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A finales de marzo nos reunimos con siete ganaderos caqueteños en la sede de Amazonía Emprende para entender qué podría suceder con sus fincas a futuro si la lechería se va a pique, como algunos de ellos lo analizan. Erwin dijo: los modelos de restauración son nuestro plan de choque.
La restauración de fincas llegó para quedarse. Varias son las razones: a) el cambio climático es evidente en las fincas. La productividad del suelo va en declive y la desertificación de los mismos aumenta, sequías extremas que limitan el acceso al agua para los cultivos y el ganado; b) los modelos de negocio emergentes: bancos de hábitat, mercado voluntario de CO₂, otros incentivos; y el que me generó curiosidad, a la luz del conversatorio del fin de semana: c) el posible/eventual aumento del valor del predial demanda que los finqueros tengan mayores fuentes de ingresos.
Cristian, uno de los participantes del encuentro, comentó: “antes pagábamos $1´200.000 de predial por la finca (105 hectáreas) y muy posiblemente tendremos que pagar $10 millones, a partir del 2026”. Estos comentarios empiezan a afianzar una narrativa en la región que genera alertas económicas entre los finqueros, debido a las dinámicas e interpretaciones que genera el tema del Catastro Multipropósito. Independiente de este ronroneo, lo que es cierto es que si llega ese aumento o no, una manera para generar ingresos yace en algo que sucede en el Centro de Semillas Nativas de Amazonía Emprende: aprovechar semillas del bosque.
Le pregunté nuevamente a Erwin si había visto semillas de los árboles nativos en sus 30 hectáreas de bosque, me dijo que sí. ¿Qué hace con ellas?, pregunté, “nada”, respondió.
Así, empezamos a testear una metodología para que los finqueros empiecen a identificar sus árboles, monitorearlos, solicitar permisos ante la Corporación Autonoma Regional y que puedan recolectar y posteriormente vender las semillas que ellos generan. Al comentarlo con los ganaderos, la reacción fue positiva, “ah, pues si antes ordeñábamos vacas, ahora podemos ordeñar árboles”, y a continuación se soltaron las risas en el grupo.
Bien, al contrastar las variables para el caso de Caquetá, la ecuación cuaja: si la lechería llegara a decaer, los impuestos aumentaran, y los bosques han sido vistos como un activo inoperante, pues el aprovechar las semillas de los árboles nativos (para producir plántulas en viveros útiles para la restauración de ecosistemas), surge como un complemento que contrasta el pesimismo económico, pero la esperanza que se le empieza a tener a la restauración de los territorios.
Si el impuesto aumenta como incentivo para que la finca sea productiva, el área de bosque económicamente improductiva, podría ser vista de dos maneras. Primero, como un estorbo, lo cual conduciría a un aumento de la deforestación para habilitar áreas de uso, o segundo, como una oportunidad, a partir de la gestión de semillas, por ejemplo.
Todo bosque es un activo: conservarlo traerá réditos, eso es algo que ya empieza a intuirse. Ahora, el reto consiste en aprender a conocerlo, gestionarlo y aprovecharlo de manera responsable y eficiente.
*Director de Restauración y Estrategia de Amazonia Emprende.
Datos de contacto: 3044545638 o julioandres@amazoniaemprende.com
Por Julio Andrés Rozo*
