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Miedo. Esta es la palabra que mejor describe la Navidad para las mascotas. Y no es para menos. Por cuenta de la pólvora, cuyo uso está prohibido y deja a muchos niños quemados, los animales no la pasan bien y terminan siendo unas víctimas más del desenfreno navideño. Las mascotas, presas del miedo que les causa el estallido de los juegos pirotécnicos, huyen despavoridas, se pierden, se intoxican o terminan quemadas.
Pero esta no es la peor parte. Cuando en una casa o barrio les da por quemar pólvora, perros, gatos, loros, conejos y, en general, cualquier animal doméstico, empiezan a presentar temblores, ansiedad, insuficiencia respiratoria y hasta sufren infartos. “Los perros pueden morir de una falla cardíaca y aquellos que están enfermos o tienen problemas renales o respiratorios ven su estado de salud deteriorado. Incluso, muchos desarrollan problemas nerviosos tras un episodio de pánico con fuegos artificiales”, explica el veterinario Javier Camacho.
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“Cuando un animal oye ruidos demasiado fuertes entra en pánico: aumentan sus latidos cardíacos, la salivación se hace profusa, tiembla y presenta insuficiencia respiratoria”, agrega. ¿Les parece exagerado? No lo es. “Ningún animal está acostumbrado al ruido de los estallidos. Todos sufren”, dice Camacho.
La razón de todo está en el oído: los humanos tienen una capacidad auditiva hasta seis veces menor que la de los animales. El oído de su mascota (cualquiera que sea) es mucho más sensible que el suyo, por lo que un estallido de pólvora es como si ocurriera muy cerca de ella y por eso entra en pánico.
El miedo es real: los perros, particularmente, corren de un lado a otro o se esconden, se ponen muy ansiosos, dejan de comer de repente, y algunos, por la ansiedad, ladran fuerte, toman mucha agua o se orinan en sitios no autorizados. Igual les pasa a los felinos.
Los expertos también aclaran que las luces intermitentes les afectan la visión y su sentido del olfato puede verse alterado. “Muchas veces, tras la fiesta, quedan tirados residuos de la quema de pólvora que ellos comen y pueden intoxicarlos. Hay perros que han comido pólvora y muerto”, asegura Marta Suárez, veterinaria en Medellín, una de las ciudades en donde se reportan más mascotas quemadas, extraviadas o enfermas por la ingestión de residuos tóxicos.
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Diciembre, según refugios y fundaciones animales, es el mes cuando más mascotas se extravían: “La gente piensa que sólo los perros huyen despavoridos y terminan deambulando en las calles, golpeados o quemados. Muchos gatos que se asustan con la pólvora también terminan solos en las calles y expuestos a muchos peligros. Se reporta más pérdida de mascotas en estratos 2, 3 y 4, algunos con collares o moños de regalo”. Hay quienes regalan un animal sin pensar si quien lo recibe lo quiere o sabe cómo cuidarlo.
¿Qué hacer con sus mascotas?
La principal recomendación, por su familia, usted y su mascota, es no quemar pólvora y evitar los lugares en donde lo hagan. Pero si esto es imposible, antes de castigar, amarrar o aislar a su mascota u obligarla a presenciar un espectáculo que no entiende, deténgase y piense. Los animales, al igual que muchos humanos, le tienen miedo a la pólvora.
En este afán por integrar a nuestros animales a costumbres exclusivamente humanas, los sometemos a calvarios como los juegos pirotécnicos, las fiestas muy ruidosas o las comidas generosas. Los veterinarios recomiendan varias cosas. “Primero, no rompa la dieta de su perro o gato, se pueden enfermar. Si quiere hacer algo bonito, hágale algo rico que disfrute, pero no le dé de su cena de Año Nuevo y Navidad, no lo encierre ni lo deje amarrado en el jardín o balcón de su casa toda la noche”, dice Suárez.
Los veterinarios recomiendan disponer en la casa de un espacio en donde su animal de compañía se sienta tranquilo: una habitación con las cortinas cerradas, el televisor prendido (para dispersar el ruido de la pólvora) o con música a un volumen prudente. “Acompañe a su mascota, pero no promueva su miedo”, dice la experta, quien es enfática: “No lo castigue. El miedo es una respuesta natural a algo desconocido como la pólvora”.
También puede jugar con su mascota, actúe con naturalidad. Hacer ejercicio con él antes de una noche de fiesta hará que su animal esté más relajado.
Si la fobia ya es muy grave, consulte a su veterinario para que le recete una medicina para relajarlo. El amor por las mascotas en Navidad no se demuestra con regalos, pues ellos no esperan eso. “Lo mejor es compartir tiempo y brindarles cuidados claves si se van a quedar solos en casa”, insiste Camacho.