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Aún es posible cumplir con las metas ambientales, pero se necesita actuar pronto

En 2030 se cumple el plazo para varios acuerdos globales, como el Marco Global de Biodiversidad y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Aunque ha habido avances importantes, hacen falta más esfuerzos. ¿Por qué 2025 será un año clave en este camino?

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27 de febrero de 2025 - 01:00 p. m.
Los ODS y el Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal son dos de los acuerdos ambientales más importantes en el mundo.
Los ODS y el Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal son dos de los acuerdos ambientales más importantes en el mundo.
Foto: Fílmico- WWF Colombia
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Erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad; así como detener y revertir la pérdida de biodiversidad, son algunos de los grandes compromisos generales que la mayoría de países deben cumplir para 2030. Estos están enmarcados en dos grandes acuerdos: los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y el Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal.

Aunque las metas son claras, los más recientes balances de cada uno de estos compromisos muestran que aún faltan esfuerzos para cumplir. Empecemos con el Marco Global de Biodiversidad, acordado en diciembre de 2022 por 196 países. Su objetivo para 2030 es detener y revertir la pérdida de biodiversidad, pues en el mundo se estima que cerca de un millón de especies de plantas y animales están en riesgo de extinción y que se ha perdido el 85 % de los humedales del planeta, solo por mencionar dos ejemplos.

(Lea: Reducir las especies exóticas invasoras, una tarea con carácter urgente)

El marco estableció 23 metas para cumplir con ese objetivo, entre las cuales están: conservar al menos el 30 % de la superficie del planeta, reducir a la mitad la introducción de especies invasoras, y restaurar el 30 % de los ecosistemas degradados.

En octubre del año pasado, se realizó la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad 2024 (COP16), la primera reunión desde que se acordó el marco. Esta tuvo lugar en Cali y la tarea principal de los países era presentar sus Planes de Acción de Biodiversidad (NBSAP, por sus siglas en inglés), la hoja de ruta donde especifican cómo planean cumplir con las metas. El primer día de la conferencia solo 33 de los 196 países entregaron este documento. Colombia presentó el suyo durante la apertura del evento y, a lo largo de las dos semanas de reuniones, se unieron otros. A la fecha, reporta el Convenio de Diversidad Biológica, —el instrumento internacional para la conservación de la biodiversidad–, 47 partes han presentado su plan nacional.

Aunque durante el encuentro, considerado el más importante en temas de biodiversidad, se lograron acuerdos relevantes, como que las comunidades locales y pueblos indígenas sean un grupo de trabajo permanente del CDB, o el reconocimiento explícito del trabajo de las comunidades afrodescendientes como protectores de la naturaleza, otros quedaron pendientes, debido a la suspensión de la plenaria final por falta de quorum.

Por esto, los países se volvieron a reunir desde el 25 de febrero en Roma, para seguir con las discusiones. Uno de los temas de conversación es el de la financiación que permita cumplir con las 23 metas. “La movilización de recursos ha sido históricamente uno de los temas más complejos en las negociaciones”, señala Ximena Barrera, directora de Relaciones de Gobierno y Asuntos Internacionales de WWF Colombia.

(Lea también: COP16: tres días para acordar lo que no se logró en dos semanas en Cali)

Para los temas de biodiversidad se estima que hay una brecha de US $700.000 millones al año para financiar estos temas. Sin embargo, más allá de la cantidad de dinero, el foco de la discusión de la COP16 es quién debe administrar el fondo que recauda ese dinero. De un lado, están los países desarrollados que consideran que el Fondo Marco Global para la Biodiversidad (GBFF, por sus siglas en inglés) debe seguir siendo manejado por el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF, por sus siglas en inglés). Mientras tanto, un segundo bloque, integrado en su mayoría por países en desarrollo, piden que se cree uno nuevo. Los países deberán ponerse de acuerdo este jueves, día en que finaliza la COP16.

Objetivos de Desarrollo Sostenible

Por otro lado, están los ODS: 17 objetivos que fueron adoptados el 25 de septiembre de 2015. Algunas de las metas que se definieron son adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos; conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y los recursos marinos; y gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y detener la pérdida de biodiversidad.

El plazo que se trazó inicialmente para alcanzar estos objetivos fue 15 años, es decir, en 2030. Sin embargo, el ‘Informe de Naciones Unidas sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2024’ revela que el progreso se ha estancado o se ha revertido en múltiples frentes, entre otras cosas, por la pandemia del covid-19 y los conflictos entre países.

En el documento mencionan que, entre las metas evaluables, solo el 17 % muestra un progreso suficiente para alcanzarlas en 2030. “Resulta alarmante que el 18 % de los países indiquen estancamiento”, se lee en el informe.

Según la ONU, en 2023, tres cuartas partes del ecosistema terrestre del planeta y alrededor del 66 % del medio ambiente marino ha sido alterado significativamente por la acción humana. Más de un tercio de la superficie terrestre del mundo y casi el 75 % de los recursos de agua dulce están ahora dedicados a la producción agrícola o ganadera.

El informe de los ODS, señala que hay una “necesidad urgente de intensificar los esfuerzos” para cumplir con las metas planteadas en 2015.

Limitar el aumento de las temperaturas

Otro de los grandes tratados internacionales es el Acuerdo de París, que tiene como objetivo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (que causan el cambio climático) para limitar el aumento de la temperatura global a 2 °C, y esforzarse para limitar este aumento a incluso solo 1,5 °C, para finales de este siglo.

Si bien sus objetivos no tienen como plazo 2030, este sí será un año clave porque es necesario reducir a la mitad las emisiones de dióxido de carbono (CO₂), que es el principal gas de efecto invernadero, antes de esa fecha, según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), el panel científico que más sabe sobre este fenómeno.

Un informe publicado en 2023 por este grupo señala que el camino para limitar el aumento de la temperatura bajo lo propuesto en el Acuerdo, “se está cerrando rápidamente”. “Entre 3.300 y 3.600 millones de personas, que es más del 40 % de la población global, viven en contextos altamente vulnerables al cambio climático”, comentaban los investigadores, por eso, “el aumento de los fenómenos climáticos extremos ha presentado impactos especialmente adversos en África, Asia, América del Sur y Central, y en países menos desarrollados, pequeños estados isleños y el Ártico”.

(Lea: A pesar de los aumentos de temperatura, el océano se estaría evaporando más lento)

Además, en el primer balance de este compromiso firmado por 194 partes (193 países más la Unión Europea), que se entregó en 2023, se aseguró que, si bien el Acuerdo de París ha dado lugar a contribuciones que han permitido reducir considerablemente las previsiones de calentamiento global, esto no es suficiente para que el mundo esté en vías de alcanzar los objetivos a largo plazo.

“Las oportunidades para elevar el nivel de ambición y aplicar los compromisos existentes a fin de limitar el aumento de la temperatura a 1,5 °C con respecto a los niveles preindustriales (entre los años 1850 y 1900) se están agotando rápidamente”, menciona el informe del primer balance.

Estos objetivos cobran más importancia en el contexto actual. Por ejemplo, 2024 fue el año más cálido y el primero en superar de media los 1,5 °C. “Que en años concretos se sobrepase el límite de 1,5 °C no significa que no se pueda alcanzar el objetivo a largo plazo. Significa que tenemos que luchar aún más para encarrilar su consecución”, dijo el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres.

Un año para revertir tendencias

Por esto, 2025 es un año clave para revertir el camino. “Las temperaturas abrasadoras de 2024 nos obligan a adoptar en 2025 medidas climáticas pioneras”, afirmó a principios de este año Guterres. “Todavía podemos evitar las peores consecuencias de la catástrofe climática, pero los líderes deben actuar, y deben hacerlo ya”.

Por ejemplo, este año los países que hacen parte del Acuerdo de París deben enviar la actualización de sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés), los planes de acción climática en los que se detallan las acciones que implementarán para reducir las emisiones nacionales de gases de efecto invernadero y para adaptarse a los impactos del cambio climático. Según el acuerdo climático, cada cinco años los países deben presentar estos planes con objetivos claros de reducción de emisiones y los avances logrados.

También se realizará la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2025 (COP30) en Brasil, para tomar acciones de cara a esta problemática. Estos son dos eventos importantes para definir el rumbo de la acción por la protección del planeta, y desde BIBO, la campaña ambiental de El Espectador, estaremos explicando cada uno de los avances y retos.

Durante 2023 y 2024, analizamos las 23 metas del Marco Global de Biodiversidad. Este año, con el apoyo técnico de WWF Colombia, el Instituto Alexander von Humboldt (IAVH) y The Nature Conservancy (TNC), seguiremos informando sobre cuatro ejes temáticos: los desafíos interconectados del planeta; acuerdos globales por un futuro mejor; la hora de Latinoamérica; y los retos para un país megadiverso.

Para esto, mes a mes se publicarán editoriales periodísticos de carácter informativo, con un enfoque pedagógico, que tienen como objetivo elevar el conocimiento y la apropiación de las personas hacia asuntos de impacto directo sobre su bienestar y futuro.

Los temas para este año son:

  • ¿Qué dejó la COP16?
  • ¿Cuál es el rumbo ambiental de Colombia?
  • Cambio climático: el mayor reto de nuestro tiempo
  • Lo que está en juego con la pérdida de biodiversidad
  • La importancia de la Orinoquia para la conectividad y transición
  • Amazonia al borde del punto de no retorno
  • ¿Qué necesitamos para alcanzar las metas globales a 2030?
  • Guardianes de la biodiversidad y el clima: el rol clave de los pueblos y comunidades locales
  • Brasil en la COP30: un faro de esperanza para la acción ambiental en América Latina
  • La urgente protección de los océanos
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