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¿Es Colombia un país porcícola? Así se teje el futuro del agro desde la academia y las granjas

La porcicultura es el tercer sector del agro en Colombia. Pero detrás de su crecimiento hay preguntas urgentes: ¿cómo garantizar el bienestar animal?, ¿cómo mejorar la vida de los trabajadores porcícolas? En universidades y gremios, estudiantes, profesores y productores abordaron algunas de las preguntas en torno a la sostenibilidad de la porcicultura.

Redacción BIBO

18 de septiembre de 2025 - 08:00 a. m.
Conversatorio de porcicultura en la Universidad de la Salle.
Foto: Cortesía

¿Qué hay para comer hoy? Se trata de una pregunta que nos solemos hacer a diario o, por lo menos, una cuya resolución afecta nuestras vidas diarias —así como nuestros estómagos—. Y en Colombia, de acuerdo con cifras oficiales, la carne de cerdo es uno de los alimentos que cada vez más hace parte de los desayunos, almuerzos y cenas del país.

“En las últimas dos décadas, el consumo de carne de cerdo en Colombia casi se ha triplicado: pasó de unos 4 kilos por persona al año a cerca de 11 kilos. Este crecimiento ubica al sector porcícola como el tercero más importante del agro, duplicando, por ejemplo, en el peso económico generado por el gremio cafetero”, sostiene Jeffrey Fajardo, presidente ejecutivo de Porkcolombia.

En contexto: Lo que tiene que decirnos la porcicultura para mejorar la sostenibilidad del campo colombiano.

El auge local no es un hecho aislado. La de cerdo es, con una ventaja significativa, la carne de mamífero más consumida en todo el planeta. En 2020, por ejemplo, y según cifras de la FAO, se produjeron alrededor de 110 millones de toneladas, lo que supone aproximadamente un 60 % más que la carne de res y 3,5 veces más que las de cabra y oveja juntas.

A esto se suma que, de acuerdo con el DANE, la porcicultura genera más de 262.000 empleos directos en el país. Para Fajardo, este crecimiento no está exento de desafíos y debe asumirse como una “oportunidad de mejora constante” en la forma en que se produce y se comercializa.

“Tenemos aún datos lamentables como que, por ejemplo, el 30 % de los cerdos de producción en Colombia se sacrifican de manera clandestina, en ocasiones con matarifes a domicilio o con ollas de sacrificio en las granjas. En general, cerca de tres millones de animales son sacrificados al año en condiciones ilegales, y desde el gremio hemos empezado a cerrarle la puerta a productores que realizan este tipo de acciones”, manifiesta Fajardo. “Siempre estamos pensando en cómo mejorar.”

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De esta manera, el crecimiento del sector abre la puerta a nuevas preguntas: relacionadas con el bienestar animal, sostenibilidad ambiental, el rol de la academia, las inquietudes de los jóvenes que llegan a este sector y la información que llega a los consumidores, y cómo esta afecta sus decisiones de compra.

Con estas inquietudes sobre la mesa, BIBO de El Espectador y Porkcolombia, la asociación colombiana de porcicultores, realizaron en las últimas semanas una gira regional por cuatro instituciones educativas del país: La Salle (Bogotá), Universidad Nacional (Palmira, Valle del Cauca), Universidad de Caldas (Manizales) y el Sena (en La Salada, Antioquia). El objetivo fue abordar la pregunta de cómo asegurar la tecnología y el conocimiento para enfrentar estos retos y potenciar las oportunidades que implica alimentar al país, así como el rol que juega la porcicultura en este panorama.

¿Es sostenible producir carne de cerdo?

Como explica Leonardo Roa, decano de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad de La Salle, “el reto de alimentar al mundo no es pequeño. Para el año 2050 ya estaremos en los 10.000 millones de habitantes, a los que les tendremos que ofrecer suficientes alimentos, y que estos sean de calidad. Esto implica varios desafíos económicos y de salud con las enfermedades zoonóticas —como lo mostró la pandemia que vivimos no hace tanto—, pero en particular en la presión que esto implica en los recursos naturales”.

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En Colombia, la porcicultura se concentra principalmente en los departamentos de Antioquia, Cundinamarca y el Valle del Cauca. Y, se estima que departamentos del Eje Cafetero y algunas zonas de los Llanos Orientales tienen, según proyecciones del gremio, las mayores posibilidades de crecimiento en los próximos años.

Estudiantes durante foro de porcicultura en la sede del Sena en La Salada.
Foto: Cortesía

Esta diversidad de departamentos los que serán, principalmente, los escenarios de, como advierte Roa, uno de los grandes retos de nuestros tiempos: avanzar hacia el desarrollo sostenible. Como lo plantea Jeffrey Sachs en su libro La Era del Desarrollo Sostenible, esto implica empezar a reconocer las interrelaciones entre los aspectos económicos, sociales y ambientales para alcanzar una vida digna y sostenible ambientalmente.

Entre esos aspectos, los foros Porkfuturo resaltaron que el papel de la porcicultura es una pieza fundamental para la seguridad alimentaria mundial. En palabras de Mario Peña, vicepresidente técnico de Porkcolombia, “cuando buscamos reducir las brechas en términos de seguridad alimentaria, la única forma de lograrlo es a través de proteína animal. Esto se debe a que las hembras porcinas son las campeonas en la producción de proteína, pues pueden producir hasta tres toneladas de carne al año si se tiene en cuenta el número de crías que paren. Además, esta especie permite aplicar medidas de control que aseguran la inocuidad de los alimentos que consumimos”.

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Estas producciones también dejan huella en los territorios. Una de las principales preocupaciones del sector es el manejo de la llamada porquinaza: el estiércol de los cerdos mezclado con restos de alimento y agua de limpieza de las granjas. A esto se suman las emisiones de gases de efecto invernadero que, aunque representan un pequeño segmento, surgen de las granjas de producción.

Para enfrentar esto, desde el sector se vienen implementando medidas para lograr, según resaltaron los participantes de los foros, consolidar procesos de economía circular, tanto para proteger las fuentes hídricas de la contaminación de subproductos de esta actividad, como para generar energía térmica, a través de biodigestores, para el funcionamiento de las granjas.

“La porcicultura necesita de la alimentación de los animales, y esta agricultura tiene que ser sostenible y una que tenga en cuenta la biodiversidad, con buenas prácticas, pero también recuperando los sistemas tradicionales, que no utiliza agroquímicos”, expresó José Ader Gómez, decano de la facultad de Ciencias Agropecuarias de U. Nacional, sede Palmira. “Y a esto hay sumarle un enfoque que se ha venido desarrollando en los últimos años relacionado con el término de ‘Una sola salud’, en la que se busca entender que la salud animal y la humana están interconectadas, y asegurar la sanidad de estas especies de producción, sin excederse con el uso de antibióticos”.

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“En el contexto del crecimiento del sector, el reto que se nos viene es cómo apoyar lo que viene ocurriendo con los pequeños productores para implementar estos cambios y que se adapten a la realidad de cada territorio”, sostiene Jhon Jairo Duque, instructor de porcicultura del Sena de La Salada (Antioquia).

En esa misma línea, otro de los retos del sector en los que coincidieron los participantes de los conversatorios es cómo mejorar la gobernanza tanto para mejorar la formalización, así como reducir los impactos ambientales.

Uno de los puntos críticos señalados durante los conversatorios fue la falta de infraestructura para el beneficio formal en varias regiones. “Algunos mandatarios locales consideran que la creación de estas plantas es decisión opcional, pero no lo es, y tenemos situaciones como en Santander y Córdoba, en las que se carece de infraestructura adecuada para el beneficio formal a pesar de tener producciones porcinas considerables”, aseveró Fajardo, de Porkcolombia. “Aunque vale señalar que esto no es excusa para que los productores no acudan a otras que se encuentran por fuera de sus departamentos”.

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Y en este campo desde la academia se vienen realizando algunas acciones para ayudar a la formalización y aumentar la competitividad del sector. Como cuenta Alejandro Sánchez, aprendiz en formación del SENA en gestión agropecuaria, “la porcicultura es un escenario que nos permite aportar a la seguridad alimentaria, en particular para encontrar soluciones prácticas para que las granjas y las empresas sigan creciendo y haciendo las cosas de mejor manera”.

Por su parte, Jaime Betancourt, decano de la facultad de Ciencias Pecuarias de la Corporación Universitaria Santa Rosa de Cabal (Unisarc), agrega que “mucho de lo que estamos haciendo desde las universidades es formar profesionales para impulsar procesos de asociatividad entre los diferentes productores y también para validar esa gran cantidad de conocimientos ancestrales que tenemos y potenciarlos con el conocimiento científico”.

Así luce el futuro de la porcicultura colombiana

El gremio porcícola tiene proyecciones ambiciosas que apuntan a un papel central en el agro colombiano en la próxima década. Sus estimaciones sugieren que el sector podría ocupar el primer lugar en peso económico en los próximos 15 años, siempre que logre incorporar innovaciones tecnológicas y ambientales en los territorios productores.

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Lo invitamos a leer: Solo quedan cinco años para cumplir la agenda ambiental 2030 ¿cómo va Colombia?

Buena parte de esas innovaciones se están cocinando en los laboratorios y equipos de investigación, para cubrir temas como mejores producciones y, entre otros, el bienestar animal.

Un ejemplo de cómo se están aplicando estos cambios lo está liderando la docente e investigadora de la Universidad de Caldas, Marlyn Romero, quien viene acompañando procesos para mejorar el bienestar de los animales de producción en las granjas.

A través de prácticas sostenibles, las granja puedes reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero.
Foto: Porkcolombia

Muchos me preguntan por qué dedicarse al bienestar animal si al final los van a sacrificar. Pero yo les digo que es un deber que tenemos con los animales que comemos, procurar que tenga bienestar en su paso por las fincas”, asegura Romero, de la U. de Caldas. En los últimos años, la investigadora ha desarrollado modelos para asegurar el bienestar de los cerdos durante su transporte a las plantas de beneficio, así como los procesos para evitar heridas durante su estancia en las granjas.

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En esta misma línea, Sara López, investigadora de la Universidad de Antioquia, ha desarrollado lineamientos y guías para mejorar el bienestar animal. “Este año en el país se actualizó la normativa en torno al bienestar animal, y estamos trabajando con las granjas para llevar eso a la realidad, bajo la clave de que entre mayor sea el bienestar, mejor será la producción”, asegura López.

Este, además, es un enfoque que ya tienen algunos de los futuros profesionales del país. Ana Sofía Arrigui, estudiante de veterinaria y presidenta del club porcino de la Universidad de La Salle, indica que “tanto el bienestar animal, que tiene mucho interés en el público en este momento, como el mejoramiento genético son algunas de las rutas en la que podemos contribuir y fortalecer su aplicación en el contexto del crecimiento de este sector agroindustrial”.

En esta misma línea, Augusto Osorno, productor de Antioquia, considera que los jóvenes son claves en las apuestas del sector. “Tenemos una oportunidad majestuosa en el agrocolombiano, pues el mundo necesita proteína, y aquí tenemos un potencial enorme para ofrecerlo. Y las nuevas generaciones tienen un gran escenario, pues manejan nuevos conocimientos científicos y teóricos, pero también tienen la oportunidad de ponerlos en práctica en las granjas del país”.

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Otro campo de acción es el tecnológico. Desde el gremio se vienen aplicando algunas innovaciones en las granjas relacionadas con el bienestar animal, así como la prevención de enfermedades en los animales de producción. “Ya tenemos, por ejemplo, empresas que, a través de biodigestores, están vendiendo energía a la red eléctrica del país. Y, claro, también están las nuevas tecnologías que se están aplicando, con inteligencia artificial, para contar los animales, hacerles seguimiento y asegurar su manejo adecuado para mantener, por ejemplo, el estatus sanitario que tiene el país”, aseguró Peña, vicepresidente técnico de Porkcolombia.

A esto se suma que Porkcolombia cuenta con el Centro de Excelencia en Investigación Porcícola, que es un laboratorio ubicado en Bogotá, para la realización de pruebas especializadas para avanzar en la tecnificación e innovación del sector. “El próximo año iniciaremos una convocatoria a nivel nacional para realizar investigaciones que den soluciones a los problemas que hay en el territorio”, anunció Fajardo, presidente del gremio porcícola.

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Según cifras de la FAO, hay más de 1.000 millones de cerdos —es decir, la misma población de China o de India— en sistemas productivos del planeta.
Foto: Porkcolombia

Con estas perspectivas y miradas sobre el sector se avanzó en una discusión en torno a la porcicultura en Colombia. Si desea revivir los conversatorios lo puede hacer a través de este enlace, o visitar el canal de YouTube de El Espectador. El encuentro de cierre de esta gira tendrá lugar el próximo lunes, 29 de septiembre, en la Sede Berástegui de la Universidad de Córdoba.

*Este contenido fue realizado en alianza con Porkcolombia.

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