Cruzar la frontera entre Colombia y Venezuela por Cúcuta ha sido en los últimos años sinónimo de migración. Con el restablecimiento de las relaciones entre ambos países, en la región se ha trabajado por promover un turismo diferente, en el que no estén de por medio procesos migratorios ni líos por el cambio de divisas, sino que resalten las experiencias culturales, gastronómicas y de naturaleza. ¿Cómo lograrlo?
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Caminar por Capacho, en el estado Táchira, es encontrarse con calles empedradas y paisajes que recuerdan a los pueblos andinos del interior colombiano. Este destino, a tan solo 30 minutos de Cúcuta, es parte de esa nueva apuesta por acercar a los dos países, pero también demostrar que más allá de los pasos fronterizos hay lugares por conocer.
Gustavo Anzola, presidente de la Cámara de Turismo del estado Táchira, explicó que esta apuesta busca consolidar un circuito turístico que conecte a Cúcuta con San Cristóbal, Capacho y otras zonas de montaña del Táchira. “Estamos promoviendo el turismo transfronterizo, con operadores capacitados que ofrecen experiencias de calidad. Tenemos glamping, trekking, fogatas y alianzas con otros complejos turísticos”, señaló.
Del lado venezolano se encuentran propuestas turísticas en lugares como Peribeca, un pequeño pueblo conocido por sus bebidas, sus artesanías y su arquitectura tradicional. La mayoría de estos productos son elaborados por familias locales que han hecho del turismo una fuente de ingresos ante las condiciones que se han dado en la región y una forma de mantener vivas las costumbres del pueblo.
Luz Estela Ordóñez, quien lleva más de 30 años viviendo en Peribeca, es una de las que le han apostado al turismo. Llegó al pueblo vendiendo artesanías: “Yo hago nacimientos, fachadas en arcilla, imanes para nevera y souvenirs. También preparamos cocteles de frutas, que son muy tradicionales aquí. Usamos miche blanco, una destilación de caña de azúcar, y le ponemos frutas como parchita, durazno y piña. Cocinamos la fruta, le agregamos el licor al gusto y así queda una bebida deliciosa”, relató.
La estrategia de integración binacional ha tenido un buen respaldo institucional. La Cámara de Comercio de Cúcuta, junto a la Alcaldía y la Gobernación del Norte de Santander, ha promovido encuentros empresariales y diferentes recorridos para fortalecer la relación entre operadores turísticos y posicionar la frontera como un corredor de experiencias.
“Antes muchos operadores se dedicaban a vender de manera emisiva, ahora lo que queremos es que lo hagan de manera receptiva. Ya le están apostando a vender lo regional”, mencionó Pablo Clavijo, director del clúster de turismo de la Cámara de Comercio de Cúcuta.
Por otra parte, buscan que los operadores y las personas que se dedican a actividades turísticas hagan sentir al visitante en un entorno amable, con gente cálida y receptiva. “Recibimos a muchos turistas de Norte de Santander y otras partes de Colombia. Pueden pagar con sus pesos, sin casas de cambio ni tasas que calcular. Todo está dispuesto para que se sientan como en casa”, dijo Belmar Carrascal, director de Turismo de la Cámara de Turismo de Táchira, quien es parte de 360 Glamping, un proyecto familiar que se ha convertido en punto de referencia del turismo alternativo en la región.
Esta dinámica, que está siendo explorada, no solo ha representado una reactivación económica, sino también un reencuentro cultural entre pueblos que comparten raíces y tradiciones. Los visitantes pueden disfrutar de una oferta gastronómica que rescata ingredientes y recetas de ambos países, como las arepas.
Para los viajeros que prefieren propuestas más cercanas a la naturaleza, se ha planteado un circuito turístico por los páramos de Capacho y sus alrededores. Las caminatas guiadas, la observación de aves, las fogatas nocturnas y las visitas a fincas agroecológicas forman parte del portafolio que ofrecen a sus visitantes.
Sin embargo, aún persisten desafíos para fortalecer en la propuesta turística. Por un lado está sostener en el tiempo la promoción y validación de las experiencias conjuntas, y por el otro seguir fortaleciendo la articulación institucional y “humanizar la frontera”, especialmente en lo relacionado con los controles migratorios, para garantizar un tránsito más amable entre los países.
Sumado a esto, Carrascal resaltó que la percepción de inseguridad sigue siendo un obstáculo, alimentada por el miedo que se difunde sobre el cruce fronterizo, en especial por los grupos armados que siguen realizando acciones en pasos como el del municipio de Villa del Rosario.
Carrascal asegura que existen controles estrictos por tratarse de una de las fronteras más transitadas de América Latina, además que las relaciones institucionales han mejorado y ahora hay una voluntad política clara de avanzar, pero se requiere hacerle frente a la violencia. “Los gobernadores y alcaldes de ambos lados firmaron un acuerdo de hermanamiento”, señaló, lo que ha permitido fortalecer la confianza y trabajar en equipo para atraer a turistas, generar empleo y dinamizar la economía local.
Por lo pronto, Cúcuta se vende como ciudad destino llamativo para los venezolanos, con rutas históricas, recorridos gastronómicos, visitas a museos y experiencias culturales, para que quienes llegan del vecino país o desde otras ciudades colombianas puedan descubrir sitios como el Parque Santander, el Parque Colón, la Torre del Reloj, el mirador del Cristo Rey, Quinta Teresa y la Columna de Bolívar, además de restaurantes con cocina de autor e iniciativas incluyentes, que también hacen valioso este paso fronterizo.