Es sábado, nueve de la mañana, las productoras de guanábana de la asociación Asomufres de Fresno, Tolima, se reúnen para trabajar en la vereda la Sierra, ubicada en un terreno montañoso que se destaca por un paisaje verdoso, adornado por los árboles de plátano, aguacate, café, cacao y, por supuesto, el guanábano.
Fue a inicios de abril de 2024 cuando recibieron una biofábrica, con el apoyo del Programa de Desarrollo Rural con Enfoque Territorial (DRET II) y la Asociación Hortifrutícola de Colombia - Asohofrucol, para que elaboraran bioinsumos para sus cultivos, cuidando del suelo, el agua, la flora y la fauna de sus tierras, y teniendo en cuenta el impacto que genera la agricultura en el medio ambiente.
“¡Esto ha sido todo un sueño!”, asegura Gloria Lotero, representante legal de la asociación, quien a sus 67 años siempre creyó en la posibilidad de ayudar a las mujeres campesinas de su región a salir adelante. Fue así como en el año 2010, ocupando un puesto en el consejo local, propuso la creación de la asociación y convocó a 53 mujeres que tenían habilidades en bordado, tejido con mostacillas, checas y manualidades en guadua para capacitarlas en una actividad que les permitiera generar ingresos propios dado que sus esposos, cabezas de hogar, se dedicaban principalmente a las labores agrícolas.
Sin embargo, en el 2019 surgió una alianza productiva centrada en la pulpa de guanábana. Ante el desperdicio de fruta madura en las fincas, comenzaron a transformarla en postres, tortas y helados, abriendo nuevas oportunidades de negocio y aprovechamiento de recursos locales.
Consuelo Lotero, hermana de Gloria, relata cómo “en ese instante se consolidó de nuevo la asociación, con 40 socias productoras de guanábana distribuidas en diez veredas del municipio de Fresno. Somos mujeres entre los 30 y 70 años, quienes actualmente participamos del proyecto de la biofábrica; tenemos un firme compromiso con la agricultura sostenible, gracias a las capacitaciones recibidas por parte de Asohofrucol en el modelo de ‘Agricultura Tropical’1. Así que, nuestro objetivo es lograr una producción de guanábana orgánica para los mercados y, además, tenemos planeado crear una marca de infusiones con las hojas de guanábana, aprovechando sus propiedades anticancerígenas”.
Reducción de costos gracias a la agroecología
Un estudio realizado por Asohofrucol sobre las fases de producción de la guanábana en la región para el año 2023, en sistemas convencionales y agroecológicos, revela una mayor participación de los insumos químicos en un sistema convencional el cual fue del 46.1% frente a un 18.6% en el sistema agroecológico, evidenciando así un menor costo con la utilización de insumos biopreparados con respecto a los insumos que utilizan síntesis química. Además, el sistema agroecológico ofrece beneficios significativos para los agricultores, debido a que los costos de producción son más bajos, lo que se traduce en un mercado más estable y saludable.
Cabe resaltar que, en el campo colombiano, los esquemas asociativos permiten a los pequeños agricultores unir fuerzas para establecer y operar las biofábricas que son espacios donde comparten recursos y conocimientos. Esta forma de organización impacta en la reducción los costos de producción individuales de cada agricultor, además, fomenta el intercambio de experiencias y la adopción de mejores prácticas agrícolas.
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La determinación y la participación de cada una de las mujeres permitió que Asohofrucol postulará a la asociación en el proyecto de cooperación internacional: “Biofábricas para la Agricultura Campesina, Familiar y Comunitaria – ACFC”, en el marco de la estrategia de Rutas Territoriales de política pública del programa de Desarrollo Rural con Enfoque Territorial (DRET II), de la Unión Europea, la Agencia Italiana de Cooperación para el Desarrollo (AICS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
“Gracias a esta vinculación, nos construyeron una biofábrica para trabajar la producción de guanábana orgánica, libre de químicos; es nuestro espacio de trabajo donde ponemos en práctica lo que hemos aprendido en las escuelas de conocimiento y en los talleres de elaboración de biopreparados” asegura Gloria.
Las biofábricas son centros especializados en la producción de insumos orgánicos para la agricultura, tales como abonos, fertilizantes y acondicionadores de suelo; estas instalaciones operan bajo estándares técnicos específicos y deben cumplir con regulaciones establecidas para garantizar la calidad y seguridad de sus productos, el objetivo principal es proporcionar a los agricultores alternativas sostenibles a los insumos químicos convencionales, fomentando así la salud del suelo y la biodiversidad, jugando un papel crucial en la promoción de la agroecología.
Según datos del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, hasta la fecha se han establecido más de 200 biofábricas en todo el país, con una inversión total de más de cinco millones de dólares.
Por otra parte, en el enfoque organizativo, dentro del marco del proyecto piloto se creó un Plan de administración y mantenimiento de la Biofábrica “Asomufres”, con el objetivo de establecer lineamientos para el correcto manejo de los bioinsumos (biofermentos, acondicionadores de los suelos, biopreparados y caldos minerales), estableciendo todos los requisitos para almacenamiento, elaboración, manipulación y usos de estos, asegurando que los procesos sean legalmente justos para todas.
Teniendo en cuenta el enfoque ambiental del proyecto, una agricultura ecológicamente viable utiliza los recursos que provee la misma zona (microorganismos de bosque, rastrojo, hierba y residuos vegetales, entre otros). Por ello, el prototipo de biofábrica busca fomentar la transferencia de tecnología y realizar un manejo adecuado del agua, integrando el almacenamiento y la recolección de las aguas lluvias en un tanque con capacidad de 2.000 litros, que es usado para proveer el recurso hídrico requerido en la elaboración de biopreparados.
Adicionalmente, propone la integración de un módulo de dos camas de lombricultivo, con un sistema de recolección de lixiviados que permitirán la producción de abono líquido de lombriz y la producción de cerca de 1,25 toneladas mensuales de lombricompuesto que se adaptan a las condiciones propias del territorio. Por otro lado, Gloria cuenta que: “El residuo sobrante del caldo sulfocálcico (fungicida elaborado de azufre y cal), es usado para cicatrizar los árboles podados o se ofrecen para los palos de aguacate de las personas de comunidad”.
Con la aplicación de biopreparados se ha logrado una reducción de costos en los insumos, según las estadísticas del Plan Nacional de Fomento Hortofrutícola, las líneas de producción del Tolima disminuyeron los gastos entre el 54% y el 39% respectivamente. Mariela Lotero, productora asociada, cuenta: “Yo soy bacterióloga, trabajaba en Medellín hasta que llegó la pandemia y me tocó devolverme a la finca. Aquí tengo una hectárea de guanábana, y con esos precios de los insumos tan costosos, me tocó empezar a producir los abonos orgánicos que nos enseñaban los ingenieros de Asohofruco l. Elaboramos caldo super magro (biofertilizante) y sulfocálcico, por un valor mucho menor a los químicos que antes usaba, además pude cosechar un alimento más sano y limpio”.
Aporte Regional a la Construcción de Política Pública de Agroecología
La creciente importancia de la agroecología en Colombia ha impulsado la formulación de políticas públicas que promueven su desarrollo y adopción. La agroecología, como enfoque holístico de la agricultura, busca integrar prácticas sostenibles y socialmente justas en todas las etapas de la producción agrícola. En este sentido, la implementación de biofábricas se alinea perfectamente con los objetivos de la política de agroecología, ofreciendo soluciones concretas para la transición hacia sistemas alimentarios más resilientes y equitativos.
Según datos del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, en Colombia el 80% de los municipios cuentan actualmente con programas de apoyo a la agricultura sostenible, que incluyen acciones hacia la implementación de prácticas agroecológicas y el establecimiento de biofábricas.
Desde el Programa DRET II se está implementando el diseño, construcción y fortalecimiento de políticas públicas para el sector de agricultura y el sector ambiente en Colombia, pero también trabaja el enfoque territorial a través de aliados estratégicos, como Asohofrucol para dar alcance a la implementación de estas políticas en las regiones y con las comunidades rurales que los directos beneficiados.
Con este proyecto piloto, en Fresno Tolima, se buscó que en el marco del Programa DRET II y con la implementación de Asohofrucol, se lograran dejar soluciones concretas que fomenten la transición hacia la agroecología dentro de un esquema asociativo, logrando generar el empoderamiento de la organización participante frente al modelo de la biofábrica.
En conclusión, las biofábricas representan una oportunidad única para transformar la agricultura colombiana hacia un modelo más sostenible y justo. A través de la producción de insumos orgánicos y la promoción de prácticas agroecológicas, estas instalaciones permiten mejorar la productividad y la rentabilidad de los agricultores, además, contribuyen a la conservación del medio ambiente y al bienestar de las comunidades rurales. En Colombia, un país rico en biodiversidad y cultura agrícola, estas instalaciones se convierten en una herramienta invaluable para construir un futuro más próspero y sostenible para todos.
*Contenido hecho para el Programa DRET II