Durante 2024 se deforestaron 113.608 hectáreas de bosque en Colombia, lo cual equivale a casi tres veces la ciudad de Medellín. Así lo confirmaron el Ministerio de Ambiente y el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) durante una rueda de prensa este 31 de julio, en Bogotá. “Los esfuerzos que este Gobierno ha hecho no son suficientes porque la deforestación persiste”, dijo la jefe de cartera, Lena Estrada Añokazi. “Nos mostramos bastante preocupados porque el territorio más afectado es la Amazonia”.
En esta región del país, parte de la selva húmeda tropical más grande del mundo, 77.124 hectáreas se vieron afectadas, lo cual significa que la Amazonia colombiana concentra más del 60 % de la deforestación. Las situaciones más críticas se presentan en el departamento de Meta, donde se perdieron 27.107 hectáreas, seguido por Caquetá, con 25.263 y Guaviare, con 16.908. Estos tres departamentos, junto a Putumayo, conforman precisamente el denominado arco de deforestación amazónico. En todos, este fenómeno aumentó durante 2024.
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Edersson Cabrera, Coordinador del Sistema de Monitoreo de Bosques y Carbono del Ideam, explicó que, además, la deforestación del país se concentró en un 57 % en nueve núcleos principales. En otras palabras, estas son áreas en donde se pierde la mayor cantidad de bosque en Colombia, y la zona más perjudicada fue Sabanas del Yarí, en el Caguán, con un 18 % de la deforestación. Los Llanos del Yarí representaron un 11,5 %, el Sur del Meta un 11,1 % y Mapiripán un 5 %.
“Las causas, en general, están relacionadas con procesos de ilegalidad, de no cumplimiento con la legislación ambiental y con la alta conflictividad que se encuentra en los territorios”, agregó Cabrera. En cuánto a las áreas protegidas, el Parque Nacional Natural Tinigua, en Meta, continúa presentando los mayores índices de deforestación. Allí se tumbaron 3.684 hectáreas de selva, mientras que en el PNN adyacente, Sierra de la Macarena, se perdieron 3.361 hectáreas.
La ministra Estrada buscó dar un parte de tranquilidad, explicando que sobre este fenómeno también influyeron las altas temperaturas registradas el año pasado, que llevaron a incendios y sequías extremas como las que se vivieron en el Amazonas. Por su parte, la directora del Ideam, Ghisliane Echeverry, aseguró que esta es la segunda cifra de deforestación más baja desde que se tiene registro, después de la de 2023, cuando se perdieron 79.256 hectáreas.
Sin embargo, cabe subrayar que en 2024 se rompió con la tendencia que se venía dándose desde 2022 y que ha sido una de las grandes apuestas del Gobierno: la de disminuir la pérdida de bosque. En suma, para investigadores como Rodrigo Botero, director de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS), que esta sea una de las cifras más bajas de deforestación obedece en mayor medida a los procesos de negociación con actores que han demostrado tener el poder para acelerar o frenar este fenómeno, como el Estado Mayor de Bloques y Frente (EMBF). Las acciones del Minambiente, dice, han sido de “baja incidencia debido a la falta de control territorial y de presencia institucional que garanticen el resultado de esta tendencia”.
Respecto a esta situación, la ministra Estrada señaló que se requiere una coordinación para que intervengan otras entidades y carteras. “Si logramos desescalar la guerra en la que estamos, logramos desescalar la deforestación. Este es un trabajo de todos. Como Gobierno estamos haciendo esfuerzos, pero necesitamos trabajar articuladamente con las diferentes instituciones. Hay que hacerle seguimiento a estos crímenes ambientales”.
También mencionó que, cuando el presidente, Gustavo Petro, lo determine, continuarán los diálogos “con otros actores en el marco de las mesas que tenemos conformadas”. Por ahora, el enfoque del ministerio sigue siendo programas como Conservar Paga, a través del cual el Gobierno remunera a familias campesinas para promover el cuidado del bosque. La ministra afirmó que incluso cuando han tambaleado las mesas de negociación con las disidencias de las Farc y cuando ha habido retrasos en los pagos, la población ha mantenido su compromiso de conservar. La meta para este 2025, de acuerdo con Estrada, es que este programa llegue a 9.000 familias.
No obstante, a ojos de Lina M. Moros profesora asociada y directora del área académica de sostenibilidad en la Facultad de Administración de la Universidad de Los Andes, no es tan sencillo calcular la efectividad de Conservar Paga en cuánto a la deforestación. “Necesitamos más datos como ciudadanía, más estudios. Mostrar cumplimiento no necesariamente implica impacto y eso se evidencia en que la deforestación aumentó en 2024. Eso quiere decir que las causas tienen que ver con otros factores”.
*Este artículo es publicado gracias a una alianza entre El Espectador e InfoAmazonia, con el apoyo de Amazon Conservation Team.
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