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En el municipio de Villa de Leyva, en Boyacá, el Instituto Humboldt resguarda más de 2.5 millones de especímenes y más de 454.000 números de catálogo, que han ayudado ha generar conocimiento sobre el pasado, presente y futuro de la biodiversidad del país. Las Colecciones Biológicas, como es conocido es lugar, es repositorio físico y digital que sistematizado y ordenado ejemplares de diversidad biológica de un país con una gran riqueza natural como Colombia.
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Allí se encuentra por ejemplo, una Colección de Aves considerada la segunda más grande del país. Este espacio cuenta con más de 17.600 ejemplares, de los cuales aproximadamente el 20 % pertenecen a la familia Trochilidae, donde están los colibríes. Por otra parte, la Colección de Mamíferos, con más de 11.000 ejemplares, contiene una de las muestras más completas de primates colombianos.
También está la Colección de Peces de Agua Dulce, la más grande del país, con casi 290.000 ejemplares almacenados, provenientes de todos los departamentos e incluso algunos países vecinos, con los cuales compartimos cuencas como la del río Orinoco y el Amazonas
En el Día Nacional de la Biodiversidad, estas colecciones, que actúan como un vasto banco de memoria genética, ecológica, anatómica y comportamental, sirven para recordar que cada especie preservada es una página del gran libro de la vida. Desde aves que surcan el cielo colombiano hasta semillas que contienen el futuro de los ecosistemas, las colecciones del Instituto son el testimonio vivo de la diversidad biológica de nuestro territorio.
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Además de especímenes de animales, el Instituto tienen una Colección de Semillas única en Colombia, considerada baluarte para la preservación de la flora silvestre amenazada. A través de sus más de 245 muestras, no solo se guarda el pasado vegetal de nuestros ecosistemas, sino también la esperanza de restaurarlos en un futuro, cuando las condiciones lo demanden.
El Instituto explica que estas colecciones no son archivos sin vida. “Son dinamizadores del conocimiento científico. En los últimos cinco años, más de 588 investigadores de 37 instituciones nacionales e internacionales han pasado por las puertas del Claustro de San Agustín, donde se conservan estas joyas de la biodiversidad”.
Estas visitas han resultado en más de 191 publicaciones científicas que expanden las fronteras del conocimiento sobre nuestras especies y ecosistemas. De hecho, las colecciones han sido fundamentales para el estudio de enfermedades que afectan tanto a la fauna como a los seres humanos, tal es el caso de la quitriodiomicosis, que ha devastado poblaciones de anfibios en todo el mundo.