El pasado 25 de octubre la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla) ordenó que se archivara el trámite de licenciamiento ambiental presentado por la multinacional AngloGold Ashanti sobre el proyecto de minería de Quebradona. (En contexto: Anla archiva licencia ambiental de proyecto de minería en Quebradona)
La solicitud de la licencia buscaba que se permitiera la extracción de 4.9 millones de toneladas de concentrado de cobre, oro y otros minerales en el municipio de Jericó, en el suroeste antioqueño. Sin embargo, luego de la evaluación técnica del Estudio de Impacto Ambiental (EIA) presentado por la empresa, la Anla resolvió archivar la solicitud.
De acuerdo con lo que señaló entonces la Anla, había consideraciones técnicas que habían llevado a tomar la decisión de archivar la solicitud, y no de tomar una decisión de fondo. Entre ellas se encontraban “la definición del área de influencia, la caracterización de los componentes hidrogeológico, hidrológico, de geotecnia y biótico; y consideraciones frente al depósito de relaves (residuos de la actividad minera), entre otros”. (Le puede interesar: Con la fuerza de un oso los campesinos se oponen a minería en Quebradona)
La decisión la tomaron luego de dos visitas al proyecto minero (una en marzo y otra en septiembre de 2020) y luego de que se le solicitara a la empresa minera información adicional con 174 requerimientos.
Este viernes la multinacional AngloGold Ashanti informó a través de un comunicado que había “decidido hacer uso del recurso de reposición tras realizar una revisión técnica y jurídica” de los motivos expuestos por la Anla.
Según indicaron, consideran que el EIA presentado, y la información entregada tras los requerimientos, “contienen la información amplia y suficiente requerida para tomar una decisión de fondo del proyecto”.
¿Qué sigue? La Anla tendrá que revisar y evaluar nuevamente la información aportada y decidir si reconsidera, o no, su decisión de archivar el proceso de solicitud de la licencia.
La mina se encuentra en los límites entre Jericó y Támesis, a escasos 300 metros de la frontera de ambos municipios y cerca del corredor biológico del oso andino. En esta zona se pretende alcanzar el depósito de minerales, que se encuentra a 400 metros de profundidad y se planea explotarlo de manera subterránea. En la parte alta de la montaña, dice la empresa, las explotaciones producirán un cráter en la superficie que tendrá 365 metros de profundidad y un kilómetro de longitud.
