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Hoy el mundo llora la partida de un líder espiritual que trascendió fronteras, credos y generaciones. El papa Francisco no solo fue el primer pontífice latinoamericano; fue, ante todo, el papa de la Amazonía y del cuidado de la Casa Común. Su legado, inmenso y profundamente humanista, quedará inscrito en la memoria del planeta como una voz profética que nos urgió a mirar el clamor de la tierra y el grito de los pobres como un solo llamado.
Desde la publicación de la encíclica Laudato Si’, en 2015, el papa Francisco iluminó el camino de la conciencia ecológica global. Con un lenguaje valiente y comprometido, denunció las causas estructurales del colapso ambiental, el extractivismo sin límites, la injusticia climática y la indiferencia ante el sufrimiento de las comunidades más vulnerables, en especial las que habitan los pulmones del mundo: los bosques tropicales y, en particular, la Amazonía.
Su liderazgo espiritual fue también político y ético. Convocó a científicos, líderes indígenas, activistas y autoridades religiosas del mundo entero a construir un nuevo pacto entre la humanidad y la naturaleza. Promovió una ecología integral, que no separa lo ambiental de lo social, y que reconoce en los pueblos indígenas a los guardianes milenarios de la sabiduría del bosque. Su impulso al Sínodo para la Amazonía en 2019, marcó un antes y un después: la Amazonía fue escuchada en el corazón del Vaticano, no como una periferia olvidada, sino como un centro vital para el futuro del planeta.
Desde la Iniciativa Interreligiosa para los Bosques Tropicales, IRI-Colombia, elevamos una oración de gratitud y esperanza. Gratitud por su palabra firme, por su visión planetaria, por haber devuelto a la fe su dimensión activa en la protección de la creación. Esperanza porque su siembra fértil seguirá dando frutos en las luchas de quienes no nos resignamos al ecocidio ni al silencio ante la injusticia.
El papa Francisco nos deja una hoja de ruta para la humanidad: no habrá paz sin justicia ambiental, no habrá futuro sin bosques, y no habrá reconciliación sin una conversión ecológica profunda. Su legado interpela a gobiernos, empresas, religiones, pueblos y personas. Su voz permanece viva, inspirando un movimiento interreligioso, global y comprometido con la vida.
En este día de despedida, hacemos eco de su propia pregunta, cargada de urgencia y ternura:
“¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan, a los niños que están creciendo?”
Gracias, papa Francisco, por recordarnos que cuidar la Amazonía es un acto de fe, de amor y de justicia.
*Obispo Iglesia Anglicana, Presidente del Consejo Interreligioso de Colombia y Miembro Consejo Asesor IRI-Colombia
**Iniciativa Interreligiosa para los Bosques Tropicales – IRI-Colombia
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Por Francisco Duque*
