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Amanaci, el jaguar herido por las llamas, fue tratado con células madre

El jaguar hembra se ha convertido en un símbolo de la destrucción causada por los peores incendios jamás registrados en el mayor humedal tropical del planeta. Los veterinarios dicen que han logrado acelerar mucho la cicatrización de sus patas que llegaron con quemaduras de tercer grado.

21 de octubre de 2020 - 08:46 p. m.
Amanaci es un jaguar hembra rescatado de los incendios que afetaron Pantanal, el mayor humedal del mundo, ubicado en Brasil.
Amanaci es un jaguar hembra rescatado de los incendios que afetaron Pantanal, el mayor humedal del mundo, ubicado en Brasil.
Foto: Agencia AFP

El jaguar Amanaci no sabe si podrá volver a campar libremente por el Pantanal brasileño, como hacía hasta que las llamas que devoraron parcialmente ese paraíso de la biodiversidad lo dejaron malherido, con sus patas chamuscadas.

Esta hembra, ejemplar del mayor felino de las Américas, fue hallada hace casi dos meses refugiada en un gallinero de Poconé (estado de Mato Grosso, centro-oeste), adonde había llegado huyendo del fuego, y poco después fue trasladada al Instituto Nex, una ONG de preservación de esos animales a cien kilómetros de Brasilia y a mil de su hábitat natural.

Desde entonces, convertida en un símbolo de la destrucción causada por los peores incendios jamás registrados en el mayor humedal tropical del planeta, se recupera con un tratamiento de células madre que, según los veterinarios, ha acelerado mucho la cicatrización de sus patas, que llegaron con quemaduras de tercer grado.

“El caso de Amanaci fue muy impactante para nosotros, las heridas eran horribles, estaba con los huesos expuestos”, explica a la AFP Cristina Gianni, fundadora del Instituto Nex, en el municipio de Corumbá de Goiás, en el corazón de la sabana brasileña.

El domingo pasado, los veterinarios la sacaron sedada de su jaula y colocaron su robusto y musculoso cuerpo de manchas negras sobre una camilla. Le pusieron un antifaz y le sacaron el vendaje de las patas para limpiarle y curarle las heridas, todavía en carne viva.

“Empezamos a aplicarle células madre justamente para estimular el crecimiento del tejido, el crecimiento de las células y de la piel para acelerar la cicatrización. Desde entonces, está respondiendo muy bien al tratamiento, se alimenta muy bien, ganó peso y está bastante activa”, explica el veterinario Thiago Luczinski.

- Sin poder sacar las garras -

Pese a su mejora, es poco probable que Amanaci, que en lengua tupí-guaraní significa ‘Diosa de la lluvia’, vuelva al Pantanal: las llamas le quemaron los tendones que le permiten sacar las garras.

“En libertad se va a ver muy perjudicada, porque no conseguirá trepar de una manera correcta, no podrá cazar, fijar las presas, porque no va a poder estirar las garra (...) La probabilidad de que se quede (en cautiverio) es bastante grande”, agrega el veterinario de esta ONG que en la actualidad abriga a 23 felinos rescatados.

Las llamas devoraron en 2020 un 23% de la parte brasileña de este bioma al sur de la Amazonía que se extiende por Brasil, Paraguay y Bolivia.

Las imágenes de los paisajes reducidos a cenizas y de cadáveres de animales carbonizadas horrorizaron al mundo y atizaron las críticas al gobierno de Jair Bolsonaro, a quien expertos y ONG ambientalistas responsabilizan del aumento de la deforestación y de los incendios en la Amazonía y en el Pantanal por su discurso a favor de las actividades extractivas en áreas protegidas.

Ousado, el jaguar que regresó al humedal

Otra ha sido la suerte para Ousado, uno de los jaguares rescatados con quemaduras de segundo grado en sus cuatro patas, pues este martes fue devuelto a su casa, el mayor humedal del planeta tras ser tratado en una ONG de preservación de grandes felinos.

Este ejemplar del mayor felino de las Américas fue liberado en el mismo lugar donde lo rescataron hace más de un mes, a la orilla de un río en la reserva natural Encontro das Aguas (en el municipio de Poconé, estado Mato Grosso, centro-oeste).

Un video divulgado por la ONG animalista Amapara Sivestre y otros participantes de la operación muestra el momento exacto de la liberación de Ousado, en esta reserva con 150 jaguares catalogados.

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Segundos después de abrirse la compuerta de su jaula, el felino de pelaje rubio y manchas negras asoma primero la cabeza y, tras escrutar el entorno, arranca a correr y se pierde por detrás de los árboles.

A partir de ahora vigilarán sus pasos mediante una correa con GPS.

Un final feliz para este jaguar de cinco años que pudo escapar del infierno de las llamas que dejaron imágenes de paisajes reducidos a cenizas y de cadáveres de animales carbonizados.

“Cuando lo encontramos, sentía mucho dolor, no conseguía caminar bien. Estaba muy mal”, dijo a la AFP Jorge Salomao, veterinario de Ampara Silvestre, una de las entidades responsables de su rescate y reintroducción a la naturaleza.

Tras el tratamiento, el jaguar aumentó de peso y “ahora está normal, salió bien, corriendo, subió por el barranco. Estamos muy contentos con el resultado”, añadió Salomao.

Ousado fue rehabilitado en el Instituto Nex, una ONG de preservación de esos animales a 100 kilómetros de Brasilia y a 1.000 de su hábitat natural. Ahí permaneció casi un mes con tratamiento de ozonoterapia y láser, junto a una veintena de felinos rescatados.

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