La ciencia dice que la Amazonía, el pulmón del mundo, se aproxima a su punto de no retorno. El informe “Amazonía Viva”, presentado por tres organizaciones en el marco de la Cumbre de cambio climático que se está realizando en Egipto, dice que la deforestación y la degradación de bosques y ríos, está llevando a la Amazonía a un punto crítico, del que difícilmente podremos retroceder.
En el caso colombiano, cuyo 42,3% del territorio corresponde a la Amazonía, el país aún cuenta con el área de bosque mejor conservada de todo el ecosistema del Amazonas, en parte porque las comunidades indígenas y campesinas han podido conservar, con sus prácticas y conocimientos tradicionales, gran parte de los bosques. Sin embargo, el 63% de la deforestación del país se centró en esta región, aumentando el riesgo de incendios y de una crisis de seguridad, por el acaparamiento de recursos y las actividades económicas ilegales.
Pese a esto, las cifras del informe demuestran que de los 7 millones de kilómetros cuadrados que comprende la Amazonia, el 18 % de los bosques se ha perdido y un 17 % adicional se encuentra degradado. Sólo en Brasil, que alberga el 60 % de la selva, se deforestaron en 2021 más de 1.600.000 hectáreas, de las cuales el 59 % correspondía a la Amazonia. Esto coincide con un estudio de la Universidad de Maryland que encontró que el año pasado se perdieron aproximadamente dos millones de hectáreas entre los nueve países amazónicos: el 73 % en Brasil, el 10% en Bolivia, el 8% en Perú y el 6% en Colombia.
Estas cifras hablan directamente de la afectación del bioma del ecosistema amazónico, es decir, el conjunto de factores climáticos y geológicos que alberga este territorio. Los científicos y organizaciones sociales indican que afectar este bioma podría tener repercusiones directas sobre la biodiversidad del planeta, la crisis climática y el bienestar de más de 47 millones de personas que viven en esa zona.
La pérdida de humedad que genera el cambio climático y la deforestación genera que el ecosistema de la Amazonía entre en un círculo de secamiento progresivo en amplia escala, pasando de ser un bosque húmedo tropical a un bosque seco.
Sin embargo, el informe apunta a que aún es posible tomar medidas para mitigar el daño como establecer un modelo de convivencia que respete la diversidad biológica y los saberes de las comunidades indígenas que viven allí. También, se propone que los gobiernos, el sector privado y los ciudadanos actúen en conjunto para priorizar la conservación de este ecosistema.
De hecho, la WWF convocó a un Pacto Mundial para proteger el 80% de la selva amazónica. Mientras que la organización indígena Coica puso una fecha límite, el año 2025, para que se reconociera el conocimiento indígena como una estrategia efectiva para esa protección.
De continuar en esta situación de no retorno, el Panel Científico afirma que la Tierra no podrá cumplir el objetivo de mantener el calentamiento global hasta un máximo de 1,5ºC. Pues, es la selva amazónica la que almacena entre 367 y 733 gigatoneladas de dióxido de carbono. Y los incendios, la deforestación y la degradación por actividades económicas insostenibles, están llevando al ecosistema al punto en que la liberación de carbono es muy apresurada, por lo que la crisis climática es inminente.
Esta selva suministra la humedad y el agua de todo el continente sudamericano, influyendo en las lluvias de la región. Además, posee la mayor parte de biodiversidad y contribuye a la estabilización del clima a nivel mundial. Por esto, entrar a un punto de no retorno sería una catástrofe para la humanidad y la biodiversidad, según el informe.