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Antioquia protege su patrimonio ambiental, arqueológico y cultural

Un paso más hacia la conservación de la biodiversidad y del patrimonio arqueológico, con la formulación exitosa de los planes de manejo de dos áreas protegidas en el Magdalena Medio.

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Redacción Bibo
23 de julio de 2021 - 07:11 p. m.
Tortuga del Río Magdalena (Podocnemis lewyana) en bosques riparios de la Ciénega Chiqueros.
Tortuga del Río Magdalena (Podocnemis lewyana) en bosques riparios de la Ciénega Chiqueros.
Foto: Maura Alejandra Callejas
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Entender la historia del poblamiento temprano del continente americano y de la cordillera central, es posible gracias a las huellas que dejaron los primeros pobladores en suelos arqueológicos del Magdalena Medio. Petroglifos, pictogramas, líticos y cerámicas, son algunas de las piezas que guardan información valiosa y que se pueden encontrar a lo largo de la cuenca del río Claro y en los alrededores de la ciénaga Chiqueros, ambas áreas declaradas como protegidas bajo la figura de Distrito Regional de Manejo Integrado – DRMI.

Buscar el equilibrio, la conectividad hídrica y el uso sostenible de los recursos naturales de paisajes y ecosistemas de alta importancia, en los que también se desarrollan actividades agropecuarias, ganaderas, mineras, de infraestructura, turismo, entre otras; es el principal reto de los planes de manejo del DRMI Bosques, Mármoles y Pantágoras, ubicado en el departamento de Antioquia, específicamente en los municipios de: Sonsón, San Luis, San Francisco y Puerto Triunfo; y del DRMI ciénaga Chiqueros, ubicado en Puerto Berrío. Adicionalmente, estas áreas protegidas tienen un desafío mayor, se trata de la protección del patrimonio arqueológico y cultural, el cual fue priorizado como objeto de conservación.

En el caso del DRMI Bosques, Mármoles y Pantágoras, además de la protección del paujil de pico azul (Crax alberti) y del tití gris (Saguinus leucopus), se priorizaron los bosques kársticos de los cañones del río Claro y las cavernas, cuevas y abrigos, lugares donde los primeros pobladores indígenas registraron su cosmogonía, a través de las únicas figuras talladas sobre mármol del arte rupestre indígena.

Los ecosistemas naturales de esta zona están dominados por bosques húmedos tropicales de origen kárstico, poco comunes en Colombia, los cuales aportan a los procesos de regulación del agua y convierten esta área en una despensa hídrica que desemboca en el río Magdalena.

Por otro lado, el DRMI ciénaga Chiqueros, es un área que cuenta con suelos arqueológicos de más de 10.000 años de actividad humana, donde aún se pueden hallar herramientas en piedra y cerámica. Además, se ha encontrado una población de Zamia incognita, una especie que pertenece a un grupo de plantas prehistóricas que datan del periodo mesozoico y que están en riesgo de extinción por la destrucción de sus hábitats en el Magdalena Medio. Como objetos de conservación que justifican la declaratoria de este DRMI, se cuentan las áreas de importancia arqueológica y cultural, los bosques y suelos asociados de tierra firme e inundable, sistemas de humedales y caños, comunidad de peces amenazados, palma noli (Elaeis oleifera) y el caimán aguja (Crocodylus acutus).

Luis Guillermo López Bonilla, quien ha venido investigando el paisaje kárstico del río Claro, señaló que las cavernas de este ecosistema son unas capsulas del tiempo que tienen información de todas las sociedades que han habitado históricamente esta región, de una manera armónica con el medio ambiente. “A pesar de que ha habido 12 mil años de ocupación de seres humanos en la cuenca del río Claro, las cavernas han mantenido sus valores ecosistémicos, dado que el tratamiento que los indígenas daban a la naturaleza permitía mantener un equilibrio entre la ocupación humana y la presencia de otras especies” asegura López.

Formulación participativa de los planes de manejo

Luego de la declaratoria de estas áreas protegidas, la Corporación Autónoma Regional de las Cuencas de los Ríos Negro y Nare – Cornare y la Corporación Autónoma Regional del Centro de Antioquia – Corantioquia, en articulación con la Fundación Natura y a través del proyecto GEF Magdalena Cauca Vive, han venido adelantando procesos participativos para la formulación de los documentos que establecen las acciones para el manejo de los recursos naturales de estos DRMI.

Estos procesos de gobernanza, que se desarrollaron de manera independiente en cada zona, partieron de la necesidad de vincular activamente a todos los actores que intervienen en los territorios, permitiendo la generación de confianza, relacionamiento y corresponsabilidad, en la implementación de las acciones definidas para los próximos cinco años.

Clara Solano, directora de la Fundación Natura, explicó que finalizar la formulación de estos documentos es un paso muy importante, pues “el éxito de la conservación de un área protegida está en un conjunto de acciones bien planeadas, consistentes con la realidad y construidas a partir de un proceso concertado con la comunidad, que permita ver las amenazas actuales y las potenciales futuras de largo alcance, como los efectos del cambio climático sobre la biodiversidad”.

El plan de manejo del DRMI Bosques, Mármoles y Pantágoras, fue acogido por el consejo directivo de Cornare el pasado 30 de junio, luego de un proceso de participación activa del equipo dinamizador o grupo de gobernanza, conformado por 22 delegados de los diferentes sectores que intervienen en el área: minero, ganadero, agrícola, pecuario, turismo, juntas de acción comunal, alcaldías y consejos municipales.

“El gran reto es la implementación, algo que depende de un ejercicio de gobernanza en el que todos los actores que intervienen se sientan responsables y representados”, señaló Javier Parra Bedoya, director de Cornare, quien además resaltó el ejercicio de construcción colectiva y la posibilidad de trabajar con un grupo que ha venido estudiando, formándose y participando en los diferentes escenarios.

Por su parte, el documento de plan de manejo del DRMI ciénaga chiqueros, está en proceso de revisión, ajuste y aprobación por parte de Corantioquia.

En esta área protegida se adelantó el proceso de consolidación de la Mesa de gobernanza, como instancia de participación de los actores locales, tanto para la formulación del plan de manejo, como para la gestión compartida. Esta mesa tiene representación de los diferentes sectores e instituciones, como asociaciones de base, ganaderos o propietarios, colectivos ambientales, instituciones locales y regionales.

Para Ana Ligia Mora Martínez, directora de Corantioquia, uno de los principales retos es disminuir las presiones de las actividades económicas, principalmente de la ganadería extensiva. “Buscamos establecer mecanismos sólidos de incentivos a la conservación y la reconversión de los sistemas productivos actuales a sistemas sostenibles de producción, en concordancia con los propósitos de desarrollo sostenible para nuestra región, mediante la coordinación interinstitucional y el trabajo conjunto con los sectores productivos”, finalizó Mora Martínez.

Luego de la formulación de los planes de manejo, se espera iniciar las actividades de ejecución de las acciones definidas para lograr el equilibrio entre la protección de los ecosistemas y el uso de los servicios que prestan. En el DRMI Bosques, Mármoles y Pantágoras se han generado acuerdos con el sector minero para poder conservar algunas áreas vitales para la biodiversidad. Además, se propone el ecoturismo como una alternativa de generación de ingresos para las comunidades locales.

En el DRMI ciénaga Chiqueros, luego de que se logre la aprobación por parte de Corantioquia, se espera avanzar con las estrategias de conectividad y conservación de manera articulada con los diferentes sectores económicos presentes en el territorio, especialmente con el gremio ganadero con el que se pretende llegar a una ganadería en donde se apliquen buenas prácticas.

Es así como las instituciones, organizaciones, empresas y comunidad local, trabajan juntos por el desarrollo del territorio con sostenibilidad.

Por Redacción Bibo

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