe su capítulo aparte y solicitud expresa: “Tenemos que rodearlos, quererlos, apoyarlos, cooperar con ellos y que ellos siempre nos respondan para tener un nación más segura. Nosotros necesitamos una nación segura, con unas Fuerzas Armadas eficaces y totalmente transparentes, y una ciudadanía desarmada. Para apoyar a nuestras Fuerzas Armadas, las armas que nosotros necesitamos como ciudadanos son el cariño, la confianza y el celular”.

Casi al final de su alocución, tal y como lo hecho en repetidas ocasiones durante estos últimos días en todos los actos de despedida que le han organizado, el Primer Mandatario pidió perdón por los errores cometidos. “Las buenas semillas las han sembrado las Fuerzas Armadas y mis colaboradores, los errores son míos. Pido perdón a la Nación entera por aquellos errores cometidos y también por lo que no se hubiera podido hacer. Obedece, todo aquello que pueda ser negativo, a la propia contingencia de mi humana condición”.

Por último, solicitó apoyar al presidente Juan Manuel Santos y a su gobierno, con la esperanza de que los años siguientes sean “una etapa de gran prosperidad para la Patria, con inmensa equidad”. “Que con el trabajo y la compenetración de todos, después de la borrasca de violencia de dos siglos, venga la felicidad para los niños y quienes habrán de venir, para que las nuevas generaciones vivan felices en el fecundo suelo de Colombia”.

Por Redacción Política

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