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El Instituto Humboldt celebra 30 años como un actor clave en la generación y divulgación del conocimiento sobre biodiversidad, promoviendo la ciencia como una herramienta esencial para enfrentar los retos ambientales de Colombia y el planeta. Para conmemorar estas tres décadas, y su compromiso en los próximos 30 años, hicimos un recorrido para conocer el trabajo que realizan en pro de la gestión y uso sostenible de la biodiversidad.
El Instituto Humboldt nació con el objetivo de contribuir a llenar el vacío de conocimiento que tenemos de la biodiversidad en el país y las formas en que podemos convivir y aprender de la naturaleza.
En esa línea, el Instituto, que forma parte del Sistema Nacional Ambiental, ha tejido, a través de una serie de alianzas con otras entidades y actores, un largo recorrido que ha transformado el país a través de conocimiento. Para esto, el Instituto ha concentrado sus esfuerzos en la gestión y colección de especies, los estudios socioecológicos, la bioeconomía, las soluciones basadas en la naturaleza, la información científica y los datos abiertos, así como en la apropiación social del conocimiento, entre otros.
Como cuenta Hernando García Martínez, director general del Instituto Humboldt, una de las estrategias claves para alcanzar sus objetivos ha sido que la ciencia sea un proceso participativo, en el que actúan las comunidades locales pensando en su desarrollo.
“El Instituto se ha consolidado como un referente en este campo, trabajando de manera articulada con las comunidades locales, los gobiernos indígenas, campesinos y afrocolombianos”, afirma García Martínez.
Conocimiento que incide
Colombia se enfrenta a uno de sus mayores desafíos, que es tomar decisiones claves para la conservación de la biodiversidad y su sostenibilidad. En este escenario, el Instituto Humboldt cumple un papel crucial al conectar el conocimiento científico con las discusiones más relevantes sobre el futuro del país.
En ese sentido, como afirma Gisele Didier, directora de Conocimiento, no todo han sido respuestas en este recorrido. “Nos hemos planteado una pregunta clave: ¿qué hacer con lo que investigamos y cuál debe ser el impacto de ese conocimiento? Fue así como el Instituto se transformó en un actor fundamental en la interfaz entre el conocimiento científico y la incidencia política”, asegura Gisele Didier.
Esta visión ha llevado al Instituto a estar presente en diferentes comités y organizaciones de base científica en el mundo y Colombia, en los que aporta el mejor conocimiento posible para la toma de decisiones. Y, además, se ha convertido en un impulsor de datos e información abierta. En la actualidad, el SiB, coordinado por el Instituto, lidera la mayor red de datos sobre biodiversidad del país, en donde aportan datos más de 240 organizaciones.
En este mismo camino se ha tejido una apuesta clave para la conservación que se centra en la gente: la diversificación de experiencias dirigidas a públicos no expertos para acercar el conocimiento sobre la biodiversidad a las personas. Esto busca influir en los sistemas de valores de la sociedad y a posicionar a Colombia como el país de la biodiversidad en la conciencia colectiva.
“Somos conscientes de la importancia y la responsabilidad que implica acercar el conocimiento científico a las personas. Por eso trabajamos constantemente en nuevas narrativas y formatos que permitan a la gente conectarse, reconocer y valorar el entorno natural en el que habita. Colombia es un país con un capital natural extraordinario”, explica Alicia Lozano Vila, directora de Relacionamiento del Instituto.
Esta conmemoración también es un momento de reflexión para entender el papel que desempeñan y deben seguir cumpliendo los institutos de investigación como aliados claves en la gestión de la biodiversidad de Colombia y el mundo.
