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A excepción de imágenes de glaciares derritiéndose o muertes masivas de animales, los problemas que enfrentan los ecosistemas y la vida en el planeta debido a las presiones humanas siguen siendo difíciles de entender en su totalidad.
Por esta razón, miles de científicos y cientos de instituciones en el mundo dedican su día a día a investigar lo que está pasando con la vida en el planeta debido a la transformación de los paisajes y los hábitats de miles de especies. Y el insumo más potente y, a la vez, básico de esta tarea científica son los datos.
En los últimos años se han conocido reportes —con datos cada vez más contundentes— sobre el declive acelerado que están enfrentando un sinnúmero de especies en el mundo, lo cual merece más atención en países megadiversos como en Colombia.
Como contamos en estas páginas, en apenas 50 años, el tamaño promedio de las poblaciones de fauna silvestre monitoreadas en el mundo se ha reducido en un 73 %, según el Informe Planeta Vivo 2024 de World Wildlife Fund (WWF). En otras palabras, es como si, de cada grupo de diez animales que habitaban un ecosistema en 1970, hoy quedaran menos de tres.
Desde las instituciones nacionales también han llegado varias alarmas. Según la más reciente lista de especies amenazadas del Ministerio de Ambiente, actualizada en febrero de 2024, en Colombia hay 2.104 especies de animales, plantas y hongos en riesgo de extinción, aunque, vale señalar, hay aún un largo camino para documentar toda la vida y su estado en el país.
Estos datos —que pueden generar cierto tipo de ansiedad, indignación e incluso vértigo— sirven como una brújula para entender y actuar frente a la pérdida de biodiversidad en el planeta. Sin embargo, a pesar de avances recientes, existen aún varios retos para potenciar la toma de datos, para juntar esfuerzos internacionales para entender el panorama a gran escala y, en particular, para integrarlos en las decisiones de cada día y en un conocimiento disponible y comprensible para los ciudadanos.
Para discutir y encontrar soluciones a estos y otros asuntos, entre el 21 y 24 de octubre se realizará una conferencia que busca consolidar la toma de datos para la protección de la biodiversidad: Datos Vivos. En este encuentro pionero uno de los socios organizadores será liderado por el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, que hace parte del Ministerio de Ambiente y es la entidad encargada de investigar en Colombia acerca de la biodiversidad y de las relaciones entre esta y el bienestar humano.
En palabras de María Cecilia Londoño, gerente de Información Científica del Instituto Humboldt y una de las organizadoras del evento, “como seres humanos nos cuesta dimensionar cosas como la pérdida de biodiversidad, en particular cuando no nos afectan, en apariencia, directamente. Ahí es donde los datos, que generamos entidades como el Instituto, universidades, pero también el sector privado, pueden ayudar a entender que todo es parte de un sistema y la afectación a las especies tiene un alto costo en múltiples áreas”.
Precisamente, como explica Londoño, Colombia fue escogida como sede del evento internacional, no solamente por ser reconocido como un país megadiverso —con la mayor diversidad, por ejemplo, de aves, orquídeas y mariposas en el mundo— , sino también por sus esfuerzos por establecer una de las redes más colaborativas y completas para seguirle la pista a la situación de la biodiversidad en los ecosistemas terrestres y marinos en el territorio nacional: el Sistema de información sobre Biodiversidad de Colombia (SiB Colombia).
El SiB es el nodo en el país de GBIF, la principal plataforma global de datos sobre biodiversidad. Para ponerlo en perspectiva, en esta base de datos, Estados Unidos, el país con más datos registrados, tiene una institución reportando por cada 700.000 habitantes; en Colombia, esa relación es de una por cada 200.000 habitantes.
“Esto muestra el gran interés de las instituciones y, en general, de los colombianos por compartir su información sobre su biodiversidad”, cuenta Londoño.
En este contexto, en el evento Datos Vivos (Living Data en inglés), que se extenderá por más de cuatro días, se realizarán debates y ponencias de estudios sobre plataformas abiertas, integración de datos, la participación ciudadana, y la aplicación de esta información en las decisiones diarias de diversos actores.
El encuentro reunirá a las cuatro redes globales de datos sobre biodiversidad más importantes del mundo: TDWG (que desarrolla estándares de medición), GBIF, OBIS (que maneja información sobre ecosistemas marinos) y GEO BON (que busca la recopilación e intercambio de datos y métodos para analizarlos).
Hasta este momento, se han recibido más de 740 trabajos de investigadores y entidades que quieren presentar sus hallazgos y sus experiencias en el marco del encuentro. “Realmente se ha superado la expectativa frente a las personas interesadas en participar, y eso muestra todo lo que está en juego en este campo. Esperamos poder mostrar más de 450 trabajos y experiencias en el evento y contribuir al avance del monitoreo de la biodiversidad”, asegura Londoño.
La experiencia que quiere compartir Colombia
La megadiversidad de Colombia es inédita en el mundo: una de cada diez especies conocidas del planeta habita en nuestro territorio. Esto significa una gran riqueza natural y a la vez un reto para conservar y monitorear lo ocurre con ella.
A pesar de los esfuerzos de entidades por publicar sus datos en el SiB, estos no son siempre comprensibles para la mayoría para los ciudadanos, al tratarse de reportes, lo cuales pueden ser difíciles de entender para un público no especializado. Para esto, en los últimos años, Colombia ha adelantado diferentes estrategias para hacer más accesibles estos datos a los ciudadanos, como lo establece uno de los principios del Acuerdo de Escazú, a través de una serie de plataformas abiertas al público.
Un ejemplo de esto es el portal Biodiversidad en Cifras, en donde se pueden consultar las cifras de biodiversidad por departamento, así como un listado de las entidades que le hacen seguimiento a los ecosistemas en cada entidad territorial.
“También tenemos la página Biodiversidad para Todos en la que se pueden encontrar historias sobre los datos publicados que destacamos cada mes y profundizan sobre los diferentes tipos de datos que se publican y de las instituciones que con su esfuerzo ponen a disposición los datos para todos los colombianos”, precisa Londoño, del Humboldt.
Además, otros de los retos que ha abordado el país es mejorar la información que se tiene de los ecosistemas marinos, a cargo, principalmente, del Invemar. Con OBIS, una de las redes internacionales se ha trabajado para mejorar esta cobertura. “Hemos hecho grandes avances últimamente, con la duplicación de registros biológicos marinos disponibles a la ciudadanía”, afirma Londoño.
Desde el Instituto Humboldt se admite que aún persisten algunos retos como la investigación en los ecosistemas de cuevas y en el subsuelo del país, así como vacíos regionales aún para los grupos más conocidos.
Hacia una mayor interoperabilidad e inclusión
Uno de elementos determinantes en la forma en que se recopilan los datos sobre biodiversidad, para comprender el estado real de los ecosistemas y tomar decisiones efectivas para proteger la vida en el planeta, es poder integrar distintas fuentes de información para tener una imagen completa.
El problema es que en algunos monitoreos de ecosistemas, el uso de diferentes metodologías no solo genera resultados distintos, sino que dificulta obtener una visión completa de lo que ocurre a nivel regional. Como explicamos en esta nota, esto sucede, por ejemplo, en los seguimientos de la deforestación, donde los análisis de imágenes satelitales mediante distintas herramientas pueden arrojar estimaciones dispares sobre la pérdida de bosque.
Para evitar estas diferencias en los métodos de recolección de datos sobre biodiversidad, en distintos países se han desarrollado estándares internacionales para el monitoreo de los ecosistemas. Estos buscan generar reportes consistentes y comparables a lo largo del tiempo y entre regiones. Sin embargo, el problema es que estos estándares no siempre se aplican en la práctica.
“Hace poco al Instituto lo invitaron a una conferencia de biodiversidad entre Estados Unidos y Reino Unido, y uno de los objetivos era establecer estándares. Desde el Instituto quedamos sorprendidos, pues ya existían a través de esfuerzos desde la red Estándares de Información sobre Biodiversidad (TDWG); el problema es que la gente no los conoce, y ese es uno de los objetivos del encuentro”, explica Londoño, del Humboldt.
Londoño argumenta que uno de los objetivos del encuentro es garantizar la participación del Sur Global en estos debates, en particular para que se incluyan otras formas de generación de conocimiento como el de las comunidades indígenas o negras en la toma global de decisiones sobre la biodiversidad.
“Hay retos importantes para poder crear esa confianza y respeto en el uso y publicación de datos para los pueblos indígenas se sientan cómodos haciendo parte del sistema, por ejemplo, al momento de compartir información genética o registrando patentes sobre temas de bioeconomía”, sostiene Londoño. “En el país se ha trabajado mucho en la formación de comunidades en temas de ciencia ciudadana y esto es clave, pues monitorear la biodiversidad es caro, y las personas en el territorio lo quieren hacer de manera voluntaria, pues es su tierra la que está en juego”.
Con estos elementos en mente, se espera, en los próximos meses, la llegada de cientos de científicos al país para avanzar en las formas en que los datos sobre los ecosistemas sean cada vez más determinantes en las acciones para proteger la vida en el planeta.
“Al final, la toma de datos sobre la biodiversidad es como construir una historia clínica de un paciente que, en este caso, es la Tierra y sus ecosistemas”, dice Londoño. “Entre más herramientas tengamos y más especialistas a cargo de esta a tarea mejor diagnóstico podremos hacer y por ende, mejores decisiones”.