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Los bosques amazónicos, considerados los pulmones del planeta, están experimentando un fenómeno inesperado: sus árboles están creciendo más rápido y más grandes. Un equipo internacional de casi un centenar de científicos (reunidos bajo la red RAINFOR, que monitorea los bosques tropicales) analizó 188 parcelas permanentes distribuidas en toda la cuenca amazónica y encontró que el tamaño promedio de los árboles ha aumentado un 3,2 % cada década.
El estudio, publicado en la revista Nature Plants, se desarrolló con el apoyo de más de 60 universidades y centros de investigación de América del Sur, Reino Unido y otros países, incluyendo las Universidades de Birmingham, Bristol y Leeds.
“La buena noticia es que los árboles, incluso los más grandes, siguen prosperando a pesar de las amenazas del cambio climático y la fragmentación del bosque”, explicó Beatriz Marimon, profesora de la Universidade do Mato Grosso y una de las coautoras del estudio. Como lo informó Europapress, Marimon señaló que el hallazgo demuestra una sorprendente capacidad de adaptación en los ecosistemas aún intactos.
Los investigadores atribuyen este crecimiento al fenómeno conocido como “fertilización por CO₂”, un proceso mediante el cual el aumento del dióxido de carbono atmosférico estimula la fotosíntesis y acelera la producción de biomasa. La Dra. Adriane Esquivel-Muelbert, de la Universidad de Cambridge, quien lideró la investigación durante su paso por Birmingham y Leeds, explicó a Europapress que “los árboles grandes son esenciales para absorber CO₂ de la atmósfera, y este estudio confirma que el efecto de fertilización sigue activo. Es una señal de resiliencia, al menos por ahora”.
Sin embargo, el estudio también lanza una advertencia: este crecimiento no compensa la pérdida de bosque causada por la deforestación. “Nuestro artículo muestra lo destructiva que puede ser la tala”, indicó Rebecca Banbury Morgan, de la Universidad de Bristol. “Los árboles tropicales grandes tienen cientos de años; no basta con plantar nuevos para reemplazar los beneficios de carbono y biodiversidad que ofrecen los bosques antiguos”.
Según Tim Baker, de la Universidad de Leeds, los datos confirman que “todo el bosque ha cambiado”. No solo ha aumentado la cantidad total de carbono almacenado, sino que tanto los árboles jóvenes como los adultos han crecido más. “Esto demuestra que el aumento del CO₂ ha modificado la estructura del bosque entero”, señaló.
Los investigadores también observaron que los árboles más grandes están dominando con más fuerza la competencia por luz y nutrientes, lo que podría alterar las dinámicas ecológicas a largo plazo.
Para Oliver Phillips, también de la Universidad de Leeds, el hallazgo abre una nueva línea de investigación sobre cómo los “gigantes amazónicos” enfrentan las amenazas del clima y la pérdida de hábitat. “La única forma de que los árboles más grandes sigan sanos es mantener el ecosistema conectado. La deforestación multiplica las amenazas y los matará si lo permitimos”, advirtió.