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¿Cómo combatir el cambio climático? La naturaleza es una gran aliada

Los fenómenos ambientales como el calentamiento global, la contaminación del aire, la pérdida de hábitat, las inundaciones y sequías, son cada vez más extremos. Reducir y controlar estos eventos no es tarea fácil; no obstante, la evidencia demuestra que en la misma naturaleza se hallan gran parte de las soluciones.

15 de diciembre de 2023 - 09:00 p. m.
En Colombia hay aproximadamente 31 millones de hectáreas de humedales.
En Colombia hay aproximadamente 31 millones de hectáreas de humedales.
Foto: Luis Fernando López

Los efectos del cambio climático son más evidentes, tanto en Colombia como en el mundo. Ejemplo de ello es que, este año (2023), ha sido uno de los más calurosos de los últimos tiempos: desde junio hasta noviembre, se han roto los récords de altas temperaturas en todo el mundo. En el caso de Colombia, la evidencia ha mostrado que la mayoría de los corales del archipiélago de San Andrés y Providencia y, en general del Caribe, están afectados por las altas temperaturas del mar.

También se ha demostrado que estas variaciones de temperatura han provocado la reducción en la oferta del agua en las ciudades y el aumento de enfermedades por vectores como paludismo, fiebre amarilla y dengue. Al respecto, Dorotea Cardona, investigadora del Centro de Soluciones Basadas en la Naturaleza del Instituto Humboldt, explica que “el cambio climático nos enfrenta a situaciones extremas y, aunque sus consecuencias más severas se podrán observar solo con el paso del tiempo, hoy ya es posible evidenciar los impactos con cada episodio extremo de variabilidad climática, es decir, que seguiremos presenciando periodos intensos y frecuentes de sequías y otros muy agudos de lluvias para los que la humanidad tendrá que adaptarse”. (Lea: Mujeres construyen puentes y vías para transformar la conectividad en Tumaco)

El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible también explica que todos los municipios del país presentan en la actualidad un alto grado de riesgo, ya que, por su ubicación geográfica, Colombia es uno de los países más vulnerables a la crisis del cambio climático. San Andrés, Providencia y Santa Catalina, Vaupés y Amazonas son los departamentos con mayores niveles de riesgo, ya que en ellos confluye una alta sensibilidad y baja capacidad de adaptación frente al aumento de temperatura y variaciones de precipitación (temporadas de más y menos lluvias) que afectan las dimensiones de desarrollo relacionadas con: seguridad alimentaria, recurso hídrico, biodiversidad, salud e infraestructura.

En cuanto a dichos riesgos, Colombia enfrenta un reto puntual y son sus ecosistemas altoandinos. Melissa Abud, especialista en Adaptación al Cambio Climático en WWF Colombia, aclara que “este es uno de los ecosistemas más amenazados frente al cambio climático, lo cual preocupa porque gran parte de la población de Colombia está asentada allí, en los Andes. Esto nos genera un desafío aún mayor ya que tenemos que seguir conectando estos ecosistemas, aumentando su resiliencia, mejorando su manejo y conservación”.

¿Cómo afrontar la crisis?

Dada esta vulnerabilidad a la que se enfrenta el mundo, diferentes países se han trazado metas que ayuden a atenuar los efectos del cambio climático y nos permitan adaptarnos. Entre el 30 de noviembre y el 12 de diciembre, 198 países se reunieron en la conferencia sobre el cambio climático de la ONU (COP28) para buscar acciones que permitan afrontar esta crisis y trazar un plan de acción “para reducir las emisiones de forma drástica y proteger vidas y sustentos”, según dice Naciones Unidas.

Entre los logros más significativos de este encuentro es que, por primera vez, los países acordaron alejarse de los combustibles fósiles, como: el gas, petróleo y carbón, que generan cerca del 80 % de las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera. No obstante, lo pactado allí no será el único compromiso que deban cumplir los países. En diciembre de 2022, 196 naciones, incluida Colombia, también firmaron el acuerdo de biodiversidad Kunming-Montreal que, en términos generales, busca detener y revertir la pérdida de biodiversidad, otra de las crisis que enfrenta el planeta. (Lea: Las claves para proteger el agua en el Caribe, la Orinoquia y Amazonas)

En una de las 23 metas de este Marco, se menciona que para 2030 los países deben “reducir al mínimo los efectos del cambio climático, así como la acidificación de los océanos, y mejorar su resiliencia mediante la mitigación, adaptación e intervenciones de reducción del riesgo de desastres”.

¿Cómo lograrlo? Una parte de la respuesta está en las soluciones basadas en la naturaleza o SbN, cuyo enfoque agrupa estrategias que utilizan el potencial de los ecosistemas y la biodiversidad en general, para resolver desafíos sociales y ambientales. “Hay otro tipo de soluciones que utilizan infraestructura creada por el hombre, pero las SbN utilizan el potencial de la misma naturaleza” menciona Melissa Abud.

Los ecosistemas brindan diferentes beneficios como reducir el impacto y frecuencia los riesgos de desastres, son reguladores del clima, pues, entre otras cosas, capturan carbono, uno de los gases de efecto invernadero; regulan el recurso hídrico, crean condiciones ecológicas para la subsistencia de especies de fauna y flora, además, previenen la erosión del suelo y mantienen su fertilidad para el bienestar humano.

Por esto, una de las soluciones basadas en la naturaleza sería la declaración de áreas protegidas. En Colombia, alrededor del 16,5 % del área terrestre ya cuenta con alguna figura de protección, lo cual permite conservar ecosistemas y las especies que allí habitan y, por ende, se mantienen los servicios que brindan.

“En la actualidad, el 18% de las áreas naturales del país ofrecen servicios ecosistémicos de regulación a inundaciones, porque están en zonas que se inundan. Si se cambia esa área natural, esto es, que se convierta en un asentamiento poblacional, por ejemplo, se estaría generando un escenario de riesgo de desastres”, indica Cardona del Instituto Humboldt. (Lea: El tesoro natural de Ricaurte, Nariño, que le apuesta al turismo científico)

Otra estrategia puntual dentro de las SbN es la restauración. Cuando los ecosistemas se encuentran degradados, deforestados o afectados por diferentes presiones no pueden cumplir al 100 % con sus funciones. Por ejemplo, los manglares, que se consideran “fronteras” entre el agua dulce y salada, son una importante barrera ante eventos extremos que generan desastres naturales: una sola línea de manglar de 500 metros podría reducir el impacto de las olas entre un 50 % y un 90 %. Además, tienen la capacidad de almacenar de tres a cuatro veces más carbono por hectárea que los bosques tropicales terrestres.

Sin embargo, estos ecosistemas se han visto afectados por la tala de árboles y la expansión de las zonas de ganadería y agricultura. Es por ello que restaurarlos les devolvería a las comunidades esa protección frente a eventos climáticos extremos.

“Otras de las estrategias en las que hay que trabajar es en la restauración de ecosistemas en áreas urbanas, es decir, tener más espacios verdes en las urbes, ya que esto nos puede ayudar a mitigar gases de efecto invernadero”, menciona la vocera del Instituto Humboldt. Las ciudades del mundo están expuestas a amenazas como deslizamientos, sequías, aumento del nivel del mar, inundaciones e incendios forestales, por tanto, se deben hallar alternativas para equilibrar el crecimiento urbano a la vez que se controla el impacto sobre el medio ambiente.

Trabajar con datos actualizados

Si bien a Colombia aún le queda trabajo por realizar en materia de mitigación y adaptación, hay acciones en las que se ha avanzado. Hace pocos días, la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, dio a conocer una iniciativa que el país lideró junto a Alemania. Se trata de una carta de diez puntos sobre un compromiso global de soluciones basadas en naturaleza, donde se hace un llamado a los Estados del mundo para hacer frente a la emergencia climática a través de esta herramienta.

“Esta carta trae todo el trabajo que Colombia ha realizado para lograr una coalición internacional que nos permita aumentar nuestras inversiones en medidas que estén basadas en ecosistemas y que nos permitan, no solo frenar la deforestación, sino que la recuperación de la naturaleza perdida sea una oportunidad social y económica”, afirmó la ministra. (Lea: Avances y muchos retos hacia el futuro: un recorrido por un año de objetivos ambientales)

Además, como menciona Abud, hay otras herramientas que serán útiles para implementar acciones efectivas. “Colombia empieza a elaborar la cuarta comunicación nacional de cambio climático, esto quiere decir que vamos a tener información actualizada de cuáles son esas amenazas y esos impactos que el clima está generando en el territorio nacional”.

También se espera pronto la actualización de las contribuciones nacionales determinadas (NDC), en la que el país podrá evaluar qué metas se cumplieron, cuáles faltan y cómo se deben renovar, aprovechando el potencial de las soluciones basadas en naturaleza. Toda esta información ayudará a tomar mejores decisiones e implementar estrategias que permitan la adaptación a las crisis del planeta.

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