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En el corazón de la costa pacífica colombiana, donde el aroma a salitre se mezcla con el de las hierbas de azotea, reside una mujer cuyo propósito de vida ha trascendido las fronteras de su propia cocina. Darly Inés Orobio, ganadora del prestigioso concurso “Tumaco sabe a Camarón”, no es solo una cocinera; es una defensora cultural y el rostro de la resiliencia gastronómica de Tumaco. Su reciente triunfo, en el marco del proyecto Alianza Público-Privada para el Desarrollo del Camarón de Tumaco (APPD) Camarón de Tumaco, es la confirmación de una trayectoria forjada con tradición, amor y un espíritu inquebrantable.
En contexto: En Tumaco, una alianza convierte el camarón en un motor para el desarrollo.
Raíces y fuego: un legado en la cocina
Nacida y criada en Tumaco, la infancia de Darly estuvo intrínsecamente ligada al sabor profundo de su tierra. Al evocar esos años, la ganadora describe una niñez donde la cocina no era un simple oficio, sino el centro de la vida familiar.
“Cuando cocino, me acompañan las memorias de mi hogar, mi familia y mi territorio. Es un rescate cultural, un rescate de defender la gastronomía de mi pueblo, del pacífico”, afirma Darly con la convicción de quien protege un tesoro ancestral.
Su estilo culinario, definido por la tradición del Pacífico y sus hierbas ancestrales, es una mezcla de aprendizaje empírico y herencia familiar. No hubo un manual, sino la inspiración de quienes la precedieron y el calor de las abuelas que cocinaban el atollado de camarón, una receta que hoy la conecta emocionalmente con sus raíces.
El momento crucial en el que la cocina dejó de ser una habilidad para convertirse en un propósito de vida fue un llamado que le permitió descubrir su destreza. “Me he desenvuelto en la cocina, mi habilidad en la cocina”, confiesa, sintiendo en cada movimiento un camino claro: enseñar y compartir lo que lleva en el alma.
El restaurante: sosteniendo sueños con camarón
La idea de abrir su restaurante surgió de la motivación más pura: la necesidad de mostrar, dar a conocer y hacer un proceso familiar. Pero este salto no estuvo exento de retos. Darly recuerda que la mayor dificultad como mujer cocinera ha sido el oponente, obligándola a avanzar “de poquito a poquito, paso a paso”.
A pesar de las adversidades, incluyendo la violencia que ha tocado su territorio, la clave de su éxito ha sido la constancia. Sol y Mar, su restaurante, es mucho más que un negocio; es un símbolo de perseverancia que sostiene a su familia y se erige como un faro para la comunidad.
“Quiero que quienes se sientan en mi mesa lleven ese sabor, que lleven lo mejor de mí, lo mejor de mi negocio. Que lo dejen conocer al mundo.”
El eje de su cocina, el camarón de Tumaco, es la estrella indiscutible. Para Darly, este ingrediente no es solo un alimento, sino un símbolo del Pacífico y, sobre todo, un producto de “muy buena calidad”: fresco, con todas las proteínas y una textura única. Sus platos más representativos, como el Enfocado de Camarón, son el resultado de esta conexión, donde cada bocado lleva la tradición, el coco y las hierbas de azotea. Si tuviera que explicar Tumaco en un plato, sería este: “el enfocado de camarón tiene esa textura, ese sabor, ese encanto, esa sabrosura”.
El triunfo en “Tumaco sabe a Camarón”: entrega y emoción
La decisión de inscribirse en el concurso fue impulsada por la satisfacción de inspirarse en un plato que representara sus sabores y saberes. El proceso fue, en sus palabras, un momento “muy emocionante” donde puso todo su corazón, amor y entrega para sacar adelante su propuesta: un plato que contenía las hierbas de azotea, el coco y el exquisito camarón cultivado en el Pacífico.
El momento de mayor nerviosismo llegó en la final, al enfrentarse a otros talentos. Sin embargo, su dedicación se impuso.
“Fue algo muy emotivo, muy emocionante haber estado en la final de ese concurso y haber llegado a ser el número uno.”
El triunfo en “Tumaco sabe a Camarón” no solo la llenó de un profundo orgullo personal, sino que también cambió su visión de sí misma, demostrándole que el esfuerzo y la fe en su cocina tienen una recompensa tangible.
Darly sabe que el impacto de estos concursos es fundamental para la visibilización de la cocina tradicional, permitiendo que Tumaco “muestre lo que sabemos, lo que tenemos”. Hoy, al mirar todo lo que ha construido, se siente una mujer empoderada, con una virtud muy grande: la de conservar y compartir la riqueza de su tierra.
Para las futuras cocineras, su mensaje es claro y resuena con la sabiduría de la experiencia: “Que siempre se conecten con lo que hay en nuestra tierra. Que siempre conserven los sabores que tenemos y que siempre los lleven a la mesa.”
Si la vida de Darly fuera una receta, su ingrediente principal sería el amor, el motor que impulsa cada paso, cada plato y cada sueño en la tierra de donde proviene el mejor camarón: Tumaco.