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El barco del viento

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Pedro Mendonza
19 de octubre de 2023 - 08:00 p. m.
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Las rutas que siguen los navegantes fueron marcadas hace más de 500 años. Hoy se vuelve al mismo viento, pero cuidando el medio ambiente y disminuyendo la huella de carbono.

Buque granelero TR Lady.
Buque granelero TR Lady.
Foto: Cortesía

En la bahía de Santa Marta el “TR Lady”, un buque de carga especial llegó al puerto. Vino a cargar carbón. Es una embarcación que ejemplifica los objetivos de la industria marítima: buscar la sostenibilidad y la innovación con propulsión asistida por velas y viento.

Venía en lo que se conoce en el mundo marinero, como “en lastre”, es decir, sin carga. Se dirigió al muelle de Puerto de Drummond, ubicado en el departamento de Magdalena, usando capacidades de ahorro de energía y disminución de emisiones de gases de efecto invernadero en el transporte marítimo de carga, una tecnología naval conocida como Flettner Rotors. (Lea: Seis proyectos fueron los ganadores del Premio BIBO 2023)

Allí, cumpliendo las normas de la autoridad marítima colombiana, cargó 73.138 toneladas de carbón térmico, un 90% aproximado de su capacidad. El máximo es de 82.048 TM.

Es un buque granelero, es decir que se dedica al transporte de cargas secas a granel, tiene una eslora total de 229 metros y una manga máxima de 32.3 metros, tres velas de rotor (5m x 24m) y fue construido en el año 2017. Su capitán es el polaco Dariusz Jasinowski.

“Es mi primera vez en el puerto de Santa Marta, a simple vista puedo observar un sistema muy avanzado como el de Australia y el muelle que me recibe refleja ser muy limpio. En la parte operativa tengo una buena impresión y no visualizo problemas para el cargue. Santa Marta se nota que es un hermoso lugar”, le dice al El Espectador. (Lea: Gobernanza del agua para prevenir los conflictos asociados a su uso y acceso)

En inglés, el idioma universal de los marinos, sostiene que el viento mínimo que necesitan los rotores para su funcionamiento es de 14 nudos. Entre más viento haya será mucho mejor.

Su tripulación es entrenada para un buque que lleva las velas de rotor construidas para que giren mediante un motor. “Así, cuando una corriente de viento golpea a estas velas giratorias, consiguen crear una diferencia de presión. La fuerza de empuje que se crea proporciona al barco una propulsión auxiliar, que puede utilizarse para aumentar la velocidad del propio barco lo que sirve para reducir considerablemente tanto el consumo de combustible como las emisiones contaminantes”, sostiene el portal especializado Datta.com.

Este sistema fue desarrollado por la Compañía Anemoi, con sede en el Reino Unido. “Actualmente nos encontramos en un proceso de implementación, aún hay muchas preguntas sobre el sistema. La idea es ahorrar combustible, pero nos encontramos en una etapa de prueba. Todavía se están evaluando todos los ahorros que puede dar de acuerdo al desarrollo de las operaciones del buque” concluyó el capitán Jasinowski.

Desde la Capitanía de Puerto de Santa Marta se realizaron todas las coordinaciones para garantizar el ingreso de esta embarcación de manera segura. Todo inició con el monitoreo desde la Estación de Control Tráfico y Vigilancia Marítima el sábado pasado. (Lea: Los desafíos ambientales que asumen los próximos alcaldes y gobernadores)

El Capitán de Fragata Cesar Humberto Grisales López es la autoridad marítima en la capital del Magdalena. Le dice a este diario que el viento es la magia de la navegación, recuerda como las rutas que siguen los navegantes fue marcada hace más de 500 años cuando, dicen los historiadores, el hombre perdió la vista de la costa y era el viento quien marcaba el rumbo. “Hoy volvemos al mismo viento, pero cuidando el medio ambiente y disminuyendo la huella de carbón como es el caso del “TR Lady”. El viento es la esencia de la navegación.

La atención al buque fue un trabajo articulado como siempre se hace con cualquier buque que arribe al puerto de Santa Marta, sostiene el oficial naval. “Hicimos un acompañamiento desde la llegada hasta el zarpe, este buque para nosotros es una apuesta a esta transición de energía y ese cuidado del medio ambiente que necesitamos. Hacia allá deben apuntar las diferentes industrias navales a esta renovación de la propulsión”.

Con buen viento y buena mar, se fue para Chile este nuevo buque de la ingeniería naval con sus velas donde las palabras de su capitán son ley. “Lo más importante siempre será el efecto que tiene el viento sobre los rotores y su dirección”.

Por Pedro Mendonza

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