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Lecciones de un mentor con quien hubiese querido conversar

Información institucional.

Julio Andrés Rozo*
20 de noviembre de 2023 - 02:30 p. m.
Marcelo León.
Marcelo León.
Foto: Cortesía

La magia de la vida se explica en aquellas cosas que suceden de manera inesperada, sin avisar. Momentos que se le aparecen a uno en un instante y terminan calando en la mente y en el alma. Ese instante, que de hecho fueron dos, sucedió el sábado 18 de noviembre en una de las playas de la Guajira. Conocí a Don Marcelo León, sin siquiera haberle estrechado la mano.

Llegué a este rincón del país gracias a una generosa invitación que me hizo Juan Camilo, un gran profesional, pero ante todo, una gran persona. Luego de su visita a Amazonía Emprende en Florencia-Caquetá, Juan Camilo, al saber que yo vendría a la Costa Caribe ese fin de semana, procedió a invitarme para enseñarme el trabajo que hacen en el vivero de especies nativas que lidera Roberto. (Lea: Minambiente abrió convocatorias por $650.00 millones para proyectos de conservación)

Juan Camilo propició el primer instante. A mis curiosas y legítimas preguntas: “¿cuál es la historia y quién lidera esta finca?”, Juan Camilo, aparte de explicarme el modelo de negocios, me contó su historia con Don Marcelo León, el fundador. Escuchar la manera con la cual hablaba sobre el Señor me empezó a seguir preguntando más sobre él. De las varias cosas positivas que me dijo, fue una la que me caló: “Don Marcelo me escuchaba, tenía una calma y una serenidad que generaba en mí toda la confianza del mundo; a mí y a todos en el equipo nos hacía sentir siempre que estábamos en un entorno seguro”. La admiración con la cual el joven profesional hablaba sobre su líder, causó en mí la curiosidad de conocerlo.

Llevo liderando desde hace 5 años mi empresa en Caquetá y desde hace un par de años vengo sintiendo la necesidad de contar con alguien pintado de canas, alguien que ya haya pasado por lo que yo paso ahora. La legitimidad que profesa un buen mentor, es un activo invaluable para aquellos que decidimos hacer empresa. No obstante, Juan Camilo me contó que Don Marcelo había fallecido en 2022. Así que me quedé con ganas de tomarme un café con él y recibir su consejo.

El segundo momento, transcurrió con Roberto durante el análisis de su vivero. Mientras tertuliábamos sobre el rescate de semillas de especies nativas y manejo que hay que dársele a las plántulas, no pude contener las ganas de seguir indagando sobre el personaje que evoca esta columna. “Roberto, cuénteme sobre Don Marcelo, por favor”. Roberto no tuvo necesidad de hacer mención verbal sobre él y su experiencia trabajando con nuestro personaje. Simplemente, me llevó a la parte trasera de la casa principal y continuó su tertulia sobre los árboles y la siembra.

Pero fue un instante en el que Roberto me dijo: “mire todos estos caracolíes y otras especies sembradas, ¿qué nota usted?”, y yo le respondí: “pues que estos están más vigorosos que los demás”, y Roberto asintió y dijo: “así es, porque estos fueron plantados por los hijos de Don Marcelo cuando él falleció, y crecen así de bien porque son el reflejo de la calidad de persona que era el Señor”. Ese instante simplemente valida que un hecho vale más que mil palabras.

Almorcé pensando en todo lo que debo mejorar como líder empresarial. El resto del día lo pasé sentado en la hamaca, mirando hacia el mar y reflexionando en cómo lograr que quienes colaboran con la construcción de un sueño como lo es restaurar ecosistemas en la Amazonía, se unan a este propósito con el cariño, admiración y respeto que Juan Camilo, Roberto, y seguramente todos los que lo conocieron, se unen al que lidera Don Marcelo.

Restaurar ecosistemas degradados por deforestación, en zonas tan hermosas como complejas, como lo es la Amazonía, me pregunto: ¿cómo lograr inspirar en los demás este propósito tan necesario y urgente para la humanidad? Y si bien son varios determinantes para lograrlo, inspirar respeto es fundamental gracias a las virtudes que tenía Don Marcelo como la disciplina, el buen ejemplo y sobre todo, la serenidad y la calma para sortear los momentos retadores (así lo recalcó también su sobrina, Juanita León, en la siguiente gran columna-tributo a su Tío que recomiendo leer -leer la columna-).

Me quedé con ganas de hablar con Don Marcelo, pero estos dos instantes del sábado 18 de noviembre fueron suficientes para generar autoreflexión sobre el tipo de liderazgo que debo y quiero fortalecer, liderazgo que, además, debería caracterizar a todas las personas que decidan hacer empresa y halar junto con su equipo hacia un norte de bienestar y progreso.

*El autor es director de Amazonía Emprende, ubicada en Florencia, Caquetá. Es una organización dedicada a implementar estrategias de restauración de ecosistemas y la recuperación de la biodiversidad, por medio de la compensación de la huella de carbono empresarial.

Por Julio Andrés Rozo*

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