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"Los gremios no son para hacer politiquería"

El ministro de Agricultura dice que la paz es un mandato y un derecho de todo presidente y rechaza rumores de paro en los ganaderos.

Hugo García Segura y Alfredo Molano Jimeno
08 de abril de 2013 - 01:59 a. m.
Según Restrepo, un tema tan delicado como la paz no puede volverse un cabildo abierto, porque así nunca avanzaría a buen puerto.  / Óscar Pérez - El Espectador
Según Restrepo, un tema tan delicado como la paz no puede volverse un cabildo abierto, porque así nunca avanzaría a buen puerto. / Óscar Pérez - El Espectador

Juan Camilo Restrepo, ministro de Agricultura, responde a quienes piden su salida del Gobierno tras el paro cafetero, rechaza los amenazas de paro ganadero y defiende el proceso de negociación en La Habana, en contra de quien es considerad su jefe natural, el expresidente Pastrana.
Si hay un ministerio que más tenga que ver con el tema de la paz es el de Agricultura. Por algo el primer punto que Gobierno y Farc negocian en La Habana es el de desarrollo rural, sobre la base de que el problema de la tierra es la esencia del conflicto armado en el país. Muchos hablan de crisis en el agro y hay quienes han pedido la renuncia del ministro Juan Camilo Restrepo, quien en diálogo con El Espectador responde a sus críticos, habla de las propuestas que día a día lanza la guerrilla para el sector, cuestiona mucho de los hecho por el gobierno Uribe, arremete contra los rumores de paro en los ganaderos y toma distancia del expresidente Andrés Pastrana, en cuyo mandato fue ministro, diciendo que la búsqueda de la paz es un derecho y mandato de todo presidente.

Se le ve satisfecho y conforme con la cifra de crecimiento del 2,6% en el agro en 2012...

Ojalá fuera más, pero he mencionado esa cifra porque en los años 2008,2009 y 2010 —según el DANE— el crecimiento de la agricultura cero. Y en 2011 y 2012, hemos tenido crecimientos positivos del 2,4 y el 2,6 respectivamente. Y esto a pesar de las dificultades: ola invernal, revaluación y problemas puntuales en muchos productos. En conjunto, en la primera mitad de la administración Santos, la agricultura creció sensiblemente más que en la segunda mitad del gobierno anterior. Eso hay que ponerlo en perspectiva porque a veces se olvida. Todavía no vamos a la velocidad de crucero cómo va la minería, pero lo cierto es que la vieja locomotora del agro, que estuvo parqueada en un taller de reparaciones durante la segunda mitad del gobierno Uribe, se ha vuelto a mover.

¿Y entonces por qué muchos hablan de crisis en el agro?

No quiero decir que no haya dificultades, claro que las hay y tenemos problemas de caída de precios, contrabando y de revaluación en sectores como el café, el arroz, el algodón o el cacao, pero en conjunto, la agricultura está teniendo un crecimiento mucho mejor. El Ministerio está muy preocupado y ha puesto el grito e el cielo porque nos están llenando de contrabando nuestras fronteras, sobre todo la venezolana y la ecuatoriana. Todo se juntó con una debilidad institucional gremial, que son los interlocutores naturales.

Y de esa debilidad es que se trata la propuesta de la constituyente cafetera...

Esa propuesta se hizo hace seis meses. Hay unos problemas estructurales, las instituciones cafeteras ya tienen 85 años y le han prestado grandes servicios al agro y al tejido social del país. La institucionalidad no se puede echar por la borda, hay que cuidarla, pero eso no quiere decir que no pueda revisarse y modernizarse a la luz de los tiempos modernos. Por eso el Gobierno propuso hacer una constituyente cafetera, un nombre rimbombante que incluso no les gustó a los de La Habana, que lo que busca es ahondar en la solución a los problemas estructurales del sector.

¿Qué les dice a quienes después del paro cafetero han pedido su renuncia?

Hay que recordar que el Ministerio de Agricultura no es el que preside el Comité Nacional de Cafeteros, es el de Hacienda, que fue el que organizó y dirigió todo el rol del Gobierno frente al paro. En lo que concierne al Ministerio de Agricultura, nosotros manejamos y orientamos exitosamente el paro arrocero, cacaotero y algodonero, sin vías de hecho y a unos costos fiscales mínimos.

¿Siente que tiene enemigos que quieren su salida del Gobierno?

En estos puestos uno no es monedita de oro para que gustar a todo el mundo. Si solo ganara aplausos estando en una posición tan delicada como el Ministerio de Agricultura, pensaría que estoy haciendo las cosas mal. Sé que hay enemigos, así como los hay de la paz y de la restitución. Para no ir muy lejos: hay gente que estaba enseñada a llegar a este despacho y repartir cheques a los agricultores poderosos y el pequeño campesino estaba ausente. Por eso yo mandé a poner una placa a la entrada que dijera el apellido de este ministerio: Desarrollo Rural, que es lo que seguiré impulsando hasta que considere que los encargos que me ha hecho el presidente Santos ya están lo suficientemente maduros.

¿Se refiere a lo de Agro Ingreso Seguro (AIS)?

Lo que quiero decirles es que a la política de desarrollo agrario y rural se le dio un giro. No todo puede ser subsidios directos a unos cuantos gremios fuertes. Al llamado AIS le dimos un giro, que no fue sólo un cambio de nombre como dijeron por ahí. Fue un cambio de filosofía que implicó, por ejemplo, que en vez de financiar distritos de riego espurios en que se cogían una gran finca, partía en dos o tres y se multiplicaban los subsidios, dijimos que a partir de este gobierno implementamos lo que se llama Desarrollo Rural con Equidad (DRE) y estamos financiando pequeños distritos comunitarios.

Porque hay quienes dicen que se está incumpliendo lo pactado con los cafeteros…

El Gobierno ha instruido a la Federación para que cumpla rigurosamente lo que se pactó, que fue que el subsidio se pague tanto a los que tengan cédula como los que no la tengan. Se calcula que son 120 mil los cafeteros que por diversas razones no tienen cédula. El acuerdo se va a cumplir rigurosamente teniendo cuidado de que detrás de esto no haya fraudes ni haya habilidosos.

¿Y es que los hay?

Claro. Por ejemplo, una casa de café que tenga almacenados 400 mil sacos que había comprado antes, no pueden marcar para el subsidio. Eso sería un abuso. O los intermediarios que no son productores y se presenten a vender café como cafeteros sin serlo; o alguien que importe café o un contrabandista. Hay que tomar unas medidas de control.

Ha surgido la amenaza de un paro ganadero, especialmente de quien lidera Fedegán, José Félix Lafaurie, ¿hay razones para ello o ve otros intereses?

Si Fedegán está llamando a un paro, está jugando con fuego y con unos argumentos injustificados. Si ese llamado se está haciendo, yo lo interpretaría como que se le está metiendo política a la gremialidad ganadera. Los argumentos que se han escuchado van en la dirección de que se está aupando contra el Gobierno un malestar ganadero y lechero con el argumento que dizque la producción de leche se va a acabar en Colombia por cuenta del TLC con la Unión Europea. Debo recordar que tanto el TLC con los Estados Unidos, con la Unión Europea y con el Mercosur no los negoció este gobierno sino el anterior, en cuyas negociones estaba a el doctor Lafaurie en el llamado ‘Cuarto de al Lado’. Entonces las voces contra el TLC contra la Unión Europea que hoy se le escuchan muy estridentemente no se le escucharon en el momento de la negociación de todos los acuerdos lecheros y lácteos que hoy están entrando en aplicación. Este gobierno encontró negociados esos acuerdos y los estamos honrando y tomando medidas para amortiguar los efectos negativos.

¿Cómo cuáles?

Por ejemplo, nosotros encontramos que se había negociado una desgravación instantánea de cualquier volumen de importación de lactosueros, lo cual es grave. Este Gobierno acaba de definir qué es una bebida láctea y una no láctea a base de lactosueros, para que no se lleve a engaños al consumidor. Este gobierno, y no el anterior, ante aumentos inmoderados que hemos visto de importaciones de leche en polvo provenientes del cono sur hemos tomado medidas de salvaguardia, como el arancel que se le impuso a Argentina del 90% para las importaciones. Evidentemente uno de los sectores que tiene amenazas por el TLC es el de la pequeña producción de leche en Colombia, aquella cuya camiseta está blandiendo con tanto entusiasmo ahora Fedegán, camiseta que nunca se había puestos. Son 350 familias y el Gobierno ha iniciado una serie de políticas: por ejemplo, nosotros recibimos un ramillete de buenas intenciones llamado Documento Conpes Lácteo, pero sin un centavo. Pues le hemos empezado a poner plata: $50 mil millones este año para apoyar la reconversión de las pequeñas unidades lecheras y hemos establecido líneas de crédito con un subsidio muy amplio para fortalecer su reingeniería.

Pero, sin duda, hay una baja productividad en la industria lechera...

Evidentemente y eso no es de ahora, viene de tiempo atrás. Aquí apenas la productividad es de unos cuatro litros por vaca cuando en los competidores es de 10 o 12. Ese es el baño frío que les abrió el gobierno anterior cuando negoció atropelladamente los capítulos lácteos. Nosotros lo que estamos es tomando medidas para proteger a este sector cuando llegue la desgravación total, e diez años. Si hay alguien que merezca que se le apoye y no que se le promueva un paro es este gobierno.

¿Será que Lafaurie quiere movilizar al gremio ganadero hacia el Centro Democrático?

No quiero entrar a calificar los móviles interiores que pueda tener, sólo les digo que un dirigente, cualquiera que sea, si moviliza las políticas gremiales con intereses diferentes a los de su sector, está quebrantando gravemente los estatutos y los espíritus gremiales. Los gremios no son para hacer politiquería.

¿Le preocupa lo que se está negociando en La Habana y los planteamientos paralelos a la mesa que hacen las Farc sobre el tema agrario?

No me preocupan porque si se analiza la dinámica de los diálogos se encuentra que de 8:00 de la mañana a 1:00 de la tarde hay unas negociaciones privadas y discretas, en las que se ha avanzado mucho. Ya sabemos que las Farc rutinariamente dan declaraciones sobre todo lo habido o por haber, en unas visiones respetables pero que no son las que se han discutido por la mañana en la mesa. Ese es un tema que los enemigos o los escépticos recalcitrantes del proceso de paz deberían tomar en cuenta. Lo que se está acordando no es lo que reflejan los profusos comunicados de las Farc. Hay tres asesores del Ministerio apoyado a los negociadores del Gobierno y sé que en lo que se está avanzando es en una cosa importante y seria, respetando el Estado de derecho, la propiedad privada y sin atropellos.

Por cierto, las Farc lo calificaron como ‘enemigo de la paz’ cuando usted dijo que las zonas de reserva campesina no pueden convertirse en ‘republiquetas’…

Es que para ser amigo de la paz no hay que estar de acuerdo con todos los comunicados y declaraciones que dan las Farc. Las zonas de reserva campesina son instrumentos útiles para el desarrollo rural, no él único. Existen seis zonas y podría haber otras donde se justifique realmente, por ejemplo en los Montes de María. La figura de zonas se creó en 1994 para proteger comunidades campesinas especialmente fragilizadas por embestidas de paramilitares, de la guerrilla o de avivatos y donde haya condiciones de seguridad adecuadas. Se pueden crear tres, cuatro o cinco más.

Las Farc piden 54…

Y en eso no está de acuerdo el Gobierno y menos que ocupen un territorio de nueve millones de hectáreas, cuando toda el área agrícola de Colombia es de cinco millones. Y lo más grave —por eso hablé de republiquetas— es que quieren que esas zonas se rodeen de unos autonomismos y soberanismos en lo jurídico, lo financiero, lo administrativo y lo político. Por eso el propio Humberto de la Calle dijo, y así lo conocerá el país cuando se revelen los textos finales del acuerdo, que las zonas de reserva campesina son mecanismos idóneos que servirán al desarrollo rural, al acceso de tierras, a la convivencia y al progreso del bienestar campesino, pero sin autonomismos ni como republiquetas.

Lo que pasa es que tanto hermetismo y el que no se sepa qué es lo que se está negociando es lo que tiene angustiado al país…

Desde la primera hora el Gobierno dijo que esta negociación no puede hacerse a base de micrófonos y que el temario de La Habana no iba a ser enciclopédico y no se iba a hablar de lo divino y de lo humano. Se circunscribieron a cinco temas. Estas negociaciones están sometidas a que mientras todo no esté acordado nada está acordado. Y no se puede decir que se ha hecho a espaldas a la gente porque se hizo ya el foro agrario con la sociedad civil, al cual no quiso asistir el doctor Lafaurie, donde se recogieron puntos de vistas muy plurales. Es que un tema tan delicado como la paz no puede volverse un cabildo abierto porque no avanzaría.

¿Cómo zanjar el dilema del robo de las tierras, si el Gobierno dice que las Farc están entre las principales usurpadoras y ellas dicen que es mentira?

La restitución de tierras es una política que está avanzando con mucho brío. Ya tenemos más de 1.500 demandas presentadas ante los jueces agrarios en pro de la restitución de común acuerdo con las víctimas. Y al final del año vamos a tener lo menos 5.000. Esa restitución es una política que está consignada en la Ley de Víctimas y una ley vigente no se negocia ni aquí, ni en Oslo ni en La Habana, simplemente se cumple. Ese es el racero, independientemente de quién fue el despojador y cerca del 30% de las víctimas señalan a las Farc.

¿Usted se considera la cuota del pastranismo en el Gobierno?

Me considero conservador respetuoso. Admiro lo que hizo el presidente Pastrana y fui parte de su gobierno, en el que se hizo una política gigantesca para rescatar la economía y se tuvo una voluntad de paz importante siguiendo el mandato que hoy tiene el presidente Santos.
Mandato que según Pastrana, Santos no tiene...

La paz es un mandato y un derecho que le incumbe a todo presidente.

¿Cree que Pastrana es enemigo de la paz?

No quisiera entrar a terciar en esas polémicas entre presidente y expresidentes, cuyo tono no me parecen convenientes. Cada vez que los oigo aprecio, valoro y realzo la actitud y el talante del expresidente Belisario Betancur.

¿Hay división al interior del Partido Conservador entre santistas y uribistas?

Puede que eso sí se dé. Pero veo mucho más nutrida y más frondosa la rama santista que la de los conservadores uribistas.

¿El Partido debe tener candidato presidencial en 2014?

Ya lo ha dicho y es algo a lo que no puede renunciar. Otra cosa es que en el curso de la campaña o después de la primera vuelta, se hagan coaliciones. Esas son las reglas de juego de la democracia.

¿Y los ataques de Uribe a través de Twitter?

Mi lema es: a trinos necios oídos sordos.

 

@hgarciasegura @alfredomolanoji

Por Hugo García Segura y Alfredo Molano Jimeno

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