Este 13 de febrero, el Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas (Sinchi) anunció una nueva especie para la ciencia: Priocharax rex, un nuevo pez que fue hallado en la cuenca del río Putumayo, en la Amazonia colombiana. Su nombre significa “rey” en latín, y lo encontraron detrás de una casa de la zona.
En el descubrimiento, dicen en un comunicado, participaron los investigadores Astrid Acosta-Santos y Edwin Agudelo, que hicieron el trabajo de campo. También participó Juan David Bogotá-Gregory. “A ellos se sumaron pobladores locales de los corregimientos de El Encanto y San Rafael, en el departamento del Amazonas”, añaden.
Además, contó con la participación de George Mendes Taliaferro Mattox y Flávio C. T. Lima, de la Universidad Federal de São Carlos y la Universidad Estadual de Campinas (Brasil), y con la ayuda de integrantes del Consejo Indígena Mayor del Pueblo Murui (CIMPUM) y de la Federación Indígena Kichwa Murui del Medio Putumayo (FIKIMMEP).
En su publicación, hecha en la revista especializada Zootaxa, describen al pez como una especie que “se distingue por una bolsa de piel redondeada entre las bases de sus aletas pélvicas”, un rasgo que es único en su género. También tiene un “cuerpo alargado y comprimido lateralmente, un hocico redondeado y ojos relativamente grandes”. Su color es beige pálido con pequeños pigmentos oscuros dispersos y sus aletas son, en su mayoría, de aspecto transparente y vidrioso.
De acuerdo con el Sinchi, el Priocharax rex, que vive en pequeños afluentes del sistema medio del río Putumayo, es el más grande de su género: tiene hasta 20,7 mm de longitud. De hecho, con su descubrimiento ese género ya cuenta con diez especies.
Sin embargo, la nueva especie podría estar enfrentando varias amenazas, según dijo por medio del comunicado Astrid Acosta-Santos, autora de la investigación.
“Las actividades que pueden afectar los ambientes donde se encuentran, van a representar una amenaza para este pez. Por ejemplo, estas especies tan pequeñas han demostrado en varias investigaciones que tiene una alta dependencia de los bosques que las rodean. Muchas de ellas se alimentan de insectos y como los ambientes no son tan ricos, necesitan un flujo de energía adicional para poder mantenerse”, señaló.
“La identificación de especies nuevas no solo aporta al conocimiento científico, sino que también puede ser clave para su conservación. Una de las funciones que tiene el Instituto es dar cuenta de biodiversidad de la Amazonia, así que está haciendo un aporte significativo de este grupo”, añadió Acosta-Santos.
El descubrimiento fue realizado en el marco de la Expedición Binacional a la Biodiversidad de la Cuenca del Río Putumayo, una iniciativa entre Colombia y Perú.
*Este artículo es publicado gracias a una alianza entre El Espectador e InfoAmazonia, con el apoyo de Amazon Conservation Team.
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