Hace unas semanas, los dos gasoductos rusos Nord Stream, las dos líneas principales que se construyeron para llevar gas natural de Rusia a Europa y a Alemania, particularmente, empezaron a sufrir una fuga en tres lugares separados del gasoducto luego de una serie de explosiones en el Mar Báltico.
El 2 de octubre, las autoridades danesas informaron que las fugas ya habían parado. Aunque los gasoductos no estaban transportando gas en el momento de las explosiones, sí contenían metano, el principal componente del gas y uno de los gases de efecto invernadero en la atmósfera.(También puede leer: Industria de la aviación logra acuerdo ‘histórico’ para tener cero emisiones a 2050)
Según un infrome publicado recientemente por Global Energy Monitor, el metano “tiene un efecto de calentamiento que es 84 veces mayor que el CO2 durante un período de 20 años. Si las fugas de metano son más del 3% de su metano contenido, generar energía con gas es peor para el clima que usar carbón”. El gas metano se disuelve en agua, pero cuando llega a la superficie, vuelve a transformarse en gas y se emite a la atmósfera.
¿Cuál fue, entonces, el impacto de las fugas de Nord Stream? Una expedición científica de la Universidad de Gotemburgo fue al lugar de las fugas, cerca a Dinamarca y Suecia, a medir los niveles de metano.
“En las muestras de agua, pudimos ver que los niveles de metano eran hasta 1000 veces más altos de lo normal. Además, el patrón de distribución del metano de la fuga era complicado y difícil de explicar. Una razón para esto podría ser que no pudimos medir toda la descarga, porque el barco solo tenía permitido navegar en aguas suecas. Simplemente, no tuvimos tiempo de pedir permiso a Dinamarca”, indicó Katarina Abrahamsson, química marina de la Universidad de Gotemburgo y coordinadora de la expedición. (Le puede interesar: Calamidad pública en Uribia por paso de Julia: reportan 5.000 familias damnificadas)
A pesar de que los niveles sí son más altos, a los científicos les tomará más tiempo saber qué efectos tendrá eso, por ejemplo, en la vida marina a largo plazo. Para tener más certezas, deben analizar y discutir las muestras de agua y las mediciones. “Por ejemplo”, destacan los investigadores, “hay bacterias en el agua que pueden oxidar el gas metano para crecer y multiplicarse”.
“Para mapear la propagación del metano en el agua, teníamos 20 ubicaciones de medición diferentes a intervalos de aproximadamente 9 a 18 kilómetros. En nuestra asistencia contamos con investigadores y equipos del Instituto Alfred Wegener de Alemania. Tienen el conocimiento para separar el metano de la tubería de lo que ocurre naturalmente, explicó Abrahamsson,
Los investigadores ya están haciendo planes para nuevas expediciones a las aguas al este de Bornholm. “Ahora necesitamos obtener una descripción general de nuestros resultados y luego resumirlos en un artículo científico inicial. Con un poco de suerte, eso podría publicarse antes de fin de año”, agregó la investigadora.
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