¿Cómo lograr la sostenibilidad en la producción alimentaria? Ha sido en los últimos tiempos una de las mayores preocupaciones ante la triple crisis climática que reúne factores asociados al cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación.
Sumado a este conjunto de problemáticas, se encuentra el aumento en la producción de alimentos que el mundo debería alcanzar para abastecer las necesidades de una población que sigue creciendo, y que se espera llegue a los 9.500 millones de personas para el 2050.
Consecuencias como las que dejó la reciente guerra de agresión rusa a Ucrania, frente la producción y exportación de agroinsumos, o el agotamiento de recursos naturales como el suelo y el agua que absorben buena parte de los problemas de contaminación que estos insumos químicos provocan, han puesto de presente la necesidad de pasar a modelos productivos que prioricen la sostenibilidad y la salud.
Y allí, surge la agroecología como un modelo que brinda esa sostenibilidad anhelada. La agroecología se basa en la aplicación de principios ecológicos para diseñar y gestionar sistemas agropecuarios que sean productivos, resistentes y sostenibles desde el punto de vista ambiental, social y económico.
Conscientes del desafío que implica esta transición a modelos de agricultura sostenible, Colombia ha venido avanzando en el diseño de alternativas que brinden esta posibilidad a los productores de pequeña escala, conocidos como los núcleos de producción familiar y comunitaria.
A través del Plan Nacional de Agroecología (PAN), el país busca promover este modelo para construir sistemas alimentarios territoriales más sostenibles, resilientes y equitativos. Con esta política pública se ha propuesto fomentar la producción, comercialización, transformación y consumo de productos agroecológicos, con un enfoque en la conservación de semillas nativas, la educación ambiental y los incentivos económicos.
Un proceso en el que la Unión Europea y la Agencia Italiana de Cooperación para el Desarrollo (AICS) ha apoyado al Gobierno nacional y algunos gobiernos locales, trabajando de la mano con comunidades a través del programa de Desarrollo Rural con Enfoque Territorial (DRET II).
Tal es el caso del proceso adelantado con la Corporación Agencia de Desarrollo Económico Local ADEL LOS DINOSAURIOS, con la iniciativa "Impulso al proceso de transición agroecológica con organizaciones de productores de tomate bajo cubierta en la región del Alto Ricaurte en Boyacá“.
Dicha iniciativa se centró en migrar la producción de tomate bajo cubierta hacia un modelo más orgánico y sostenible. Para lograrlo, los productores recibieron capacitación y apoyo técnico a través de las Escuelas de Campo (ECAS), donde participaron en talleres diseñados para la transferencia de metodologías y herramientas.
Gracias a esto, más de 25 familias se beneficiaron directamente con la implementación de 14 huertas caseras totalmente orgánicas y 5 cultivos bajo cubierta en transición. Estas familias no solo produjeron alimentos más saludables, sino que también contribuyeron a la conservación del medio ambiente y la biodiversidad.
“Estamos haciendo una transformación de la agricultura convencional a una ecológica, limpia y orgánica, con procesos de biopreparados, nuevos insumos y cambios tecnológicos. Nos interesa cambiar la forma de trabajo y producción para que sea más sana, respetuosa con el medio ambiente y beneficiosa para la salud de los trabajadores. Queremos ofrecer un tomate de calidad, con menos carga química, porque necesitamos consumir alimentos buenos”, compartió Pablo Pita, productor del cultivo piloto de la Asociación ASOAGROPETÍN en Tinjacá, Boyacá.
Trabajando de la mano con 59 productores de las asociaciones ASOAGROPETIN, en el municipio de Tinjacá, y ASOROA, en el municipio de Sutamarchán, la iniciativa introdujo prácticas sostenibles e incentivó la transición hacia una agricultura más ecológica y rentable, que además trajo con el tiempo un fortalecimiento en la asociatividad, otra de las bondades de este modelo productivo.
El cambio fue evidente. Desde la adopción de biopreparados en lugar de pesticidas hasta la implementación de técnicas más amigables con el suelo y el medio ambiente, así como la promoción de la participación activa de las mujeres en el sector (más del 49% de los beneficiarios), lo que reflejó un compromiso con el desarrollo rural inclusivo.
“Para mi este proyecto ha sido muy importante porque tengo mi propia alimentación y también me beneficio vendiendo hortalizas limpias a los vecinos y a veces llevo para vender en Chiquinquirá”, comenta Gloria, una de las mujeres agricultoras que incursionó en el proyecto a través de huertas caseras.
La iniciativa no solo se convirtió en un referente para la región, sino que también dejó un mensaje claro, frente a la necesidad de apoyar a los agricultores y garantizar alimentos de calidad para todos. Apostar por una agricultura más sostenible no es solo una opción, sino un paso esencial para construir un futuro más verde y lleno de oportunidades.
Por ello, y acorde con las metas mundiales, el programa DRET ha recogido varias experiencias en la transición hacia modelos de agricultura sostenible, y particularmente en el modelo agroecológico, como el desarrollado en el Valle del Cauca con la Secretaría de Agricultura del departamento y la Fundación Instituto Mayor Campesino (IMCA), logrando que a la fecha el Valle sea pionero en contar con un Plan Departamental de Agroecología con el que ya se comienzan a ver los resultados.
Se espera que, como siguientes pasos, Colombia avance en la promoción de la agroecología a nivel nacional a partir del PAN, presentado en octubre de 2024, así como el avance en el Congreso del proyecto de Ley de Agroecología (150/2024C), con la que se busca fomentar la transición hacia sistemas agroecológicos, proteger semillas nativas, promover la educación ambiental e incentivar económicamente la agroecología.
Por Redacción BIBO con información del Programa DRET II
