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Pese al carisma que transmiten a las personas, los koalas no son tan sociables como se creería. Estos marsupiales, que reciben el nombre científico Phascolarctos cinereus, se consideran generalmente una especie solitaria, con una organización espacial marcada por una comunicación a través de sonidos.
De acuerdo con la Fundación Australiana del Koala (AKF), una organización no gubernamental dedicada a la gestión y conservación eficaz del koala y su hábitat, estos animales usan una amplia variedad de sonidos para comunicarse entre sí a través de grandes distancias. Hay un rugido profundo que es usado por los machos para expresar su posición física y social. Así se ahorran la pérdida de energía que generan las luchas.
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Al igual que en otros grupos de animales solitarios, las interacciones sociales son poco frecuentes y, a menudo, se limitan a breves encuentros de cortejo o disputas territoriales. Sin embargo, un estudio publicado recientemente en la revista científica Australian Mammalogy, documentó varias interacciones físicas y regulares en tres machos ubicados en Otway, Victoria, en el sureste Australia.
El estudio se realizó durante la temporada de reproducción de los koalas de agosto a diciembre de 2015, por parte de Darcy Watchorn, estudiante de doctorado de la Universidad Deakin e integrante de Zoos Victoria, una organización de conservación con sede en zoológicos a nivel mundial.
Durante este tiempo, a los individuos se les puso un collar que permitió hacer su monitoreo, entre las 9:00 pm y las 2:00 am, el período de máxima actividad de los koalas en la zona.
Las interacciones identificadas involucraron a tres machos subadultos de entre 3,5 y 5,5 años de edad. En el primer registro, los machos fueron observados sentados a 1 o 2 metros uno del otro en una gran rama lateral.
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Inicialmente, se observó que dos de los machos mostraban comportamientos que incluían olfateo genital y acicalamiento, mientras que el tercer macho se sentaba cerca. Las interacciones rotaron con frecuencia entre los machos durante dos horas.
En otra ocasión, dos de los tres machos de la primera interacción se volvieron a reunir durante al menos 40 minutos. Primero se observó a los koalas uno al lado del otro y se dedicaron constantemente al olfateo genital y al acicalamiento intensivo durante toda la interacción. Durante las siguientes seis semanas, dos de los tres machos se dispersaron del sitio de estudio; un comportamiento típico de los machos de esta edad.
Las razones de estos comportamientos no son conocidas con exactitud. Sin embargo, el estudio menciona que la actividad hormonal elevada en animales subadultos puede tener influencia. “La rareza de las observaciones afiliativas en koalas sugiere que hay factores más allá de los cambios hormonales subadultos que impulsan estos comportamientos”, menciona el documento.
Un factor probable es la demografía de la población. El estudio se aplicó en una población insular que se caracteriza por una baja diversidad genética y una población excesivamente sobreabundante (hay aproximadamente 15 koalas por hectárea). Según el estudio, los koalas en estos bosques suelen tener áreas de distribución pequeñas, muestran una alta fidelidad al sitio y, a menudo, son reacios a dispersarse a tipos de hábitat alternativos. Además, como mencionan en el estudio, los individuos con baja diversidad genética pueden exhibir menos agresión hacia sus congéneres.
“En estas poblaciones, donde la superposición de áreas de distribución es común, estos comportamientos pueden ayudar a reducir el estrés, establecer jerarquías de dominio y reducir los conflictos a través de la familiarización”, afirma el estudio.
Esta es la segunda vez que se documenta este tipo de comportamientos en koalas. Un estudio de 1990, que analizó una población de alta densidad informó observaciones de koalas machos subadultos que mostraban ese comportamiento. Si bien estos no fueron descritos en detalle, el autor sugirió que “... los machos jóvenes parecían buscar la compañía de otros machos jóvenes...”, y que no hay agresión en estas interacciones.
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