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En los más de 2.000 metros de altura en Bogotá y los municipios de la Sabana vive una especie de cangrejo única en el mundo, el cangrejo sabanero (Neostrengeria macropa). Un espécimen que puede alcanzar hasta los 4,1 centímetros de ancho en el caparazón, en las hembras, cuando llega a su madurez sexual.
Esta especie hace parte de la lista de los 112 cangrejos de agua dulce registradas en Colombia y que ubican al país como la segunda nación con mayor diversidad de estas especies en el mundo, después de China. De este grupo, 90 son endémicas, es decir que solo están el país, y el sabanero, el único de Cundinamarca. (Lea: Vive al revés: este pez nadaría todo el tiempo con su panza hacia arriba)
Su presencia y aporte a los ecosistemas de la región es fundamental. Contribuye a la descomposición de la materia orgánica, trabaja como arquitecto de la naturaleza evitando la compactación de la tierra, estimulando el crecimiento de las raíces y la vida de otras especies. Encontrar un cangrejo, es símbolo de pureza en el agua.
Sin embargo, a pesar de su importancia natural, la vida del cangrejo se encuentra en riesgo. En 2017, con la resolución 1912, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible incluyó al cangrejo en el listado de especies amenazadas. La deforestación, el desarrollo urbano, la contaminación por vertimientos y la fragmentación de su hábitat son algunas de las prácticas actuales que están poniendo en riesgo a la especie. (Lea también: Oso andino: el “jardinero” de los bosques andinos está en peligro)
Este escenario, sumado a las características particulares del cangrejo como una especie solitaria y con baja capacidad de reproducción, presentaría un impacto negativo en el equilibrio del ecosistema, porque además de sus tareas específicas, el cangrejo es depredador y presa en la fauna de la región.