“No se trata de quien tenga el potrero más grande para que sea el mayor productor, no. Es saber manejar el potrero, saber dividirlo, manejar los pastos, el ganado; ese es el mejor y mayor productor que hay”, afirma Luis Gilberto Bolaños, campesino productor del municipio de la Cruz, Nariño.
Don Luis Gilberto participó, junto con 340 productores de ese municipio, de una de las experiencias del proyecto “Diseño de un plan de reconversión productiva en la zona de amortiguamiento del complejo de páramos Doña Juana, departamento de Nariño”, liderado por la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria, Agrosavia.
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Este proyecto hace parte del proceso de diseño e implementación de políticas públicas para el desarrollo rural sostenible y territorial en Colombia que realiza el Programa DRET II (Desarrollo Rural con Enfoque Territorial fase II) de la Unión Europea, la Agencia Italiana de Cooperación para el Desarrollo y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Según lo expresó don Luis Gilberto, en la sesión de cierre del proyecto, haber hecho parte del componente silvopastoril le permitió aprender y mejorar el funcionamiento de su finca. Por ejemplo, “aprendimos a sembrar correctamente los árboles, ya no sembraremos donde caiga la semilla, sino que lo haremos en curvas de nivel en contra de la pendiente para evitar deslizamientos, derrumbes y para mantener los potreros en un muy buen estado, y contamos para eso con cuatro especies que nos sirven como cerca viva y sistema de ramoneo y así nuestro ganado puede ir y comer”, indica el productor.
Por su parte, Oscar Ordóñez Meneses, quien participó del núcleo de achira, habló de las Buenas Prácticas Agrícolas, BPA, como esencia de la capacitación que obtuvo. “Nos enseñaron a desinfectar el calzado para obtener un buen resultado; también cómo utilizar los fungicidas, manejar la dosis exacta para no tener perjuicios y a cuidar la semilla de la achira porque tener una buena semilla no es suficiente”, afirmó.
En ese mismo espacio Yonier Benito Bolaños, representante de la Asociación Multiagro Tajumbina, tuvo la oportunidad de mostrar los productos que está obteniendo en su biofábrica lo que le está representando un ahorro en los insumos.
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“Con productos de nuestra finca estamos logrando el abono de los cultivos de fresa y también para el pasto. Estamos utilizando los microorganismos de montaña que son extraídos de la hojarasca del monte, del salvado de arroz o del maíz y la melaza y todo lo tenemos en nuestro territorio. Hacemos también el caldo de ceniza que nos sirve para controlar insectos en nuestros cultivos y para el control de la garrapata en el ganado. Tenemos un biofertilizante, que es a base de estiércol, melaza y ceniza para abonar nuestros cultivos”, informa Yonier Bolaños.
El resultado de estas experiencias servirán como insumos, en materia de reconversión productiva, para alimentar la política pública de agroecología del país.
“La participación de los habitantes del territorio es importante en la formulación de las políticas públicas en materia de agroecología porque ellos son resilientes con el territorio al adaptarse al cambio climático y producir alimento de calidad. Somos conscientes que en nuestros territorios tenemos nuestro sustento alimenticio”, aseguró Héctor Franco de la Dirección de innovación, desarrollo tecnológico y protección sanitaria del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural.
A su turno, Carlos Martínez, experto en desarrollo rural del DRET II sostuvo que “las políticas no se construyen desde Bogotá, ni desde los ministerios, esas políticas se construyen desde las regiones y por eso tenemos que hacer ejercicios pilotos como este que ayuden en el proceso de validarlas. En este caso, de esta experiencia nos queda una metodología de concertación participativa para la reconversión productiva que puede ser apropiada por otras zonas del país, sobre todo cuando es muy complejo, para hacer cambios, poner de acuerdo a tanta gente que ve de su actividad productiva un sustento familiar”.
Resultados del proyecto
De este proyecto piloto financiado por el DRET II e implementado por Agrosavia, se obtuvo un Plan de Reconversión Productiva, el cual se desarrolló con una metodología de concertación participativa con las comunidades del municipio de la Cruz en Nariño, donde se tuvieron en cuenta las prácticas de adaptación y mitigación al cambio climático con BPA, lo que contribuye a la política de crecimiento verde en ecosistemas priorizados.
“El mensaje que deja este proyecto es que el cambio está en el campo y en la sostenibilidad del campo está la solución. Tenemos provisión de alimentos y provisión de servicios de ecosistemas si tenemos la naturaleza de nuestro lado”, afirmó Diego Leonardo Cortés investigador de Agrosavia y líder del proyecto.
Otros resultados de este trabajo son: la implementación de un sistema silvopastoril que mejora la producción y las condiciones ambientales, la entrega de elementos e insumos para la infraestructura de producción de bioinsumos, el fortalecimiento de capacidades de los productores y la formación de jóvenes en actividades agroecológicas.
“Yo como campesino me siento orgulloso de ser y venir de esas raíces de mi campo, porque tenemos gran capacidad de producir hermosos alimentos y proteger nuestra naturaleza y por eso los invito a que produzcamos orgánico”, enfatizó Yonier Benito Bolaños.