La riqueza que esconde el río Amazonas
Cada año 35 nuevas especies de peces son descubiertas bajo las aguas marrones ricas en nutrientes que hacen parte de la cuenca Amazónica, un corredor de conectividad que en la actualidad enfrenta múltiples amenazas, y en donde The Nature Conservancy (TNC) viene trabajando de la mano de las comunidades locales.
Ana Guzmán*
Cuando pensamos en la Amazonía por lo general la conectamos inmediatamente con sus bosques; sin embargo, esta región única en el planeta, no solo representa la selva tropical más grande del mundo, sino también la cuenca fluvial más extensa, albergando una gran diversidad de especies acuáticas, que han quedado invisibilizadas por diferentes razones.
Más de 40 millones de personas se asientan a lo largo de la cuenca amazónica y el río es la base de su supervivencia, y al ser navegable es una vía de comunicación muy importante para la región. Las ciudades amazónicas están conectadas por los ríos, y son fronteras dinámicas entre las poblaciones y los ecosistemas, ocasionando impactos directos e indirectos sobre la naturaleza y los pueblos indígenas, que llaman a la cuenca su hogar y han sido un ejemplo de resistencia y conservación. (Lea: Lo que debe saber sobre el tratado que busca eliminar la contaminación plástica)
El río Amazonas nace en la cordillera andina y recoge el agua de nueve naciones antes de llegar al océano Atlántico. El sistema fluvial de la cuenca amazónica supera los 1000 km de longitud, y sirve de hábitat a más de 2.700 especies de peces, lo que supone aproximadamente el 8% de las especies de peces del mundo; que se esconden bajo sus aguas marrones ricas en nutrientes. Según Paulo Petry, experto de agua dulce y peces de The Nature Conservancy (TNC), cada año 35 nuevas especies de peces son descubiertas en los ríos amazónicos.
Por estos ríos transitan especies migratorias, peces que además de su enorme valor comercial y de su importancia en la seguridad alimentaria de las comunidades; representan la riqueza biológica, y nos ayudan a entender las conexiones invisibles entre su existencia y la salud del río. En estos ríos encontramos al icónico bagre dorado, que realiza la migración de peces de agua dulce más larga del mundo, viajando 11.600 kilómetros aproximadamente de ida y vuelta desde los Andes hasta el océano Atlántico. (Ver documental aquí: https://www.nature.org/es-us/que-hacemos/nuestra-vision/perspectivas/el-dorado-protegiendo-migracion-epica/)
Para estas especies, la conectividad de los ríos es vital, sin embargo, esta conectividad natural se está perdiendo rápidamente debido a la construcción de represas, la minería, la expansión de la agricultura, la contaminación y la sobrepesca; desafíos que afectan la biodiversidad y tienen un impacto directo en el bienestar de las personas que viven a lo largo de la cuenca. (Lea: Caldas, un buen ejemplo de cómo gestionar el agua en el país)
Un corredor de vida amenazado
A pesar de la alta importancia de esta cuenca hidrográfica, varias investigaciones realizadas en los últimos años en diferentes países demuestran que las aguas amazónicas están sufriendo contaminación química por la extracción de petróleo y minería, por pesticidas, microplásticos, productos farmacéuticos, entre otros. La contaminación del agua tiene una gran relevancia para la biodiversidad y los seres humanos; a largo plazo esta contaminación podría afectar 50-80% de las especies acuáticas y también puede tener efectos perjudiciales sobre las funciones básicas del ecosistema y consecuentemente sobre las poblaciones.
Los impactos del cambio climático también afectan el comportamiento de los ríos amazónicos, en los últimos años hemos visto épocas en la que el caudal de los ríos ha bajado o aumentado drásticamente, dificultando las actividades de pesca y la navegación. Además, se han experimentado sequías e inundaciones más frecuentes; esto supone nuevos desafíos para las poblaciones y la necesidad de implementar acciones de adaptación paralelas a las de mitigación al cambio climático. (Lea: Los océanos están inundados de plástico, pero aún es posible salvarlos)
Por su importancia para el planeta, su biodiversidad, sus conexiones y las presiones que enfrenta la cuenca amazónica, su protección es urgente. Mantener sus ríos limpios y de flujo libre es de vital importancia. TNC imagina una cuenca amazónica sana, conectada y resiliente en la que la biodiversidad y los ecosistemas de agua dulce, así como su contribución a las personas, se mantengan, mejoren y protejan. Para lograrlo una de las principales estrategias es trabajar de la mano de los pueblos indígenas y las comunidades locales que desempeñan un papel fundamental en su administración y protección. Los territorios indígenas y las áreas protegidas cubren alrededor del 50% de la cuenca amazónica; elevar su tenencia, su conocimiento ancestral y su papel como administradores naturales del medio ambiente y sus recursos vivos son elementos críticos del esfuerzo de conservación en toda la Amazonía.
Así mismo, TNC promueve una visión regional y transfronteriza para abordar los desafíos de la cuenca de una manera más integral, movilizando a los sectores público y privado para impulsar la generación de instrumentos, estrategias y herramientas orientadas a la planificación y gestión recurso hídrico, que articule aspectos culturales, sociales, políticos, tecnológicos y científicos.
Para proteger la cuenca amazónica, sus ríos y bosques, sus comunidades y tradiciones, su biodiversidad acuática y terrestre; que son fundamentales para el balance ecológico y climático regional y global, debemos trabajar conectados y rápidamente para implementar soluciones holísticas, que apalanquen el apoyo y compromiso financiero de todos los sectores a nivel global.
Cuando pensamos en la Amazonía por lo general la conectamos inmediatamente con sus bosques; sin embargo, esta región única en el planeta, no solo representa la selva tropical más grande del mundo, sino también la cuenca fluvial más extensa, albergando una gran diversidad de especies acuáticas, que han quedado invisibilizadas por diferentes razones.
Más de 40 millones de personas se asientan a lo largo de la cuenca amazónica y el río es la base de su supervivencia, y al ser navegable es una vía de comunicación muy importante para la región. Las ciudades amazónicas están conectadas por los ríos, y son fronteras dinámicas entre las poblaciones y los ecosistemas, ocasionando impactos directos e indirectos sobre la naturaleza y los pueblos indígenas, que llaman a la cuenca su hogar y han sido un ejemplo de resistencia y conservación. (Lea: Lo que debe saber sobre el tratado que busca eliminar la contaminación plástica)
El río Amazonas nace en la cordillera andina y recoge el agua de nueve naciones antes de llegar al océano Atlántico. El sistema fluvial de la cuenca amazónica supera los 1000 km de longitud, y sirve de hábitat a más de 2.700 especies de peces, lo que supone aproximadamente el 8% de las especies de peces del mundo; que se esconden bajo sus aguas marrones ricas en nutrientes. Según Paulo Petry, experto de agua dulce y peces de The Nature Conservancy (TNC), cada año 35 nuevas especies de peces son descubiertas en los ríos amazónicos.
Por estos ríos transitan especies migratorias, peces que además de su enorme valor comercial y de su importancia en la seguridad alimentaria de las comunidades; representan la riqueza biológica, y nos ayudan a entender las conexiones invisibles entre su existencia y la salud del río. En estos ríos encontramos al icónico bagre dorado, que realiza la migración de peces de agua dulce más larga del mundo, viajando 11.600 kilómetros aproximadamente de ida y vuelta desde los Andes hasta el océano Atlántico. (Ver documental aquí: https://www.nature.org/es-us/que-hacemos/nuestra-vision/perspectivas/el-dorado-protegiendo-migracion-epica/)
Para estas especies, la conectividad de los ríos es vital, sin embargo, esta conectividad natural se está perdiendo rápidamente debido a la construcción de represas, la minería, la expansión de la agricultura, la contaminación y la sobrepesca; desafíos que afectan la biodiversidad y tienen un impacto directo en el bienestar de las personas que viven a lo largo de la cuenca. (Lea: Caldas, un buen ejemplo de cómo gestionar el agua en el país)
Un corredor de vida amenazado
A pesar de la alta importancia de esta cuenca hidrográfica, varias investigaciones realizadas en los últimos años en diferentes países demuestran que las aguas amazónicas están sufriendo contaminación química por la extracción de petróleo y minería, por pesticidas, microplásticos, productos farmacéuticos, entre otros. La contaminación del agua tiene una gran relevancia para la biodiversidad y los seres humanos; a largo plazo esta contaminación podría afectar 50-80% de las especies acuáticas y también puede tener efectos perjudiciales sobre las funciones básicas del ecosistema y consecuentemente sobre las poblaciones.
Los impactos del cambio climático también afectan el comportamiento de los ríos amazónicos, en los últimos años hemos visto épocas en la que el caudal de los ríos ha bajado o aumentado drásticamente, dificultando las actividades de pesca y la navegación. Además, se han experimentado sequías e inundaciones más frecuentes; esto supone nuevos desafíos para las poblaciones y la necesidad de implementar acciones de adaptación paralelas a las de mitigación al cambio climático. (Lea: Los océanos están inundados de plástico, pero aún es posible salvarlos)
Por su importancia para el planeta, su biodiversidad, sus conexiones y las presiones que enfrenta la cuenca amazónica, su protección es urgente. Mantener sus ríos limpios y de flujo libre es de vital importancia. TNC imagina una cuenca amazónica sana, conectada y resiliente en la que la biodiversidad y los ecosistemas de agua dulce, así como su contribución a las personas, se mantengan, mejoren y protejan. Para lograrlo una de las principales estrategias es trabajar de la mano de los pueblos indígenas y las comunidades locales que desempeñan un papel fundamental en su administración y protección. Los territorios indígenas y las áreas protegidas cubren alrededor del 50% de la cuenca amazónica; elevar su tenencia, su conocimiento ancestral y su papel como administradores naturales del medio ambiente y sus recursos vivos son elementos críticos del esfuerzo de conservación en toda la Amazonía.
Así mismo, TNC promueve una visión regional y transfronteriza para abordar los desafíos de la cuenca de una manera más integral, movilizando a los sectores público y privado para impulsar la generación de instrumentos, estrategias y herramientas orientadas a la planificación y gestión recurso hídrico, que articule aspectos culturales, sociales, políticos, tecnológicos y científicos.
Para proteger la cuenca amazónica, sus ríos y bosques, sus comunidades y tradiciones, su biodiversidad acuática y terrestre; que son fundamentales para el balance ecológico y climático regional y global, debemos trabajar conectados y rápidamente para implementar soluciones holísticas, que apalanquen el apoyo y compromiso financiero de todos los sectores a nivel global.