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El sendero de la biodiversidad

Información institucional |De la ciudad al campo. Una pareja de enamorados, adoptados por un paraíso natural del piedemonte llanero, construyen una experiencia de turismo de naturaleza que deja huella en el territorio y sus visitantes a través del lenguaje artístico y sensorial.

Emilse Cortés y Felipe Osorio
02 de noviembre de 2023 - 08:00 p. m.
Huerta Circular Vecinal. /	
El Silencio Silvestre.
Huerta Circular Vecinal. / El Silencio Silvestre.
Foto: El Silencio Silvestre

Hace 8 años dos enamorados decidimos transformar radicalmente nuestro estilo de vida en la ciudad, respondiendo a una necesidad profunda de conectar con la fuerza y la belleza de la naturaleza, de respirar aire puro y de construir autonomía alimentaria. Surgió la oportunidad de habitar la finca El Silencio, una finca familiar en el municipio de Cumaral, Meta, piedemonte llanero.

Aunque sabíamos poco del campo, teníamos la convicción de que queríamos acudir al llamado de la Tierra. Así comenzamos a vivir en El Silencio: siguiendo el rastro de la Madremonte, explorando el bosque, caminando en la noche, admirando el paisaje, sembrando las primeras semillas y escuchando las aves y las ranas vaqueras que anuncian el tiempo de lluvias. En el día a día fuimos aprendiendo a ser parte del Silencio y a comprender nuestra función en este gran organismo, nuestra Casa Común, poniendo a su servicio nuestras canciones, nuestro danzar y nuestro espíritu creativo. (Lea: Soy Conservación, Somos Conservación)

Aprendimos de la tierra y de la gente sobre la memoria del territorio. El piedemonte llanero fue hasta hace unas décadas un bosque tropical conectado con las selvas del Amazonas. Hoy predominan los pastizales ganaderos y los monocultivos de palma de aceite y el bosque del piedemonte llanero se encuentra en peligro crítico de extinción. En medio de las presiones humanas y la amenaza de megaproyectos, este territorio bendecido por el agua, continúa pulsando hacia la vida como un pulmón estratégico de biodiversidad.

Con la sensibilidad que caracteriza a los artistas, nos unimos a la fuerza vital de esta tierra y emprendimos el camino de la conservación de la vida silvestre, la regeneración del ecosistema, la recuperación del suelo y el cuidado del agua. Con las manos untadas de tierra y el corazón hinchado de voluntad, nos hicimos aliados de las aves y murciélagos dispersores de semillas y la finca nos acogió como sus Guardianes.

En estos años, hemos contribuido a la transformación de un paisaje de potreros con muy pocos árboles, en un ecosistema regenerativo cada vez más biodiverso, sombreado, abundante y resiliente. Cultivamos un mejor hábitat para todos los seres que compartimos este paraíso natural y la tierra ha sembrado en nosotros su lenguaje esencial. (Lea: Los desafíos ambientales que asumen los próximos alcaldes y gobernadores)

Como consecuencia de estos años de feliz transformación, donde dejamos morir parte de nuestros hábitos citadinos, tenemos la certeza de que no queremos ser los únicos que disfruten este mágico lugar. Nos gusta compartir experiencias de reconciliación con la naturaleza. Por eso, El Silencio Silvestre se convirtió en un espacio que conecta a las personas con la riqueza natural del piedemonte llanero, al igual que nosotros logramos esa conexión desde que iniciamos este maravilloso viaje. Los recorridos ecológicos, talleres artísticos y ambientales y el alojamiento con un enfoque de turismo responsable y sostenible, se convirtieron en los escenarios que nos permitieron compartir esta experiencia de habitar consciente.

Inspirados por el lenguaje de la tierra nació hace un tiempo la idea de El Sendero de la Biodiversidad. Queríamos nutrir nuestros recorridos ecológicos con un componente artístico y poético para lograr una experiencia más profunda de sensibilización. Hoy este sueño también es una realidad. Fuimos beneficiados por la Convocatoria de Impulsa Meta, que apoya proyectos de innovación empresarial y logramos construir la Maloca de la Biodiversidad, implementar señalización educativa del sendero y crear dos personajes que guían el recorrido a través de un hilo dramatúrgico, una historia entre cuentos y canciones que invita a jugar con la Madremonte y el Espíritu del Bosque.

Nuestros visitantes resuenan con el arte porque tiene la capacidad de cautivar y sensibilizar. En medio de la sencillez de nuestra propuesta que invita a que sea la naturaleza la que nos guíe, procuramos que los protagonistas sigan siendo la Tierra, el Agua, las aves, las plantas y toda la biodiversidad de este lugar. La vida que se expande cuando la dejamos ser, es, en realidad, la gran maestra que nos enseña cómo vivir respetando cada ser, siendo nosotros apenas una pequeña parte de la Creación. Por eso nuestro mensaje esencial susurra entre los bejucos del bosque: “ConSiente Tu Territorio…” La naturaleza nos enseña a cuidar y nutrir nuestro primer y más cercano territorio, el cuerpo, como una aproximación al cuidado de nuestro territorio macro, la Tierra. Cuidar nuestro territorio es una acertada elección frente al compromiso de dejar a las futuras generaciones un lugar en el cual vivir dignamente.

En el Sendero de la Biodiversidad, contamos a la gente con enorme satisfacción, sobre las diez hectáreas reforestadas y en proceso de regeneración, sobre cómo hemos sembrado nuestro alimento limpio y sobre la oportunidad de proteger tres hectáreas de bosque primario y dos nacimientos de agua donde comienza nuestra autonomía alimentaria. Sobre las más de 473 especies de plantas y las más de 190 especies de aves que nos encantan en un delicioso concierto matutino y que comparten con nosotros este lugar.

Contamos también la historia de amor de los monos nocturnos (Aotus brumbacki), especie endémica en peligro de extinción. Sobre el zorro, el ocelote y muchos otros animales que dejan su huella salvaje. Quien viaje por el Sendero de la Biodiversidad, puede disfrutar de un paisaje con frondosas palmas nativas como el asaí o manaca (Euterpe precatoria), caminar bajo la sombra fresca y exuberante del bosque, aprender sobre las relaciones de cooperación que sostiene la naturaleza, deleitarse con los aromas que despiertan recuerdos guardados o sugieren nuevos comienzos y escuchar las señales de la Madremonte que develan los secretos de la memoria selvática del Silencio e invitan a descubrir quién es ese misterioso guardián que hace que prevalezca la vida en el planeta.

El turismo de naturaleza ha sido la alternativa económica a través de la cual hemos logrado reemplazar la actividad ganadera preexistente en la Finca El Silencio y enfocar esfuerzos en la regeneración del paisaje y la transformación cultural. Al apoyar nuestra iniciativa, se promueven las economías emergentes que benefician nuestro territorio y fortalecen su autonomía y su identidad aprovechando la naturaleza de manera respetuosa. Por eso buscamos tejer alianzas con instituciones educativas de todo nivel (colegios y universidades) con las cuales podamos nutrir los saberes de nuestro territorio.

Muchos ya han experimentado esa magia del Silencio, y con certeza, muchos estarán dispuestos a vivirla y a despertar sus sentidos con narrativas y lenguajes alternativos que les aporten conocimientos nuevos, y que, además, los enamore más de la vida y los haga sentir plenos, felices y tranquilos. Cultivar un estilo de vida consciente es la mejor manera de agradecer a la Tierra, dadora de vida, por toda su generosidad y abundancia.

El Sendero de la Biodiversidad es un homenaje a las múltiples manifestaciones y conexiones de la vida del piedemonte llanero. Invitamos a todos los amantes de la naturaleza, aventureros, caminantes, exploradores y a quienes sienten la necesidad de conectar con lo esencial, a que nos visiten en la Finca El Silencio Resguardo de Vida Silvestre y permitan que la poesía de la tierra encante su corazón.

Por Emilse Cortés y Felipe Osorio

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