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En un sector donde más del 80 % de los trabajadores son hombres y la participación femenina históricamente ha sido escasa, una iniciativa liderada por mujeres está transformando las reglas del juego.
En el marco del Congreso Nacional de Minería, que se desarrolló esta semana en Cartagena, Women in Mind (WIN) presentó oficialmente el Protocolo de Prevención de Acoso Sexual Laboral, una herramienta pionera diseñada para erradicar una de las formas más silenciadas de violencia en el entorno minero.
Por primera vez en Colombia, se lanza un protocolo específico para promover espacios de trabajo seguros, inclusivos y libres de violencia, con enfoque diferencial y aplicable a toda la cadena productiva del sector.
La propuesta fue desarrollada en alianza con Cerro Matoso S.A, una de las empresas mineras con mayor experiencia en gestión de integridad y seguridad. Su objetivo no es solo prevenir el acoso, sino también garantizar que las personas afectadas reciban atención oportuna, sin revictimización, y lograr que las organizaciones asuman su responsabilidad bajo una política de cero tolerancia.
Según estudios del sector, la participación de mujeres en la industria minera se sitúa entre el 13 % y el 15 %, una cifra que refleja tanto barreras estructurales como culturales. Frente a este panorama, WIN —organización que impulsa la equidad de género en minería— insiste en que la inclusión debe ir acompañada de condiciones seguras.
“Estamos promoviendo la participación de más mujeres en minería, pero no podemos hacerlo sin garantizar que se sientan seguras, respetadas e incluidas”, afirmó Renata Brun, miembro del consejo directivo de Women in Mind, en entrevista con El Espectador.
“Cuando más mujeres ingresan a espacios tradicionalmente masculinizados, también aumenta el riesgo de que sean vulneradas. Por eso, la seguridad no es un complemento: es una condición indispensable”. agregó.
Cambiar la cultura: el mayor reto y un gran desafío
El protocolo, socializado con gremios, empresas y autoridades del sector, establece lineamientos claros que refuerzan la política de tolerancia cero y garantizan que todas las personas —sin importar su cargo, tipo de contrato o identidad de género— puedan trabajar en condiciones de respeto y equidad.
Un indicador clave de éxito será el aumento en las denuncias: no porque haya más acoso, sino porque las personas se sentirán más seguras para hablar. “Que se activen los canales de denuncia es una señal de confianza, no de caos”, subrayó Renata Brun.
Mujeres y los mitos del socavón
La presencia de mujeres en la minería ha sido históricamente limitada por barreras culturales, sociales y legales. Hasta 2018, el Código Sustantivo del Trabajo prohibía el empleo de mujeres en labores subterráneas y peligrosas, una restricción declarada inconstitucional por la Corte Constitucional, que la calificó como una forma de discriminación estructural.
Hace tres años, El Espectador publicó el testimonio de Carolina Porras, trabaja como patiera y supervisora en una mina de carbón en Cucunubá, Cundinamarca, a 88 kilómetros de Bogotá. Su historia refleja el esfuerzo, el orgullo y los sacrificios de muchas mujeres que han ganado su lugar en este sector.
“La minería es dura, pero es bonita. Yo me siento muy orgullosa de ser minera. Este trabajo me gusta, es algo que me llena”, dijo Porras. “Claro que ha habido muchos obstáculos; uno de ellos es haber dejado solos a mis hijos tanto tiempo y no poder compartir con ellos como lo haría cualquier otra mamá, que está lavando, cocinando y planchando. Tenía dos caminos: quedarme en mi casa y que mis hijos se murieran de hambre, o venirme a trabajar y tener cómo llevarles de comer. Elegí el segundo”.
Desde el patio de la mina, mientras selecciona el carbón de mejor calidad entre rocas de diferentes tonalidades, Porras explica con precisión técnica: “Hay cuatro clases de roca: una que es parecida al carbón, pero brilla más y es más delgada; la otra es amarilla; hay otra que es blanca; y la que es el ‘carbón piedro’, que es mitad carbón y mitad roca. Cuando comienza a salir el carbón, se va cogiendo uno tras otro para no dejarlos acumular, ya que algunos vienen contaminados”.
Hacia una minería más inclusiva, el Banco Mundial, a través del Fondo Fiduciario de Apoyo Programático Global a las Industrias Extractivas (EGPS), impulsa iniciativas para cerrar la brecha de género en la minería. En un artículo publicado en World Bank Blogs, se destaca la importancia de crear entornos que faciliten la participación de las mujeres mediante capacitación, desarrollo de capacidades y creación de cooperativas.
“Nos centramos en crear entornos que faciliten la participación de las mujeres mediante la capacitación, el desarrollo de capacidades y el establecimiento de cooperativas y asociaciones empresariales de mujeres mineras”, señala el documento.
Además, se insta a gobiernos e industria a adoptar la diversidad de género como un pilar estratégico. “Esto es fundamental para impulsar una mayor productividad, mejorar la seguridad y fortalecer la reputación de la industria minera mundial. Juntos, podemos construir un futuro más sostenible y equitativo tanto para los países ricos en minerales como para las mujeres mineras”.
En el marco legal y evidencia, la violencia y el acoso en el mundo del trabajo son reconocidos por el Convenio 190 de la OIT, como una amenaza para la igualdad de oportunidades y el trabajo decente. En Colombia, la Ley 2365 de 202, establece la prevención, protección y atención del acoso sexual en el ámbito laboral, obligando a las empresas a adoptar medidas concretas.
Según el estudio Diversity Wins: How Inclusion Matters de McKinsey, las organizaciones que implementan protocolos claros y capacitación continua reducen hasta en un 50 % la incidencia de casos reportados, lo que convierte a esta herramienta en un referente estratégico para el sector empresarial.
El camino por recorrer
El Congreso Nacional de Minería concluyó este viernes, pero para WIN el trabajo apenas comienza. Jackeline Henao Bustos, vicepresidenta de la organización y cofundadora de Women in Mining Colombia (WIM), destacó que la presentación del protocolo fue un espacio de sensibilización y conocimiento.
“El foco ahora es promover el protocolo a lo largo y ancho del país. La minería no se desarrolla solo en ciudades principales. Queremos llegar a las regiones, a esos entornos tradicionalmente masculinizados, donde necesitamos hacer esta sensibilización y que se entienda la diferencia entre acoso laboral y acoso sexual laboral”, puntualizó.
Aunque el avance es significativo, agrega, “esto es un grano de arena. Es un protocolo que queremos dejarle a las empresas y a las comunidades mineras para que lo empiecen a implementar y empecemos a cambiar ese paradigma que dice que la minería es solo para hombres”.