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El mundo más allá de los 1.5°C

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01 de julio de 2022 - 10:15 p. m.
Desde las organizaciones ambientales y la sociedad civil es necesario presionar a los gobiernos para que adopten políticas más ambiciosas para combatir el cambio climático.
Desde las organizaciones ambientales y la sociedad civil es necesario presionar a los gobiernos para que adopten políticas más ambiciosas para combatir el cambio climático.
Foto: Keith Arnold-WWF USA
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El compromiso más importante que los países se han planteado para enfrentar el cambio climático es limitar el aumento de la temperatura promedio de la Tierra a 1.5°C. ¿Qué pasaría si cruzamos ese límite?

En 2015 ciento noventa y seis países se comprometieron a establecer medidas para enfrentar el cambio climático y adaptarse a sus efectos mediante la firma del Acuerdo de París. Entre ellas, los países acordaron limitar el calentamiento global a los 1.5°C –con respecto a los niveles preindustriales– para finales de siglo. Sin embargo, se prevé que las actuales actividades humanas conduzcan a un calentamiento del 2,4°C para antes de lo previsto.

Parece ser un aumento insignificante, pero cada grado puede llevar a la extinción de algunas de las especies y los hábitats más emblemáticos. Desde la Revolución Industrial, la temperatura media de la superficie de la Tierra ha aumentado alrededor de 1°C. Incluso, en 2020, la temperatura media mundial estuvo 1,2 °C por encima de los niveles preindustriales, siendo los seis años transcurridos desde el Acuerdo de París los más calientes jamás registrados.

Incendios forestales, océanos más cálidos, el blanqueamiento de corales y el deshielo de los glaciares son algunos de los efectos de dicho fenómeno. Pero ¿qué repercusiones habría si no logramos cumplir la meta de los 1.5°C?

¿Por qué es importante el límite de 1,5°?

Según el último reporte del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), el aumento de la temperatura global ha incrementado la frecuencia e intensidad de los eventos climáticos extremos, tales como inundaciones, incendios, tormentas tropicales, sequías y olas de calor. Medio grado puede parecer insignificante, pero cuando se trata de ecosistemas únicos y amenazados, este puede tener grandes repercusiones para el planeta.

La crisis climática trae consigo cambios profundos en los ecosistemas que brindan servicios vitales a cientos de millones de personas. La mitad de los arrecifes de coral de aguas cálidas del mundo ya han desaparecido, lo cual ha tenido impactos negativos en las comunidades costeras y de vida marina. Las posibles sequías y fuertes precipitaciones ponen en riesgo los medios de vida agrícolas y costeros de las personas más vulnerables, donde las regiones más afectadas serán particularmente África subsahariana, el sudeste asiático y América Latina y el Caribe.

Un aumento de medio grado también dañaría permanentemente una variedad de ecosistemas y conduciría a la extinción de especies en todo el mundo. Por ejemplo, se prevé que, con un calentamiento de 1,5 °C, los arrecifes de coral de aguas cálidas disminuyan un 70-90% y que, en un escenario de 2 °C, prácticamente se perderían. Según el informe de WWF “Sintiendo el calor: el destino de la naturaleza más allá de los 1.5° de Calentamiento Global”, mantener el aumento de la temperatura en 1,5 °C en lugar de 2 °C reduciría a la mitad la proporción de plantas y vertebrados que se prevé perderán más del 50% de su área de distribución geográfica. Bajo el mismo escenario, la cantidad de insectos que enfrentan tal pérdida de rango disminuiría en dos tercios.

Especies bajo presión

Según el último Informe Planeta Vivo de WWF, entre 1970 y 2016 se detectó una disminución promedio global del 68% de casi 21.000 poblaciones estudiadas de mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces. El descenso de las especies es aún mayor en América Latina, donde se calculó una disminución promedio del 94% de las poblaciones de vertebrados estudiadas. Las causas de esta pérdida son múltiples, pues van desde la forma en la que producimos alimentos hasta la degradación de los ecosistemas.

Sin embargo, cuando se trata del calentamiento global y de su impacto sobre las especies y sus hábitats, las emisiones de GEI provenientes de actividades tales como la quema de combustibles fósiles para la obtención de energía, la liberación de carbono generada por la deforestación y la adaptación de los suelos a la agricultura, responsable de la liberación de gases como el metano y el óxido nitroso, son las principales causantes.

A pesar de que algunas especies son capaces de adaptarse a altas temperaturas y a distintos patrones de lluvia, sus ciclos de vida y sus hábitats se están viendo gravemente afectados. Por ejemplo, las olas de calor extremas han causado muertes masivas en las poblaciones de zorros voladores en Australia, mientras que las aves se han visto afectadas por el impacto que tienen los ciclos anuales de temperaturas sobre sus procesos de reproducción y migración.

En un panorama de 1.5°C, el 6% de insectos, 8% de plantas y 4% de vertebrados se verán afectados, mientras que, en un escenario de 2°C, el 18% de insectos, 16% de plantas y 8% de vertebrados estarán en peligro a causa del calentamiento global. Por ello, es importante actuar ahora e implementar medidas como el reemplazo de fuentes de energía fósiles por energías renovables, la conservación de los ecosistemas y la reducción de los desechos alimenticios mediante cambios en nuestros hábitos de consumo. Solo así es posible impedir que el mundo llegue a vivir bajo un aumento de la temperatura de 1.5° C.

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