Soy un educador ambiental y por medio de esta columna quiero rendirle tributo a quienes dedican sus vidas a construir el espíritu de cuidado, conservación y restauración de los bosques, entre cientos de miles de niñas y niños en Colombia.
La hora de los educadores ambientales por fin llegó. Cuando yo era niño, los temas ambientales pasaban de agache o se mencionaban por el ladito en el colegio. Entré a la universidad y a pesar de que estudié temas relacionados con la economía y la ciencia política, siempre me pregunté por qué no había una materia en temas ambientales cada semestre. Las personas cercanas a mi, amigos y familiares, me sugerían estudiar ecología pues no comprendían en aquel entonces que la economía y el mundo financiero dependen hoy de la salud de los ecosistemas. (Lea: Más de mil especies en Colombia están amenazadas, ¿cómo protegerlas?)
Por fortuna, los educadores ambientales dejarán de ser los pedagogos ocultos de los curriculum escolares, y como es mi caso en particular, empieza a ser un rol relevante en la sociedad del cambio climático. Por ende, darle más protagonismo a quienes nos dan una mano para comprender cómo lograr mejores medidas de adaptación climática, es una tarea que quiero empezar, por medio de columnas como estas. En este caso comienzo con el caso del Profesor Humberto Moreno y del Líder cacaotero Santiago Puentes.
Lo que me dijo un profe caqueteño y lo que vi en un padre cacaotero
En el año 2018 iniciamos en Amazonía Emprende una campaña de educación ambiental para promover los negocios verdes amazónicos como estrategia para luchar contra la deforestación en la región del Piedemonte caqueteño. Se trató de una caminata entre San Vicente del Caguán y Mocoa en donde recorrimos casi 400 km en 26 días. El objetivo era visibilizar las oportunidades para restaurar los ecosistemas, por medio de los negocios verdes como el viverismo o los sistemas agroforestales.
En el día 3 de la caminata mis colegas tuvieron un encuentro con el Profesor Humberto Moreno y sus estudiantes en el municipio de Puerto Rico (Caquetá). Este año volví a su municipio y nos sentamos en un agradable café, al cual también invité a Santiago, líder del Comité de Cacaoteros y Reforestadores de Puerto Rico (COCAREP).
Nuestra intención fue hablar sobre la situación de deforestación en la Amazonía, y la conversación nos llevó a enfocarnos sobre la educación ambiental, la restauración y, por supuesto, su relación con el cacao, el cultivo de Santiago. Recordamos la caminata, cuyo objetivo era el de sensibilizar sobre la importancia de lo que común y limitadamente llamamos “el pulmón del mundo”. En medio de la charla, el Profe Humberto comentó sobre la importancia de hacer de las estrategias pedagógicas un instrumento para motivar a pasar del verbo a la acción. (Lea: Los filósofos que hicieron que Bogotá sea hoy tierra caliente)
El Profe nos dijo: “es hora de dar saltos cuánticos en la educación ambiental y volverla más estratégica. El grado de pérdida de ecosistemas amerita acciones que no solamente generen conciencia e inspiren solamente. Es necesario vincular la salud y los medios de vida (ingresos) como lo son los negocios alrededor del cacao, con este tipo de educación”.
Rescato la experiencia de sacar la educación del aula y volverla experiencia que se traduce en negocios rurales y bienestar. Por un lado, el Profe Humberto logra que sus estudiantes aprendan y se enamoren de la restauración de ecosistemas, justamente haciéndolo: restaurando. Ver con mis ojos el grado de admiración que las niñas y los niños caqueteños tienen por él, fue la imagen que me motivó a escribir esta columna.
Asimismo, ver cómo Santiago y su hijo Johan Daniel implementando estrategias de capacitación en restauración productiva con cacao, resultó ser la mejor estrategia de comunicación y educación para motivar a un joven (Daniel) a explorar la restauración como alternativa y plan de vida.
Las semillas que el Profesor y Santiago están germinando en las mentes y en los corazones de estos jóvenes, son en últimas, acciones para dejar sembrada una cultura de restauración en la Amazonía entre los habitantes que desde ya lideran su desarrollo.
Es momento de seguir con la senda de la educación para la restauración. Hoy, cuando el Punto de No Retorno de la Amazonía está a la vuelta de la esquina, apostarle a este tipo de historias es la esperanza para cumplir la meta de evitar el colapso de nuestros ecosistemas amazónicos. Definitivamente, la mejor estrategia de educación ambiental es el ejemplo, el cual supera por mil la educación basada en el discurso.
Gracias a todas y a todos los Profesores y Padres interesados colegas que han hecho de su propósito de vida, el instrumento para que los demás podamos salvaguardar la vida.